Narra Sabina
Al salir del gimnasio corrí a mi habitación, no estaba acostumbrada a llorar delante de nadie, bueno, nunca he estado acostumbrada a llorar delante de nadie. Cuando era pequeña y tenía unos siete año, tenía tres reglas de oro: 1 No llorar delante de nadie, 2 No dejar que nadie me rebaje, 3 Que nadie me cambiara. Si, cuando era niña, no era como los demas, digamos que yo era un poco mas madura que ello, siempre he sido mas madura que los de mi edad y no quiero decir que sea mas inteligente ni nada. Simplemente que para mi la vida es como hacer un jarron, y las experiencias te van moldeando y ami me moldearon mucho antes que los demas, porque la vida ha jugado mal conmigo toda mi vida. La vida es igual para todos, pero unos estamos mas acostumbrados que otros, y asi para lo que los demas ven sus vidas horribles yo solo veo personas que quieren llamar la atencion, o las personas que llorar muy amenudo delante de mucha gente para que les preguntes que te pasa, yo solo los veo como personas miserables y que solo necesitan madurar.
Cuando por fin pude dejar de llorar decidi salir a dar una vuelta, necesitaba libertad, no me ha gustado nunca estar en un sitio mucho tiempo me agovio. La unica manera que tenia de liberarme un poco era saliendo de aqui para ir al bar. Alli todo s mis problemas se perdian entre musica, entre copas y chicos. Solo eso y yo era feliz, musicapara perder mi mundo, copas para dejar de recordar lo malo y chicos para recordar solo lo bueno.
Estaba apunto de irme o mejor dicho fugarme cuando vi a Bibian y a su novio, Pablo, ese chico decia que jugaba al baloncesto, pero lo unico que hizo en el equipo fue comprar la camiseta, aunque parecia que le interesaba el deporte. Cuando decia que tenia que entrenar se marchaba a prepararle a Bibian como una especia de fiesta sorpresa para su vuelta a su ciudad, la verdad es que es muy buen chico, preparar una fiesta o algo asi para que Bibian pueda recordar algo, es muy bonito.
El caso es que ambos parecian felices juntos, estaban dando un paseo cogidos de la mano y besandose cada dos por tres, justo cuando estaba por escalar la puerta ella me vio. Estaba jodida, nadie podria saber que me iba muchas noches, ellos se acercaron, y yo baje de la reja esperandolos, parecia que Bbibian tenia algo importante que decir asi que como desde pequeña escalaba no me fue dificil.
-Sabina, espera. ¿Como estas?
-Ems... pues bien supongo, no se como quieres que este.
- Ten, te he comprado un tlefono nuevo, como antes rompiste el tuyo.
- Pues, muchas gracias, pero no hacia falta. Mañana comprare uno, no te preocupes.
-No enserio, quedatelo. Es un simple regalo para que veas que puedes cofiar en mi.
Y dejo en mi bolsillo aquel telefono, pero yo se lo devolvi. No podia quedarmelo, es un telefono nuevo y tal y como era aquel sera carisimo.
-Bueno, yo me tengo que ir, no puedo aceptar algo asi.
De nuevo empece a subir la puerta, menos mal que los vaqueros eran elasticos, si no de tanto escalar esta jodida escalera estarian rotos y me tocaria volver a mi habitacion a cambiarme. Corri y pude escuchar como Bibian gritaba mi nombre pero sali corriendo, necesitaba ir al bar y mi moto estaba aparcada lejos para que la dierectora no la encontrara y descubriera mis salidas nocturnas
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Te haré recordar
Teen FictionBibian es una chica de 16 años, su vida perfecta. Todo lo que una chica puede imaginar ella podía tenerlo, hasta que la vida le quiere enseñar que todo lo que tiene puede desaparecer con tan solo una pelea. Y así es, su vida cambia por una pelea con...