𝑨𝑪𝑻 𝑰

4.6K 151 12
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

♛

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los desenlaces matrimoniales suelen ser algo que celebrar, una ceremonia en la que todos bailan felices, comen, beben y festejan. Y fue exactamente así para John, aunque solo se limitaba a seguir las ordenes que su hermano Tommy le indicó aunque no quisiera, no podía hacer nada por romper ese matrimonio y era más que consciente; Martha era una chica joven y guapa sin lugar a dudas. Sus ojos oscuros al igual que su melena ondulada, junto a unas simpáticas pecas resaltaban por su nariz, al igual que Aurora pero sin ser comparable con ella. Se imaginó mil veces y de miles maneras diferentes cómo sería su boda, a pesar de no ser algo que le hiciera extrema ilusión, siempre había creído que sería perfecta si se casaba con Aurora pero eso no ocurrió, porque en lugar de que ella estuviera en un altar, una desconocida ocupaba su lugar. Se acordó de ella durante todo el día, deseando poder ser a ella a quien besaba jurándole su amor eterno y su compromiso, a quien amaría por siempre pero sabía de sobra que ella justo en esos instantes estaba en Francia, en su nuevo hogar, ella sola.

Y no es que le preocupara en exceso, era consciente de que sabía bien como cuidarse y por una parte se alegraba de que ella no estuviera allí porque entonces aquel momento sería muchísimo peor para él, ver a alguien que amas casándose con otra persona debìa ser horrible; y lo decía alguien que tuvo esa pesadilla repetidas veces con la persona que consideraba su otra mitad desde que era extremadamente joven. Pero por otro lado, le echaba de menos, veía a Aurora en cada esquina a la que miraba, añoraba su presencia y extrañaba muchísimo escuchar su risa que parecía una angelical melodía, incluso echaba de menos poder verla enfadada, oír como le gritaba cuando llegaba tarde a alguna reunión familiar en la que ella también estaba y volvía borracho, drogado. Cuando volvía en sí se comía todos sus insultos y todos sus argumentos que reforzaban que llevaba razón, fue capaz de dejar la nieve por ella pero ahora que no estaba, sabía que iba a recaer otra vez. Era cuestión de tiempo.

── ¿Más whisky? ──Preguntó Arthur sentándose al lado de su hermano con sus larguiruchas piernas abiertas y su pelo despeinado, vertió hasta arriba la bebida alcohólica en un vaso y se lo tendió al menor; sirviéndose uno para sí mismo después.

John terminó con el contenido de un trago y suspiró, entonces sus ojos celestes siguieron el camino de gente borracha hasta su nueva mujer, Martha se veía realmente hermosa con ese vestido blanco y los mechones de su melena castaña saliéndose de su ya despeinado recogido.

── Es guapa y joven, tienes suerte. Seguro que te da muchos hijos, además... sabe como divertirse. ── Arthur encendió un cigarro, tratando de animar a su hermano pequeño a sobrellevar la situación lo mejor que pudiera.

── Sí, sí que lo es. Bastante...

Su respuesta no fue nada convincente, y no por las palabras que utilizó, más bien por la forma en la que agachó su rostro para mirar al suelo mientras le daba una calada al cigarro que le arrebató a su hermano, al que era como su alma gemela. Mas que Tommy, y sobre todo después de lo ocurrido.

── Pero nada comparado a Aurora, ¿me equivoco?

Las cejas del mayor se alzaron con los ojos llenos de compasión por John, era el más apegado a él pero no hacía falta serlo como para saber cómo de enamorados estaban el uno del otro. Y también sabía que John nunca sintió por nadie lo que sintió por ella. Al novio no le sorprendió aquella pregunta de Arthur, incluso se alegraba de que alguien en esa farsa de boda se interesara por su estado de ánimo después de lo ocurrido; porque ni siquiera Tommy, que fue el culpable de aquello, tuvo el valor de preguntarle.

El aludido negó con la cabeza una vez más, volviendo a reincorporarse. Tenía un par de botones abiertos en su camisa y no tenía ni la menor idea de donde estaba su chaqueta pero tampoco era de sus mayores preocupaciones; el pelo lo tenía algo alborotado a pesar de tenerlo extremadamente corto.

── Nada ni nadie hará que me olvide de Aurora nunca, ni Martha ni otra, si es que viene. Sabes que nunca he tenido ojos para nadie más, aunque estemos a kilómetros de distancia mi amor por ella va a seguir intacto. Y nunca voy a poder perdonar a Tommy por esto que ha hecho, los negocios antes que la familia, y con ellos su egoísmo.

── Tommy se ha equivocado pero lo ha hecho por lo de siempre John, para mantener a nuestra familia a salvo, ser respetados. ──Le indicó, colocando una mano en su hombro en señal de apoyo, para señalar a una chica de pelo corto y ojos oscuros, bailando y riendo sin parar──. Ada, entre otros muchos más.

Una suave y pequeña sonrisa acompañó el rostro joven del Shelby que hacía pocas horas que se había casado al ver a su hermanita bailar y pasárselo bien.

── Mataría por mi familia, haría todo lo que fuera posible por ella y lo estoy haciendo, ¿no? ──Aseguró, señalándose a sí mismo──. A lo que me quiero referir es que siempre pagamos los demás, si tanto desea protegernos, ¿por qué no se ha casado él, hm?

Ante sus palabras, Arthur no tuvo otra cosa que hacer que guardar silencio, porque llevaba toda la razón del mundo. Tommy podría haberse casado él mismo para solucionar el problema entre familias, no tenía ningún interés amoroso, no estaba enamorado absolutamente de nadie; y aún así prefirió casar al único hermano que sí tenía a alguien cercano y próximo a ser su pareja. Había sido muy injusto, egoísta, pero también estaba casi seguro al cien por cien de que se arrepentía después de todo, pero ya no podía volver el tiempo atrás.

Los dos guardaron silencio durante un prolongado momento, se miraron unos instantes después y ambos se sonrieron. A John le alegraba saber que después de todo, después de aquellos días en los que había sufrido, tenía a Arthur a su lado, quien ahora dejaba unos golpes en su rostro de manera amigable.

── Venga, ve a bailar con tu mujer y a emborracharnos, que le den al trabajo. Somos los jodidos Peaky Blinders.

── Así se habla, hermanito.

Ambos varones se levantaron, todos sabían que eran inseparables y es que incluso al caminar se les notaba el parecido. Cuantas noches habían pasado juntos hablando de Aurora entre alcohol y cigarros, hablando de temas del trabajo y de lo bellas que eran todas las mujeres en general. Y fue gracias a Arthur que John pudo terminar el día de su boda con una sonrisa en la cara.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐀 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄 𝐘 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎  ───  𝙅𝙤𝙝𝙣 𝙎𝙝𝙚𝙡𝙗𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora