Capítulo IV: Yendo a la casa de Damián.

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"Yendo a la casa de Damián
camino por el boulevard.
Yendo a la casa de Damián
no sé si es que ya no veo
o que ya no entiendo
porqué me cuesta tanto llegar"

Todo estaba organizado para llevar a cabo la tarea de la profesora de Salud, los chicos se reunirían en la casa de Santiago, ya que era el punto de encuentro más cercano para sus compañeros, exceptuando a Damián que prácticamente vivía por donde el Diablo dejó los calzones, todavía no se entendía como siempre era el primero de los estudiantes en llegar a la institución y se entendía todavía menos como el muchacho siempre parecía tener energía suficiente para soportar su día, sus ojeras delataban lo poco que solía dormir; aunque él siempre afirmaba que eran hereditarias.

Sin embargo, el infortunio se presentó de manera repentina para la familia de Santiago la noche del viernes cuando la tubería del baño explotó, dejando puro desastre a su paso.

Por más que intentaron arreglar el asunto por cuenta propia, mucho más pronto que tarde se hizo evidente que tenían que llamar a un profesional, tuvieron que cerrar su tubería principal para poder limpiar la inundación repentina que se presentó en su apartamento. Santiago tuvo que escribirle al grupo «Dos nerds y tres extras» lo siguiente.

Santiago: Lo siento muchachos, pero ya no nos podemos reunir en mi casa para hacer la tarea, ocurrió algo con la tubería y mañana estarán ocupados arreglándola.

El Lince: El coño de la madre.

Lisandro ya había explicado que su madre, una mujer policía y con un temperamento similar al de su querido hijo mayor, tendría una reunión en su casa con unos colegas del trabajo.

Ezie: Uy, en mi casa tampoco se puede, siguen arreglando el asunto del techo.

César: No puede ser que no exista un lugar en donde reunirnos para hacer la tarea.

Damián: Épale, pero mi casa sigue estando disponible.

El Lince: Mira, pedazo de animal, no vamos a ir para tu casa. Tú vives demasiado lejos.

Santiago: César, ¿No se puede en tu casa?

César: Mis sobrinos pequeños estarán aquí, un terremoto es mucho menos destructivo que ellos, ni de chiste nos dejarán tranquilos por más de cinco minutos.

Ezie: No puede ser que nuestra única opción sea ir a la casa de Damián...

El Lince: ¡QUE NO, MALDITA SEA!

César: ¡No nos alteremos muchachos! Lisandro, solo será por el día de mañana. Recuerden que hay que hacer esto bien, la profesora es muy estricta con las tareas y no podemos darnos el lujo de hacer cada uno su parte y juntarlo a último minuto. Damián, danos la dirección de tu casa, oficialmente iremos para allá.

El Lince: Espero de todo corazón que todos ustedes se jodan, sobre todo Damián.

Damián: Ah pues, ¿Ahora que te hice yo?

El Lince: Vivir lejos y existir, eso hiciste. Ojala te atropelle una moto.

Damián: Vales verga...

Ezie: Nos reuniremos en la estación Bellas Artes a las 9:00 entonces.

Damián: Ok chicos, primero tienen que ir a Plaza Venezuela, allí van a tomar la línea tres y se bajan en El Valle, los estaré esperando en la estación.

Ezie: Por lo menos no es Petare.

El Lince: Es el mismo chiste contado por otro comediante, ¡Anda a cagar Ezequiel!

Lo malo de ser bueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora