Capítulo 2

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Alba:
Tras desenredarme el cabello, bajo a la cocina, donde el aroma de crepes recién hechos llena el aire. Allí, encuentro a Liam recostado en la barra, tomando su habitual batido de chocolate mientras desliza el dedo por la pantalla de su teléfono, claramente aburrido.

–¿Y mi hermano?–preguntó, sacando el zumo de la nevera, consiguiendo que alce la cabeza.

–Está colocando vuestras cosas en mi coche–murmura.

–¿Los chicos van a venir a casa?

–Tenemos que ir por ellos.

Asiento y continuamos desayunando en silencio hasta que mi hermano entra y nos manda aligerar el ritmo para ir a recoger a los demás y después ir al aeropuerto. Subo rápidamente a mi habitación y tiro de mí maleta hasta llegar a las escaleras, donde al bajar un par de escalones me doy cuenta de que antes de que termine de bajar las escaleras seguramente acabaré cayéndome yo.

–¿Necesitas ayuda?–pregunta Liam desde el marco de la puerta, apoyando su hombro en él.

–No–respondo con rapidez, pero al tirar de la maleta suspiro–Mierda, sí.

–Pues suerte con eso–murmura.

–Ayúdame, capullo.

–¿Por qué ayudaría a alguien que no deja de lanzarme insultos?–pregunta, alzando una ceja.

–Hablo en serio Liam, se me va a caer por las escaleras–Lo miro de reojo, con una mezcla de irritación y desdén, mientras doy un tirón más fuerte de la maleta.

–Y claro, sería una catástrofe.

–Pues sí, porque nos retrasaría–me quejo–Venga, ayúdame.

–¿Qué ganó yo?

–Liam, habló en serio–me quejo.

–¿Te he dicho alguna vez que detesto lo mandona que eres?

–¿Y yo te he dicho alguna vez cuánto te detesto a ti?

–Sigue así y la bajarás tú solita.

–¿Qué quieres a cambio?–desisto.

–¿Qué estás dispuesta a darme?

–Cualquier cosa con tal de que bajes la maldita maleta de una vez.

Liam alza una ceja, sonriendo a medias. Al entender el doble sentido que le ha dado, me maldigo internamente, notando mis mejillas enrojecer de forma estúpida.

–Casi cualquier cosa.

–Me sirve que mantengas la boca cerrada durante el día–murmura.

Liam se acerca y toma mi maleta como si no pesara absolutamente nada. Bajo detrás de él, cerrando la puerta de casa tras de mí, despues caminamos hasta llegar a su Ranger Rover negro, donde mete mi maleta junto a la suya y la de mi hermano, después voy hacia el Audi de mi hermano y al intentar abrir la puerta del copiloto y notar como estan las puertas bloqueadas, frunzo mi ceño.

–Alex, está cerrada–alzo un poco la voz para que me escuche, ya que tiene todas las ventanillas cerradas.

–En vez de pasar juntos unos días, tenéis que ir juntos todo el viaje–exclama.

–Alex, abre ahora mismo la puerta.

–No te escucho–asegura.

Bufo y voy hasta el coche de Liam, entonces me siento en el asiento de copiloto y cruzo mis brazos, manteniéndome en silencio.

–¿Qué haces?–pregunta Liam.

–¿Tú qué crees? Alex no me deja entrar en su coche. Dice que tenemos que ir juntos todo el viaje en vez de pasar unos malditos días juntos.

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