El fuerte olor a tabaco apaciguaba el malhumor de Ellery. Desde el interior de la sala, un resuelto taconeo llegó a sus oídos. Levantó la vista por encima del hombro y se topó con la cara sumamente burlona de Nikki.
—Vaya, vaya —tarareó, situándose a su lado en el balaustre—, al disertante número uno lo han dejado mudo esta noche.
Ellery soltó una densa bocanada y clavó en ella una mirada desdeñosa.
—¿Mudo, dices?
—¿No te acuerdas? Te pongo al corriente: verás, hace tan solo unos minutos, cuando estábamos con esa amiga tuya y el señor Anderson. Ha sido como ver arder Troya. —Le quitó el cigarrillo de los dedos y le dio una calada—. Te has achicado con ese hombre.
—Me parece que se te ha subido el champán a esa cabecita hueca —malmetió, ocultando con torpeza la rabia contenida.
—No sé quién crees tú que ha salido victorioso de la conversación, pero tenemos visiones diferentes del resultado.
—Que yo recuerde no ha habido ningún combate.
—Pues yo tengo la impresión de que sí.
—No saques de contexto la simple cordialidad. —Se giró, brusco, y, apoyándose con un solo brazo en el frío mármol del balaustre, le arrebató el cigarrillo—. Ese hombre se encuentra flotando en la piscina de elogios que él mismo ha inflado —comentó con trabajada indiferencia.
—¡Si es maravilloso! —exclamó Nikki—. ¿No serán los celos hablando por ti?
—Aurora puede hacer lo que le venga en gana, es su vida —rechazó tan firme que ni él mismo terminó de creerse sus palabras—. Ni siquiera preví que pudiéramos cruzarnos esta noche.
—Ya... —Nikki alzó los ojos al brillante firmamento—. Queen, tienes mucho que aprender de las mujeres.
—Ilústrame, por favor, con tu sabiduría femenina —masculló mientras el humo enturbiaba el espacio entre ambos.
—Jeremy Anderson es a lo que nosotras llamamos "el partido perfecto". Es atractivo, caballeroso, educado e inteligente. Lo tiene todo. Conquistaría a cualquier mujer sin apenas un pestañeo.
—Ya, ¿y dónde me deja eso a mí?
—Tú eres el perfecto hombre que olvidaría una cita con una mujer. Tu mente divaga como ninguna otra, y cuando se te mete algo entre ceja y ceja, tienes la malsana tendencia a olvidar que a tu alrededor hay existencia humana que pide tu atención.
Dolido, Ellery enfiló por el rabillo del ojo a Nikki.
—Espero que nunca caigas en la tentación de escribir sobre mí.
—Pero, en cierto modo, ese desinterés tuyo es parte de tu encanto. —Rio, dándole un suave empujón con la cadera—. Es la esencia Queen.
El escritor trazó una media sonrisa.
—Tu amiga Aurora... ¿Hace mucho que os conocéis?
—Desde que éramos dos renacuajos —corroboró—. Pero cambiemos de tema. ¿Qué tal tu nueva novela? ¿Con qué vas a extasiar a tus lectores esta vez?
—Sabes que el drama y la pasión son lo que me dan vida —comentó, risueña—. Los protagonistas de esta novela van a tener que hacer frente a un cúmulo de adversidades para estar juntos. Tienen que demostrar a todo aquel que reniegue del amor que sienten que están predestinados, el uno para el otro. —Nikki bebió de su copa y la posó en la baranda. Observó la mordacidad en el semblante de su amigo y volvió a empujarle, esta vez algo más enérgica—. No toda novela trata de asesinatos, cuerpos desmembrados y un psicópata sin escrúpulos.
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[6] Ellery Queen: Dioses y Sombras
FanfictionNueva York, años 50. Un año duro para Ellery Queen, escritor de misterio y detective aficionado, agotado entre las continuas novelas que le quitan el sueño y los casos en los que piden el uso de su lógica policial. La aparición de su vieja amiga Nik...