¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
♛
El Garrison estaba tranquilo a esas horas del mediodía cuando ni siquiera marcaban las una de la tarde. John Shelby se encontraba sentado en la sala donde solían reunirse los Peaky Blinders fumando un cigarrillo, acompañado de Arthur en completo silencio. Era raro que ambos estuvieran callados, pero el menor realmente parecía lo suficientemente preocupado por su situación como para guardar silencio, su mente estaba demasiado ocupada en eso y lo ocurrido aquella mañana.
Poco tiempo después llegaron Polly y Thomas, asistiendo a la reunión que el rubio organizó.
─── No puedo con la situación. Mis hijos me vacilan y se tiran paseando descalzos con los perros hasta las tantas de la madrugada. ───Comentó un John demasiado apagado.
─── Arthur, dale diez chelines para zapatos. ¿Eso es todo? ───Dijo el pelinegro de pie, detrás del ojiverde.
─── Si sé eso ni siquiera te habría dicho que vinieras, Thomas. ───Le reprendió tía Polly, con su típico instinto maternal.
─── No, lo que digo es que necesito a alguien que me ayude. Por eso voy a casarme.
El silencio cayó de golpe en la sala, mirándose unos a otros. Arthur se quedó estático en su sitio, buscando la forma de sentarse bien sobre la silla, de lo más incómodo en pensar en Aurora. A Polly se le desencajaron los labios, no quería volver a repetir esa pesadilla. Y a pesar de no expresarlo, a Thomas no le agradaba la idea al igual que su tía y su hermano mayor.
