Elsa le escuchó dar algunas instrucciones a su compañera a través de su teléfono móvil mientras esperaban en el hall de la clínica. Cuando dio por terminada la conversación, ella le hizo la pregunta que la había estado torturando desde la llamada de la enfermera de Norte Frost.—Jack. —Lo obligó a mirarla a los ojos—. ¿Qué sucede?
Jackson agachó la mirada. No quería angustiarla más, pero no podía excluirla de todo aquello; después de todo, ella era la principal afectada.
—Es él, Elsa. —Alzó sus ojos hacia Elsa.
Un terror ya familiar se apoderó de ella.
—¿Le ha hecho daño a tu padre?
—No, no, tranquilízate. Mi padre está bien.
—Señor Frost, su padre lo espera en su habitación.
Jackson ni siquiera se lo preguntó, sabía que Elsa iría con él. Entraron en la habitación que desde hacía casi tres años ocupaba Norte Frost en aquella clínica de reposo.
Lo encontraron recostado en su cama; llevaba una bata y cuando notó su presencia los contempló.
—Jackson.
—Papá, aquí estoy. —Se acercó y se sentó en el borde de la cama.
Elsa prefirió quedarse junto a la puerta.
Norte Frost desvió la mirada hacia ella. Esbozó una tímida sonrisa cuando la reconoció.
—Elsa —murmuró.
—Sí, papá. Elsa ha querido acompañarme. —Jackson se giró y le tendió la mano—. Ven, acércate.
Ella tomó su mano y avanzó lentamente hacia él. Contempló al hombre que yacía en la cama de aquella habitación y que, cuatro años atrás, había tenido la desagradable tarea de comunicarle lo que le había sucedido para sacarla de su confusión. En aquella ocasión era ella quien estaba tendida en la cama de un hospital y se recuperaba de sus heridas y del deterioro general que había sufrido durante su secuestro.
Norte Frost ya no era el mismo; poco quedaba de aquel hombre que la había tratado con tanto cariño y que le había prometido encontrar al hombre que le había hecho tanto daño.
Él extendió su mano regordeta y Elsa la estrechó con fuerza.
—Hola, señor Frost. Ha pasado mucho tiempo —dijo y contuvo la emoción. No era solo el hecho de volver a verlo; era el padre de Jackson y le dolía saber que se encontraba en aquellas condiciones.
—Cuatro años.
Elsa asintió. No supo qué hacer ni qué decir cuando, de repente, él comenzó a llorar.
—¡Papá, tranquilízate! Estamos contigo. —Jackson se puso de pie de inmediato y se arrodilló a un lado de la cama.
A Elsa se le estrujó el corazón al ser testigo de cómo Jackson sufría por su padre. Quería contenerlo y consolarlo, pero se sentía impotente por no poder hacer nada por él.
Norte Frost levantó la mano y su dedo índice señaló hacia una pequeña mesa ubicada frente a la ventana. Ni Elsa ni Jackson le habían prestado atención desde que habían entrado a la habitación.
Jackson se enderezó y fue hasta la mesa. Comprendía la angustia de su padre.
—¿Qué es? —preguntó Elsa y se acercó por detrás—. ¡Dios mío! — se llevó la mano a la boca.
Sobre la mesa, había un puzle a medio armar; faltaban algunas piezas, pero la figura que aparecía era inconfundible.
Una enorme imagen de un ramillete de nomeolvides ocupaba el centro del diseño. En la parte inferior se podían observar partes de letras en rojo. Jackson comenzó a buscar las piezas restantes y las colocó hasta completar el rompecabezas.
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Nomeolvides (Adaptación JELSA)
FanfictionUna noche de verano, Elsa Arendelle fue secuestrada. Tres meses más tarde, una familia la encontró inconsciente en un bosque que rodeaba al lago Big Bear, en California. Después de ser llevada de urgencia al hospital, Elsa recupera el conocimiento...