Narra Natalia:
Después de dar aquel paseo me di cuenta de que todo estaba en juego y que María tenía toda la razón sin Sabina nada sería igual. Desde que nos llamaron diciéndonos sobre lo de su accidente nada volvió a ser lo de antes y jamas volvió a ser lo mismo. Quería parar el tiempo y quedarme en los brazos de María toda mi vida y así jamás separarme de su lado, tenía miedo de que el teléfono sonara y nos avisaran de que Sabina ya no estaba en vida, porque aparte de su perdida temía perder a María.
Al entrar a casa solo pude abrazarla y acariciar su espalda calmando nuestros llantos, seque sus lágrimas y susurre en su oído cada verso de sus poemas que se me venían a la mente. La llevé a la cama y la abrace hasta que quedara dormida entre un mar de lágrimas.
Tan solo quedaban un par de horas para salir hacía en aeropuerto y no pude pegar ojo, cada parte de mi cuerpo rogaba para que Sabina estuviera bien, realmente era demasiado importante para mi. Aún no puedo llegar a entender como la vida pudo hacerle eso a alguien como ella, no era tan mala como quería aparentar ni como muchos creían. Si ella estuviera aquí ahora mismo se reiría de todo eso, pero lástima que decidió no volver aquí después de despedirse del que una vez fue su hogar. Sin darme cuenta me quedé mirando el techo de la habitación pensando en todo lo que Sabina hizo tantas veces por nosotras, todas aquellas veces que soportaba nuestra mierda y ella entre la espada y la pared siempre decidía bien. Quizás no era la mas estudiante, ni mucho menos la mas fiel, tampoco era una persona honesta, según ella falsa y cruel, alguien frío y sin sentimientos incapaz de querer. Muchos pensaban igual que ella nadie, ni siquiera Elena la conocía de verdad, posiblemente Sara en alguna ocasión podía ver a la Sabina verdadera esa que solo salía cuando no quería guerra y sacaba su parte humana como ella decía. En pocas ocasiones ella ha sido conmigo o con María igual que con los demás, me hacía gracia que se preocupara si algo malo nos pasaba y siempre quería protegernos de todos aquellos que no veían bien lo nuestro.
El despertador sonó sacándome de mis pensamientos y María se acercó mas a mi, no quería ir a Irlanda y verla allí ingresada, tapada con sabanas blancas y rodeada de enfermeras medicándola. No quería ir allí y ver que todo se acababa y que sin ella ya no nos quedaba nada.
- Hey, pequeña tenemos que irnos. - Se revolvió en la cama - María tenemos que ir al aeropuerto.
Después de casi tres horas de viaje llegamos a Irlanda, no era la primera vez que íbamos allí para visitarla, pero si la primera que había tanto en juego. Recuerdo perfectamente que cuando bajamos del taxi y vimos las puertas de aquel hospital mi corazón dejó de latir y por un momento sentí que caería allí mismo, pero una vez mas María estaba a mi lado para no dejarme caer. En ese instante te das cuenta que no todas las personas del mundo son iguales, pues desde pequeños nos meten en la cabeza que el amor es dolor y que nunca has de dejar a una amiga por tu pareja. Bien, pues a mi me pasó todo lo contrario a eso. Sabina ni estaba ni dejaba de estar, yo estaba destruida y muerta por dentro por aquello y ninguna de mis "amistades" supieron animarme, ni siquiera se preocuparon y la única persona que supo levantarme fue mi novia, María, ella iba a estar siempre a mi lado, estaba segura de aquello.
Preguntamos donde se encontraba Sabina, estaba en uno de los últimos pisos y su numero de habitación jamás lo olvidaría, pero no creo que sea lo correcto decirlo por aquí. En el pasillo estaban su madre y padre, acompañados Jesús, quien cantaba a Daniel una canción que Sabina siempre le cantaba. Aunque ella odiaba su voz, Daniel parecía que la amaba, pues siempre pedía que le cantara la misma canción. Tambien vi a Sara, que corrió a abrazarnos, estaba Elena allí también tomada de la mano de un chico despeinado y delgado que parecía preocupado por lo que pasaba dentro de la habitación. María y yo nos sentamos con Sara, verdaderamente ella lo estaba pasando mal y se sentía culpable en cierto modo por alejarse de ella cuando decidió irse.
-¿Por qué tardan tanto? No lo entiendo, solo quiero verla. -Dije yo casi subiéndome por las paredes por la lentitud del médico de salir de la habitación de Sabina.
-Ellos estan viendo si mejora o no, y según dicen es algo tardío si queremos que sean precisos. Todos los días lo hacen, es rutinario. Pero sin duda lo peor es cuando salen y los resultados son peores que el día anterior y con tus ojos vas viendo como poco a poco ella se despide de nosotros y no nos damos cuenta.
-¿Por que está aquí ella? - Señaló María a Elena.
-Está claro, son amigas y ella no se separa de su lado. Es lo que hay, ellas eran amigas aunque no abriera los ojos Elena estuvo para Sabi cuando yo no. En cierto modo, yo soy la que sobra aquí. Pero me alegro de veros, hacía tiempo que nos reuníamos todo el equipo A.
-Lástima que sea por esto el volver a vernos. ¿Y Bibian y Sandra?
-Bibian esta en su casa, encerrada por su padre y Sandra vendrá cuando acabe de hacer no se que cosa. Ella esta viviendo aqui con un familiar suyo o con algún ex. No se la verdad.
Después de casi dos horas de espera, dejaron que María y yo entráramos. Y en aquel momento recé al cielo porque ella despertara, cuando la vi parecía que estaba dormida, solo que con la cara llena de cicatrices y cables a su alrededor.
Narra Sabina:
-¿Que te ha hecho cambiar asi?
-¿Lo sabes tú? Porque yo si, o al menos eso creo.
- Sabina tienes que volver. -Me cogió la mano con fuerza.
- No quiero hacerlo, déjame aquí contigo o mándame al supuesto infierno. ¿Sabes algo? -Ella negó- Mi madre siempre me ha dicho que nunca acabo nada de lo que empiezo, y tiene razón. Me he dado cuenta muy tarde pero ella tenía razón. Mírame para los adultos no se nada, estoy empezando a vivir ahora, y suena raro pero ahora que empiezo a vivir es cuando voy a morir. Y no me duele dejar la vida, al contrario, aquí estoy en paz puedo respirar tranquila sin miedo de que me juzguen. Allí abajo no era nadie.
-El problema es que si dejas esto, jamás podrás volver. ¿Que pasará con tu familia?
-Los quiero con todo lo que soy, pero ellos...
-La muerte no es la solución de tus problemas. Porque lo que tu decidas ahora cambiará la vida de toda esa gente que te está esperando en ese pasillo de hospital cada día. Quieres que esos problemas pasen a otros, y no te dan cuenta que por tu culpa todos ellos se sentirán culpables. Les estás dando la razón a toda esa gente que te juzgaba, eres una cobarde.
-¿Me has visto? Estoy fatal, mi cara está quemada, mi cuerpo esta lleno de cicatrices y es posible que si vuelva no pueda ni moverme. No quiero verme toda la vida así, todo por un tipo que sigue vivo sin ningún arañazo.
-¿Sabes que el coche estaba vacío?
-¿El coche estaba vacío? ¿No había nadie?
-No, ¿Que me dices? ¿Sigues buscando al culpable?
-Me dijiste que si lo encontraba volvería a la vida. Yo no quiero eso, ya te lo he dicho joder.
-No sería por ti, la persona del coche esta haciendo daño a mas gente. Si lo encuentras te juro que dejaré que decidas lo que quieras.
-¿De verdad? ¿Lo que quiera?
-Siempre y cuando sea lo correcto. Pero estoy segura que decidirás bien Sabi.
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Lo siento muchísimo. La verdad es que aparte de disculparme quería avisar que queda muy poco para el final, ya que no se que mas escribir o poner, he decidido acabarla ya. Pero otro problema es que no se que hacer con Sabina, estoy super perdida en este tema, algunos quereis que siga viva y otros que no. Así que intentaré escribir un final que os guste a todos. Gracias y perdón de nuevo.
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Te haré recordar
Novela JuvenilBibian es una chica de 16 años, su vida perfecta. Todo lo que una chica puede imaginar ella podía tenerlo, hasta que la vida le quiere enseñar que todo lo que tiene puede desaparecer con tan solo una pelea. Y así es, su vida cambia por una pelea con...