Cuando llegan a la pista de aterrizaje privada, los ojos de Louis se agrandan.
—¿Qué estamos haciendo aquí?
—Volar. —Harry salta del coche y corre para ayudarlo. Él sostiene a su gato cerca mientras se pone de pie.
—¿Nos vamos volando? ¿Qué hará Frankie?
—Frankie tendrá una tormenta de mierda en sus manos. No estará listo para que subas al escenario pronto. No cuando todo el auditorio es la escena de un crimen.
—Oh. —Louis se acerca a Harry mientras el rizado lo toma del codo y lo guía hacia su avioneta que ya está esperando fuera del hangar.
Louis necesita que Harry lo cuide. Así que se van.
—Puedo enviar por tus cosas si necesitas...
—No necesito nada —Louis besa al gato en la coronilla. —Solo Kittypuff y yo. Estamos bien.
—¿Tu teléfono? —pregunta Harry.
—No tengo uno.
Harry se detiene. —¿Qué? ¿Por qué no?
Se encoge de hombros, sus ojos se posan en el pavimento cuando llegan a la avioneta y Harry le abre la puerta.
—Mis padres siempre logran encontrar el número. Así que no les doy la oportunidad. —el dolor de Louis en su voz hace destrozar a Harry por dentro.
—Oye —el rizado levanta suavemente la barbilla hasta que sus ojos verdes chocan con los ojos azules de Louis. —No conozco esa historia, pero quiero conocerla. Y aunque no tenga los detalles, puedo decirte que cualquier vergüenza que sientas... no deberías. Sea lo que sea, no fue culpa tuya.
Louis parpadea, sus ojos repentinamente llorosos.
—Nadie jamás... —se interrumpe como si tuviera miedo de llorar.
—Me tienes a mí, Louis, no te preocupes —lo ayuda a subir al avión y le abrocha el cinturón.
—¿Hay un cinturón para Kittypuff? —pregunta mientras Harry se sube al lado y cierra la escotilla.
—Él estará bien. Sólo abrázalo fuerte.
Harry tiene la necesidad de inclinarse y besar a Louis. Nada depredador.
Nada descarado.
Solo algo para decirle que todo está bien. Pero después de lo que acaba de pasar, estaría mal. Probablemente Louis está en estado de shock, su adrenalina a punto de desaparecer.
El castaño bosteza.
—Estoy tan cansado. Quiero decir, debería estar aterrorizado. Alguien me disparó, alguien irrumpió en mi camerino y estoy en un peligro constante, sin mencionar, mira, estoy en un avión diminuto —Louis bosteza de nuevo—. Pero todo lo que quiero hacer es dormir.
—Es normal —responde Harry, poniendo el motor en marcha y se pone los auriculares para el despegue. Una vez que lo tiene resuelto, se dirige a la pista.
—No es normal —lo dice en voz baja, tanto que casi Harry echa de menos bajo el sonido del motor —Nunca me siento seguro. Realmente no. No es lo suficientemente seguro como para conciliar el sueño con otra persona, y mucho menos con alguien a quien conozco desde hace pocas horas.
—No soy solo alguien —Harry extiende la mano y reclina su asiento tanto como puede.
Los ojos de Louis están cerrados, Kittypuff en su regazo y acurrucado en una apretada bola de pelo.