- Buenos días princesa. - fue lo primero que escuché.
Abrí los ojos y allí estaba Dani frente a mí. Tan mono con sus vermudas azules y una camiseta blanca. Sonreí.
- Buenos días bonito. - le saludé.
- Venga, arriba. - me tendió las manos para ayudar a levantarme de la cama.
- Eres el mejor del mundo. - le besé.
- Tú sí que eres la mejor. - me decía sonriendo.- Voy a vestirme, pero no hace falta que te vayas. - le informé.
Se rió. Se sentó en mi cama mientras yo sacaba la ropa de mi armario. Me puse unos shorts vaqueros con una camiseta rosa y unas sandalias azules.
Miré a Dani y lo abracé. Lo besé. Inspiré el olor de su pelo, de su colonia. Y sonreímos.
- Chicos - apareció mi hermana Luz - bajar a desayunar.
- Ya vamos. - dije cogiendo a Dani de la mano.
- Te quiero. - me susurró antes de salir de la habitación.
En el salón estaban mis padres, mis hermanas, mis dos cuñados y mis suegros. Desayunamos todos juntos entre risas y contando anécdotas.
Llegó la hora de la despedida. Abracé a mis suegros y les agradecí todo lo que habían hecho por mí en todo ese tiempo.
Abracé a Luz, le di muchos besos en la cara. Pues iba a echar mucho de menos a mi hermana mayor.
Abracé a Juan Carlos, mi cuñado.
- Cuida de los pupus. - le pedí. - Y de mi hermana. Y de ti también. - lo volví a abrazar.
- No sabes cuánto te voy a echar de menos. - me dijo él. - Y tranquila que cuidaré a todos y te tendré informada.
Abracé a mamá. Empecé a llorar. No. Ahora no. Mamá me calmaba pero no podía parar de llorar.
- Mamá te quiero, te voy a echar mucho de menos. - la abracé muy fuerte.
- No sabes lo difícil que es ver a tu hija marchar lejos de ti. - me dijo mamá llorando.
Nos abrazamos durante un buen rato.
Abracé a Coral. A mi hermana gemela. Sin palabras nos entendíamos. Llorábamos la dos.
Me eché en los brazos de papá y lloré. Lloré mucho. Le agradecí la oportunidad pero no quería defraudarle. Por eso m marchaba lejos de mi gente, lejos de mi familia, lejos de la gente que quería, lejos de él. Para demostrarle a mi padre que su hija valía la pena y que podría llegar a ser una de las mejores psicólogas del país.
Miré a Jesús y lo abracé. No me salían las palabras. Lo adoraba. Era mi mejor amigo, mi cuñado, mi otro gemelo favorito, mi otro niño.
- Jesús. - le dije entre lágrimas - Cuida de él. - miré a Dani. - Haz lo por mí. Cuida de mis hermanas, cuida de Coral por favor. Cuidate tú también.
- Lo haré. - me abrazaba - No llores guapetona, que pronto iremos a verte.
- Eso espero, te echaré mucho de menos.
Me quité las lágrimas de los ojos con las manos y lo miré. Miré a Daniel.
Estábamos uno frente al otro mirándonos a los ojos. Lo miré una vez más. Giré la cara y vi a todos los demas mirándonos. Me despedí con la mano de ellos y salí a la puerta de casa con Dani cogido de mi mano.
Nos paramos en los escalones del jardín. Nos miramo otra vez. Y me tiré a sus brazos.
- Mi niña no llores, por favor. - me suplicaba.
- Te voy a echar mucho de menos. - lloraba yo desconsoladamente.
- Yo a ti también. No me hago a la idea de que te vas, que ya no estarás a mi lado, que no podré verte despertar, no podré besarte, no podré sonreír al verte correr hacia mí. - me decía Dani.
- Daniel cuidate por favor. Y cuando vayáis con la gira por el norte, iré a veros. Te lo prometo.
- ¿Me olvidarás? - me preguntó.
- No me veo capaz. - le conté - ¿Y tú, me olvidarás a mí? - le pregunté - Tienes a miles de fans y ellas también se merecen una oportunidad como la he tenido yo, ¿no crees? Quizá sea el destino quién ha decidido separarnos. - decía yo llorando.
- Violeta, te quiero más que a nadie. Nunca habrá otra como tú. - me besó - Quiero cuidar tu corazón.
- Podrán venir mil y un más pero en mi corazón siempre estarás tú. - le dije y nos besamos por última vez.
Y en aquel momento, subí al taxi que me llevaba de camino al aeropuerto donde cogí mi vuelo hacia Vigo, donde me esperaba una familia humilde para ofrecerme su casa durante dos años.
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Quiero cuidar tu corazón.
FanfictionNunca nos acordamos nuestros primeros años de vida, y suelen decir que marcan nuestro destino. Incluso, te guían a aquello que harás en tu vida. Tanto es así, que Violeta, la protagonista, querría haberse dado cuenta de quién era él y de quién fue...