Un cuerpo duro aterriza sobre Louis, gruñendo, sacando todo el aire de sus pulmones. Escuchó el disparo del arma incluso con la música a todo volumen. A menudo es difícil ver entra la multitud cuando las luces te golpean en la cara. ¿Qué tan cerca estuvo él de morir? Lo único que lo mantiene en calma es saber que Harry está encima de él.
—Osito —Louis parpadea en la misma mirada oscura que lo mantiene cautivo, ¿acaso Harry le acaba de llamar Osito? —Louis.
El mencionado mira su boca moverse otra vez, sabiendo que dijo su nombre. Saca una pistola y apunta hacia arriba. Louis sigue su línea de visión mientras dispara. Observa cómo golpea el listón que sujeta las cortinas del escenario, haciéndolas caer para cubrir este mismo.
Se pone de pie y atraviesa el escenario. Tiene que correr para seguirle el ritmo a Harry cuando entran en el pasillo principal de los bastidores. Empieza a pasar por su camerino, pero Louis jala la mano de Harry. El rizado no se detiene y casi se vuelve sobre los talones, pero lo atrapa una vez más.
—Kittypuff... no me iré sin él —Harry entrelaza sus ojos con los del contrario. —Pelear conmigo solo tomará más tiempo.
—No si te cargo. —incluso mientras lo dice, alcanza el picaporte de la puerta. Todavía Louis puede escuchar los gritos provenientes de la multitud. Su estómago se revuelve y reza para que nadie salga lastimado por su culpa. —Mierda. —suelta Harry.
—¡Kittypuff! —grita Louis, tratando de correr hacia la habitación, pero Harry lo detiene, entrando primero para hacer una revisión rápida.
Las lágrimas brotan de sus ojos azules mientras mira a su alrededor. Todas las flores y jarrones fueron destruidos. Los pedazos rotos están esparcidos por todas partes. Sus peluches están destripados con sus entrañas esparcidas por el suelo.
Kittypuff asoma la cabeza por detrás del pequeño sofá de dos plazas. El castaño corre hacia él y lo agarra, nunca tuvo la sensación de alivio en su vida. No tiene tiempo de besarlo porque Harry lo saca una vez más del camerino. La gente pasa corriendo y escucha otro disparo, pero sigue moviéndose, sabiendo que Harry debe tener un plan.
El rizado atraviesa una salida de emergencia y activa la alarma. La puerta se cierra con fuerza detrás de ellos cuando el aire seco del exterior lo golpea. Un coche a mucha velocidad se acerca. Harry empuja a Louis detrás de él, manteniendo su arma fuera. El coche se detiene con un chirrido justo delante de ellos.
Louis mira alrededor de Harry cuando un hombre con una camisa negra y un par de jeans sale del automóvil y se cruza hacia la parte trasera. Harry abre la puerta del lado del pasajero.
—Entra.
Hace lo que le dicen. Este no es el momento de retroceder, y tampoco no es realmente que lo haga. Harry se inclina y le pone el cinturón de seguridad. Su mano llega a la barbilla del castaño, girando su rostro en ambos sentidos, examinándolo con delicadeza.
Cierra la puerta y rodea el auto mientras él y el otro hombre comparten algunas palabras. Luego se desliza en el asiento del conductor y comienza a manejar después de dejar caer la pistola en el asiento entre ellos junto con un teléfono.
Kittypuff se sienta en el regazo de su dueño acurrucado en una bolita. Puede sentir su cuerpecito temblar, Louis intenta calmarlo acariciándolo. Sabe que puede ser un gato duro, pero su comienzo en la vida tampoco fue el mejor.
—Está bien. Harry nos mantendrá a salvo. —le rasca debajo de la barbilla y comienza a relajarse de a poco.
Le echa un vistazo a Harry.
El ojiverde no dice una palabra mientras entra y sale de los carriles como si no fuera nada. Louis puede notar la tensión en su cuerpo a pesar de que cada uno de sus movimientos se realiza con facilidad. Le recuerda a cómo baila; conoce los movimientos y la rutina al igual que su cuerpo sabe respirar. Sin embargo, esta noche, fue diferente. Hizo lo que se suponía que debía hacer, pero estuvo al borde del miedo... y de la muerte.
Cuando llega a la autopista, su tensión finalmente se calma un poco. Sus ojos verdes van de la carretera al espejo retrovisor. El silencio se alarga mientras el coche devora kilómetros de la carretera, haciéndole preguntar a Louis a dónde se dirigen. Cuanto más se alejan del casino, más se da cuenta Louis que está solo con un hombre que no conoce. Aún así, no siente miedo. Solo la necesidad de llenar el silencio.
—No sé cómo conducir. —espeta. Harry mira en su dirección por un momento —Realmente no sé cómo hacer muchas cosas, pagar facturas, cocinar, ir al supermercado... ¿no es una locura?
—¿Mimado? —pregunta Harry y él deja caer la cabeza para concentrarse en Kittypuff, sin saber si el rizado está siendo grosero o no, es difícil de leer. A veces piensa que está celoso, que podría odiar la idea de que otros vean desnudo a Louis, pero luego se da cuenta de que puede que no quiera que tenga más admiradores.
—Supongo. —a Louis le gustaría hacer esas cosas, solo que nadie le dio la opción—. ¿Alguien se lastimó allí?
—No estoy seguro. —se encoge de hombros, no parece importarle.
Hay un aire mortal que siempre parece rodearlo. Louis está convencido de que hay una razón para esa frialdad que Harry lleva en los ojos y quiere saberlo, pero eso sería jugar con fuego y, sin duda, se quemaría.
—No voy a hacer más shows, no a riesgo de la vida de otras personas.
—Bien. Pensé que iba a ser una pelea.
Niega con la cabeza. —Pero estoy seguro de que Frankie tendrá algo que decir al respecto. Por favor, no me hagas volver.
Harry levanta la mano y le acaricia la mejilla con el pulgar. Su mirada seria desapareció hace mucho y fue reemplazada por una dulzura que Louis no había visto antes.
—No voy a obligarte a hacer nada que no quieras. Mi trabajo es mantenerte a salvo. —deja caer su mano y su atención regresa a la carretera.
Correcto.
Louis lo olvidó, para él sólo es un trabajo. Siempre es algo.
Nunca una persona.
Y definitivamente Louis está muy seguro de él mismo que no es alguien a quien amar.