Mis vecinos eran dos hermanos gemelos, de 15 años también, y sus nombres son Jesús y Daniel. Tienen un hermano, Juan Carlos, de 23 años y su madre es Eva y su padre Carlos.
Mamá acompañó a Eva a la cocina, papá hablaba de fútbol con Carlos y mis hermanas y yo estábamos sentadas en uno de los sofás, el otro lo ocupaban los tres hermanos Oviedo Morilla.
— Cory, me aburro. - le susurré a mi hermana. Ella asintió, en señal de que ella también.
Los tres hermanos veían la televisión, pues eran cerca de las diez y veían los deportes.
— ¡Sergio Ramos! - chillamos Cory y yo a la vez cuanto éste salió en la tele.
Pues mi hermana y yo, admirábamos a dicho jugador del Real Madrid, bueno y al resto del equipo.
Luz se rió de nuestra reacción, pues estaba bastante acostumbrada. La miramos mal al reírse. Los tres hermanos Oviedo Morilla nos miraban riéndose, también.
— ¿Os gusta? - se atrevió a preguntar uno de los hermanos, Juan Carlos.
— ¡Mucho! - respondió Cory - Es el mejor central.
— Entonces, ¿os gusta el fútbol? - preguntó uno de los gemelos.
— ¡Demasiado! - contestó Luz por nosotras. Y la miramos mal.
— ¡Uy qué te comen! - dijo riendo Juan Carlos dirigiéndose a Luz.
— No, yo me comería a Sergio Ramos. - respondí yo.
Y entre risas, nos sentamos en la mesa para cenar. Y otra cosa no sé, pero a mí siempre me había costado relacionarme con la gente, pero cuando tenía confianza hacía reír mucho. Al contrario que mis hermanas.
Después de cenar, Juan Carlos, Jesús, Daniel, Coral y yo salimos al jardín de la casa de los chicos. Cogí el móvil y hablé con Marta, una de mis amigas de Valencia.
— Viole, ¿juegas? - me preguntó Luz.
— ¿A qué? - pregunté.
Estaban todos en círculo, con las piernas cruzadas. Iban a jugar a un juego de cartas que se juega rápido y diciendo números del 1 al 12 y no tiene que coincidir con la carta que tiras. O sino, pierdes.
— Venga, vale. ¿Dónde me siento?
— Aquí puedes. - me dijo uno de los gemelos. Pues no los distinguía y para mí, eran iguales.
— Gracias. - me senté.
Empezamos a jugar y la primera ronda la ganó Juan Carlos, la segunda la ganó Jesús y la tercera Luz.
— ¿Queréis beber algo? - preguntó Juan Carlos.
— ¡Trae unas cocacolas! - le dijo Daniel. - Podríamos darnos un baño en la piscina, que hace calorcita.
— ¡Sí! - le apoyó Jesús.
— ¿Le preguntamos a mamá? - preguntó Luz a mí y a Cory.
— ¡Venga, sí! - respondió Cory. Los tres hermanos sonrieron. Yo mientras pensaba en ir a dormir.
Mamá nos dejó bañarnos, fuimos a casa y mis hermanas se pudieron el bikini y yo me tumbé en la cama.
— ¿No vienes?
— Estoy cansada. - le contaba a Cory mientras se ponía el bikini.
— Te vas a perder a los vecinos sin camiseta, y no se les ve nada mal.
— Bueno, da igual. - me puse el pijama - Dile a mamá que me dormí, o algo.
— Vale. Nosotras nos vamos.
Me quedé sola en casa, me puse la tele y tumbada en la cama, la veía. Hablaba por whatsapp también. La puerta de mi habitación la tenía cerrada, pero se abrió.
— Hola. - me dijo uno de los dos gemelos entrando en mi habitación.
— ¿Qué haces aquí? - le pregunté.
— Le pedí la llave a tus hermanas, te vi desde mi habitación.
Y es que la ventana de mi habitación daba a la suya.
— Perdón pero, no sé cuál de los gemelos eres.
— Soy Dani. Y tú eres Violeta. Yo sí que os distingo a ti y a Cory.
— Perdón yo.. - me intentaba disculpar.
— No pasa nada, tranquila. ¿Porqué no has venido a la piscina?
— Estoy cansada y no me apetecía.
— Pues descansa y mañana hablamos, ¿vale?
— Sí. Y gracias Dani.
— No es nada, aquí te dejo mi número. Que estás viciada. - me sacó la lengua.
— ¡Oye, pues no!
— ¡Si no sueltas el móvil!
— ¡Normal! - dije enfadada apunto de echarme a llorar.
— ¡Ey! - Dani se dio cuenta que mis ojos empezaban a brillar más de lo normal y no de felicidad - ¿Vas a llorar? Ahora me dirás que eres una llorona.
Yo no le contestaba. Miraba al suelo para no llorar. Daniel se sentó a mi lado.
— Venga ya está - me calmó - ¿qué ocurre?
— ¡Es tan difícil ser como yo! Me cuesta mucho hacer amigos y... Cuando los tengo me separan de ellos. - dije empezando a llorar.
— Supongo que echas de menos a tus amigos de Valencia. Es normal. Jesús y yo, somos cantantes ¿sabes? Mucha gente nos tiene envidia y mucha otra se nos tira al cuello. Pero al final te acostumbras.
— ¿Cantáis?
— Sí. Más o menos. - me abrazó - No quiero que llores más y aquí tienes a un amigo.
— Muchas gracias Daniel. Ahora tengo sueño, voy a dormir.
— Buenas noches Violeta. Hasta mañana. Y ya sabes, hablame por el móvil. - Dani salió por la puerta y me dormí.
Cuando me levanté Cory no estaba en su cama, miré la hora y eran las doce y media del medio día. Bajé a a cocina y allí estaban mis hermanas y mamá, papá estaba con Carlos.
Después de comer, me puse a ver una película con mis hermanas. Cuando acabó vimos otra, y más tarde salimos a dar un paseo. Coincidimos con los hermanos Oviedo Morilla, nos tomamos un helado y nos fuimos a casa.
Fue llegar a casa, y mi móvil emezó a vibrar. Lo miré. Alguien me hablaba.
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Quiero cuidar tu corazón.
FanficNunca nos acordamos nuestros primeros años de vida, y suelen decir que marcan nuestro destino. Incluso, te guían a aquello que harás en tu vida. Tanto es así, que Violeta, la protagonista, querría haberse dado cuenta de quién era él y de quién fue...