Septiembre de 1996.
—¡Mamá, mamá! —los gritos de Thomas Johnson retumbaron en el lago Big Bear esa mañana de principios de otoño.
Thomas, un niño de diez años, extremadamente delgado y demasiado alto para los años que tenía, corría a toda prisa en medio del bosque, mientras dejaba escapar su aliento en cada zancada. La pequeña cabaña que su familia había alquilado para pasar el fin de semana, con la intención de pescar y cazar liebres o algún que otro venado, parecía no aparecer nunca ante sus ojos. Cuando por fin la divisó, tampoco aminoró la marcha.
Emily, su hermana mayor, le salió al encuentro.
—¡Por Dios, Tommy! ¡Vas a alarmar a todo el mundo! —le gritó y frunció el ceño.
Antes de subir los escalones de madera, Tommy se detuvo en seco para poder recuperar el aire.
— Dónde está mamá? —Tommy hizo caso omiso a las quejas de su hermana y se escabulló en la cabaña antes de que ella lograra sujetarlo por el brazo. Corrió hacia la cocina y se abalanzó sobre el regazo de su madre.—¡Tommy, cariño! ¿Qué sucede? ¡Tu padre y yo pensábamos que estabas peleando con tu hermana!
Olivia Johnson acomodó los mechones rojizos de su hijo más pequeño detrás de sus orejas, y le apoyó una mano en el pecho.
—¡Tú corazón está realmente acelerado! —dijo, y comenzó a preocuparse, sin duda, no se trataba de ninguna de las rabietas que él y Emily estaban acostumbrados a tener.
—¿Qué sucede, Tommy? —preguntó su padre mientras probaba un pedazo de pastel—. Creía que ibas a poner algunos señuelos esta mañana, estoy ansioso por ir a cazar.
Tommy respiró hondo y lanzó sendas miradas a sus padres.
—¡Mamá, papá! —Estiró el brazo y señaló hacia fuera—. ¡Hay una joven allí, creo que está muerta!
William Johnson se levantó de un salto, y la silla terminó estrellándose contra el suelo.
—Tommy, ¿que dices?
—¡La he visto, papá! —aseguró y abrió sus ojos azules como platos.
Olivia lo sujetó de los hombros y lo obligó a mirarla.
—¿Dónde?
—En el bosque, junto al tronco caído —explicó.
Olivia y su esposo se miraron un instante, ambos eran conscientes de que Tommy tenía una imaginación bastante activa, pero también sabían que su hijo jamás inventaría semejante historia, solo con la intención de jugar con ellos.
—Será mejor que vayamos a echar un vistazo. —William se puso su viejo sombrero de fieltro y, tras de pedirle a su esposa que se quedase con Emily en la cabaña, tomo la escopeta que colgaba de la pared y salió en compañía de su hijo.
Padre e hijo caminaban rápido por el sendero donde, segundos antes, Tommy había aparecido corriendo desesperado. Iban impulsados, sobre todo, por la ansiedad de descubrir lo que les estaría esperando en medio de aquel bosque.
—Ya falta poco —murmuró William y se abrió camino a través de unos matorrales—. ¿Estás seguro de que era por aquí?
—Sí, papá. —Tommy se puso la mano sobre la frente porque los rayos de sol le estaban dificultando la visión—. Estaba allí, junto al árbol caído.
Cuando por fin el árbol al que Tommy se refería apareció ante sus ojos, William Johnson se sintió embargado por una sensación inquietante.
¿Y si la muchacha que Tommy había visto estaba muerta? No quería ni siquiera pensar en esa posibilidad. Lanzo un vistazo a su hijo y, con ambas manos, apretó la escopeta contra su pecho. Se cercioró de que estuviera cargada y lista para ser usada, en caso de necesitarlo. Cualquier cosa podía suceder en un lugar apartado como aquel. No habían visto a ningún excursionista ni a ningún cazador desde la tarde anterior, y no estaba dispuesto a arriesgar la vida de su familia ni la suya.
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Nomeolvides (Adaptación JELSA)
FanfictionUna noche de verano, Elsa Arendelle fue secuestrada. Tres meses más tarde, una familia la encontró inconsciente en un bosque que rodeaba al lago Big Bear, en California. Después de ser llevada de urgencia al hospital, Elsa recupera el conocimiento...