𝑨𝑪𝑻 𝑽𝑰𝑰𝑰

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Las uñas del color burdeos se clavaban en la espalda blanca como la nieve de John una y otra vez haciendo que la excitación y el placer los envolviera en una intensa ola invisible de fuego mientras los muelles del colchón resonaban de manera discreta por toda la habitación.

─── ¡Papá, Richard ha vuelto a hacerse pipí encima!

La voz de la pequeña hija del Shelby hizo reír a Aurora y a su progenitor sobre ella, moviendo su cintura una y otra vez de manera placentera para ambos entre besos y muestras de amor con palabras.

─── ¡Ahora voy!

La castaña se impulsó para rodar sobre la cama y quedar sobre él, fueron pocos los segundos que el varón tardó en posar las manos sobre la que estaba seguro que sería su futura esposa, clavando los dedos en sus caderas ante sus movimientos que le arrancaban jadeos, necesitándola más cerca.

La puerta de la habitación quiso ser abierta, pero el cerrojo lo impidió e hizo que la persona al otro lado no tuviera de otra que esperar. La pareja no estaba dispuesta a parar, de hecho, los movimientos femeninos fueron más intensos y rápidos, ambos manteniéndose en lo más silencio que podían. Pero entonces unos golpecitos contra la madera volvieron a interrumpirles.

─── Abrid la puerta.

La voz de Thomas arrastrando las palabras hizo que la mujer resoplara y se separara de John, haciendo que este le regalara un puchero a forma de súplica. Relish no pudo evitar reír enternecida, dejando un pequeño beso en sus labios con cariño mientras cubría su cuerpo con una bata de seda del mismo color que sus uñas.

𝐀 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄 𝐘 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎  ───  𝙅𝙤𝙝𝙣 𝙎𝙝𝙚𝙡𝙗𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora