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La mañana había empezado nublada y grisácea en Birmingham, hacía frío, el ambiente estaba lleno de humo, olor a caballo y a residuos. Cuanto extrañaba Aurora Francia, el sol radiante desde bien temprano, la alegría de escuchar a los niños riendo y correteando por la calle con seguridad, el olor a tulipanes. Ahora tenía que estar cubriendo sus espaldas por si a ese tal Billy Kimber le apetecía acabar con su vida.
El camino hasta el Garrison desde su casa no era demasiado largo, aunque igualmente usaba su coche, también por su seguridad. La castaña era consciente de que llegaba tarde a la reunión en el pub con los Peaky Blinders pero no le importaba. Ella siempre decía que lo bueno se hacía esperar, no iba a ser menos porque Tommy Shelby quisiera.
La puerta se abrió, provocando que todos los clientes ocupando sus respectivas mesas se giraran para observar a tan llamativa mujer; la castaña ni siquiera observó a nadie, siguió su camino con la vista clavada en la barra, totalmente segura de sí misma. Allí detrás estaba Grace, aquella chica rubia que traía loco al cabecilla de los Shelby, después de todo conocía muy bien a Thomas, no podían engañarse el uno al otro. Le dedicó una pequeña y no muy sincera sonrisa a propósito, luego se adentró en la sala de reuniones.
─── Llegas tarde, Aurora. Pensábamos que ya no venías.
─── Soy consciente de que llego tarde, caballeros, mis sinceras disculpas por ello pero tuve algunos imprevistos. ───todos a sintieron con su cabeza, Arthur le dedicó una sonrisa orgullosa mientras que aquellos ojos azules pertenecientes al cabecilla de la familia le observaban como si estuviera juzgándole mientras ella se deshacía de su chaqueta───. ¿Por qué no iba a venir? No podría perderme esta reunión ni aunque...
