Capítulo XVIII: Pueblo podrido.

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"Y si me pregunta algún podrido:
¿Por qué no te vas de este pueblo podrido?
Le digo: No me hagas poner violento
y escucha lo que estoy diciendo.
Así quiero estar"

Cómo cualquier niño hiperactivo con una cantidad considerable de amigos de su misma edad Marcel jugaba béisbol muy enérgicamente y sin preocupaciones de la vida, como casi siempre había sido hasta que se reencontró con su hermana mayor, aun no entendía por qué ella no vivía con ellos, sus padres solo se limitaban a decir que no era bueno estar cerca de ella pero jamás le daban una razón al motivo de ese particular pensamiento. Invadido por la curiosidad, y una rebeldía innata, dejó a su grupito de amigos cuando vio a Rafaela parada a un costado de la cancha y tras las rejas de la misma.

—Hola conejito –confesaba que su sonrisa lo estremecía de los nervios, era algo tan natural en ella que no habría forma de cambiarlo ni aunque se quisiera.

—Hola, me gusta tu nuevo corte.

La muchacha sonrío halagada por el comentario del más pequeño, aunque ella sabía que parecía una chica punk de los años 2000, o aún peor, a una emo por lo mal que resultó su invento, uno que era necesario para ese día, según ella. Su tía no se tomó demasiado bien aquel cambio de apariencia y aseguró que el domingo la llevaría a una peluquería para que pudieran medio arreglar el desastre que se hizo en el cabello.

Los hermanos Santiago no tuvieron reparos en dirigirse a la parada del autobús para poder ir a donde querían, Marcel se mantuvo calladito observando a su hermana mayor con curiosidad de vez en cuando para poder pasar el tiempo. El niño no era tonto, sabía que se metería en problemas y que sus padres lo regañarían por preocuparlos al extremo, pero su interés por su hermana era más fuerte que él, tenía sus extremidades frías y una sensación extraña en el pecho, podía describirlo como un vacío repentino y falta de aire, asumió que era normal debido a lo que estaba haciendo.

Intentó buscar alguna clase de respuesta en los ojos de su hermana, cuando ella le miró devuelta le sonrió simulando amabilidad, pero Marcel solo pudo identificar un gesto vacío con unos ojos sombríos. Las rodillas le temblaron, ¿Por qué se sentía tan extraño? ¿Qué era esa sensación tan rara?

—¿Por qué no vives con nosotros? –Se atrevió a preguntar, justo en ese momento tuvieron que bajar del autobús, Rafaela le sostuvo la mano con firmeza.

—¿Quieres chuchería? –Señaló un pequeño kiosco, el niño negó con la cabeza, quería que respondiera su pregunta.

—¿Por qué dicen que estás loca?

—¿Seguro que no quieres algo para comer? Que no te de pena pedir lo que quieras.

—No, gracias, no quiero nada. ¿Qué pasó entre mamá, papá y tú? Ellos no me quieren decir por más que pregunto, no seas como ellos, por favor.

«No seas como ellos» esas palabras hicieron eco en su mente y básicamente fueron un golpe a su ego. ¡Claro que no sería como ellos! Jamás cometería esa equivocación, ella le diría a Marcel todo lo que pasó, no le interesaba el punto de vista de sus progenitores, quienes lo más seguro es que le mentirían para hacerla quedar mal a ella y no podía dejar que eso ocurriera. Se dirigieron a una plaza cercana para sentarse en el primer asiento desocupado que encontraron, el niño estaba ansioso y lo hacía notar sin querer con el incesante movimiento de sus piernas.

—La situación en casa no fue buena cuando yo era pequeña –comenzó a explicar– Casi todos los días mamá y papá discutían –mostró desagrado ante la mención del hombre de la casa, gesto que no pasó desapercibido por Marcel– Papá le hacía daño a mamá de distintas formas, ella lo aguantaba porque decía que lo amaba y no quería estar sola, lo que de verdad tenía era miedo, yo no pude hacer nada para defenderla, ella misma me decía que estaba bien y que no tenía de qué preocuparme. Esas sólo eran mentiras, Marcel, las cosas nunca estuvieron bien para ninguna de las dos, yo presencié ese abuso, los lamentos de mamá fueron una pesadilla constante desde que tengo uso de razón.

Lo malo de ser bueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora