Capítulo 3.

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Un número extraño me hablaba por whatsapp.

" - Hola guapa, soy Daniel. :) "

¿Quién le había dado mi número? Fue él quién me dio el suyo y yo todavía no le había hablado, bueno, ni agregado a whatsapp.

” + Hola guapito. ¿Quién te ha dado mi número?

- Tus hermanas, tú no me hablabas. Jajajaja.

+ Ya hablaré yo con ellas. Ts.

- No te enfadees. ¿Hacemos un grupo con todos? Así podremos quedar mas fácilmente.

+ Es una buena idea. Danielo piensas y todo. Jejeje.

- Serás! Cuando te pille vas a ver.

+ Bueno, primero tendrás que pillarme. "

Después de hablar con Dani bajo a cenar con mis padres y mis hermanas. Al acabar jugamos un ratito a la wii. Y nos divertimos, pero estamos cansadas.

Cuando me desperté tengo a Cory mirándome.

— ¿Qué haces mirándome?

— Me aburría y bueno, pensaba en despertarte.

— ¡Anda quita! Voy a cambiarme. - le pedí levantandome de la cama y abriendo mi armario.

— ¡Chicas, traigo visita! - dijo mamá abriendo la puerta de nuestra habitación y apareciendo los gemelos junto a ella.

— ¡Buenos días! - nos dijeron.

— Eh, hola. - contesté algo avergonzada. Pues iba con el pijama y despeinada.

— Hola chicos, ¿qué hacéis aquí? - preguntó Cory.

— Sus padres han ido a la capital a hacer unas cosas, hoy se quedan en casa.

— ¡Aaaanda! - digo yo alzando las cejas. Ellos se ríen. - Ahora largo de mi habitación, tengo que cambiarme.

— ¡Dejanos mirar! - dijo Jesús cuando mi madre se había ido.

— Sí claro. ¿Y que más? - pregunté sarcástica.

— Pues ya lo que surja. - contestó Daniel.

Cory y los gemelos empezaron a reír. Al final conseguí echarlos de la habitación.

Me puse unos vaqueros cortos, una camiseta de tirantes nadadora azul y las vans azules. Me hice una coleta alta y listo.

Bajé a desayunar con los demás y también estaban Luz y Juan Carlos. Pues éstos dos se llevaban demasiado bien.

Mamá nos mandó a Jesús, Cory, Daniel y a mí a hacer unos recados. Estábamos en el súper comprando mientras discutíamos:

— ¡Daniel, no cojas tanto chocolate! - le regañaba yo. - ¡Jesús dile que pare!

— Un poquito más, solo. - pedía Dani.

— ¡Te he dicho que no! - le volvía a chillar.

— No chilles, nos escucha todo el mundo. - me decía Dani.

— Pues deja todo ese chocolate donde estaba.

Al final resistí, y Daniel se llevó todo el chocolate. Y mamá no le dijo nada al llegar a casa.

Ese día comimos macarrones, y antes de poder hacer la digestión ya estábamos mis hermanas y yo metidas en la piscina por culpa de los tres hermanos.

— ¡Juan Carlos! - le chillaba - ¡Mira como estoy! Tengo toda la ropa mojada.

— ¡Uy! Me sé de uno que estará encantado.

— ¿¡Qué!? - los gemelos y mis hermanas, junto a Juan Carlos, se echaron a reír.

— Pues a mí no me gusta ir mojada. - repliqué - Así que, que sea la última vez. - advertí. - Voy a cambiarme.

Subí a mi habitación. Le daba vueltas a lo que había dicho Juan Carlos: "me de uno que estará encantado". No entendía nada. Cogí un bikini del armario, azul con flecos la parte de arriba y la de bajo negra. Tocaron a la puerta.

— Violeta, soy Daniel. ¿Puedo pasar?

— Espera. - le dije mientras me ponía unos vaqueros encima del bikini. - Ya puedes.

— ¿Qué hacías? - pregunta sentándose en mi cama.

— Ponerme el bikini. Quiero bañarme en condiciones.

— Uy, yo tengo el bañador en casa. Y no tenemos las llaves.

— Pues en calzoncillos. Es lo mismo. - le dije.

— No es lo mismo.

— ¿Cómo que no? - le pregunté sentadome a su lado.

— No, porque con el agua los boxers se me pegan sabes. Y se nota todo. Ya me entiendes. - me explicaba mientras se ponía rojo. Yo me reía.

— Además no tienes otros para cambiarte después. - le decía yo riendome aún. - Pues bañate sin nada. - dije y estalle en risas.

— No señorita, me parece que no. Y no te rías más.

— Pues vas a pasar calor mientras yo me baño. - dije saliendo de la habitación. Dani venía detrás.

Llegué a la piscina y me metí. Pues Dani y sus hermanos estaban igual que él. Sin bañador y sin poder bañarse. Mamá se dio cuenta y intervino.

— Chicos, vuestra madre me dejó una llaves por si pasaba algo en vuestra casa. Ir a por los bañadores. - les dio la llave mi madre.

Mis hermanas y yo empezamos a reír. Nos quedamos solas con mamá.

— ¡Mami! - dijo Luz - Pronto tendrás hierno.

— ¿Ah, sí? ¿Cuál de los tres hermanos? - preguntó mi madre.

— ¿Tienes algo con Juan Carlos? - le preguntamos Cory y yo a la vez a mi hermana.

— ¡No! - negó - Lo digo por ti. - me señaló.

— ¿Yo? ¿Qué dices Luz?

— ¡Le gustas a Daniel! - me chillaron mis hermanas.

— Si venga. - dije y mamá rió.

— Hacéis buena pareja. - dijo mamá.

— ¿Qué decís? ¡Venga ya! - dije enfadándome.

A los pocos minutos llegaron los gemelos con su hermano. Se tiraron a la piscina salpicandonos agua.

— ¡Jesús para! - chillaba Cory.

— ¡Hola guapa! - me saludó Dani - Ya llevo bañador.

— Ahora no se te marca nada. - me eché a reír.

— ¿Me estás mirando el paquete? - me dijo haciéndome cosquillas.

— ¡No! Que cerdo eres. - le salpique agua en la cara.

Y empezamos una guerra de agua entre los seis.

Quiero cuidar tu corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora