Capítulo 3

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Capítulo 3

- Soy Katlynn Green. Y entonces, ¿cuál es tu nombre, vaquerita?

- Sarah Moore. Mucho gusto. - me extiende la mano despreocupadamente- y no porque soy texana soy una vaquera, sabelotodo.

- ¿A no? Creí que andabas a caballo arreando las vacas con tu sombrero. Pero creo que me equivoqué. -pongo mi mejor cara de descarada-

- Oye, ya estoy acostumbrada a estar en una escuela, y supongo que tu eres la "popular gobernante" ¿Cierto?

- Si esa es tu definición... Sin embargo, lo único que tienes que saber aquí, es que me tienes que tener respeto y miedo, y todo te saldrá bien, ¿si?

- Quiero que sepas, que yo no soy de esas que se dejan mandar fácilmente. Y si yo no quiero ser tu súbdita, no lo seré. Fin de la discusión.

- Creo que no nos estamos entendiendo. Los "don nadie" como tú, no se rebelan contra los populares, como yo, por el bien de tu reputación, y la de todos aquí. Así debe ser.

- ¿Y quién impuso eso, ah? ¿Tú y tus secuaces?

- Sí, y más te vale que lo respetes como todos los demás, por tu bien, y el de tu reputación. Si es que tienes. Pregúntale a los demás por qué. Y esto no ha terminado, vaquerita.

Me doy la vuelta y taconeo a paso seguro hasta mi casillero. Así se pone en su lugar a una chica.
Aunque no sé quién puso en su lugar a quien...

Riley me sigue.

- Oye, en serio pusiste en su lugar a Sarah. Eso fué asombroso.

- Gracias. - introduzco mi contraseña y mi casillero se abre. De él cae un papel doblado en cuatro.

- Yo no puse eso ahí. - me agacho y lo recojo-

-¿Qué crees que sea? -dice Riley-

- No lo sé. - lo abro y leo en voz alta-  Katlynn Green, las más dulces sílabas en mis labios, las más hermosas letras que se han juntado. Tu belleza y delicadeza me han cautivado, llegando hasta lo más profundo de mi corazón, y escribiendo suavemente con letras de amor, estas bellas palabras que no he olvidado, y no olvidaré jamás. Te amo. Tu hermosa sonrisa es un alegre regalo, profundizando mi amor hacia ti, cada vez que te veo, siento estas palabras brotar en mi interior, por favor, no olvides nunca que por mí tu encanto a sido valorado.

Abro los ojos perpleja.

- ¡Uuuuuuuuuu! ¡Un admirador secreto!

- Riley, quizá se equivocaron de casillero, yo soy la chica más malvada de la escuela, ¿quién perdería su tiempo conmigo?

- El chico que escribió el poema.
-No me digas...

Sólo un nombre se me viene a la mente. "Mattew". Pero, ¿desde cuándo es poeta?

- ¿Quién lo habrá hecho? - dice Riley, obviamente mostrando más emoción que yo.

- No lo sé. -miento-

- ¿No has notado que alguien te mire o te siga en los últimos días?

- No -Vuelvo a mentir-

- Qué mal... yo voy a estar pendiente por si alguien babea detrás tuyo, ¿Ok, amiga?

- Bueno, bueno.

Meto mis cosas dentro, también la nota, y luego lo cierro haciendo ruido.

Riley, que acabe la conversación, por favor. -pienso-

- Cuéntame de la fiesta de Heather. ¿El próximo viernes, cierto? - Digo para cambiar de tema-

- Sí, va a ser lo mejor, yo la organicé por cierto. Van a haber luces, y música, y bocadillos, y cerveza, y logré contactarme con el hermano del hijo del jefe de un amigo de mi tío, dice que es DJ, y va a venir. Lo único malo es que no puede llegar hasta las once, pero es un detalle.

- Exelente... ¿Cuanta gente va a ir?

- No lo sé, ¿Entre cien y ciento cincuenta?

- Guau.... con esa fiesta Heather se va a superar.

- ¡Yo la organicé!

- Perdón, la fiesta de Heather que tú organizaste.

- Va a ser tema de conversación durante semanas.
- Claro, todos los amigos y la escuela de Heather.

- No toda la escuela, sólo los más populares. No hay espacio para perdedores.

- ¿De qué tamaño es la casa de Heather?

- Tiene un patio MUY grande.

- Me imagino.

- ¿Vienes a la cafetería? - Riley se acomoda su bolso en el hombro-

- Claro. ¿No esperamos a Heather?

- Está triste porque Matt la rechazó, no sé si ella quiera comer. Dice que cuando está triste, no le gusta comer.

- Más le vale que se le pase pronto la depresión post-Mattew.

- Si.

Caminamos hacia la cafetería, y Riley aprobecha de señalarme un montón de chicos que según ella podrían haber escrito la nota de amor. ¡Yo ya sé quien lo hizo, Riley!

Solo quiero olvidarme del tema. Gracias al cielo que siempre se va por las ramas y terminamos hablando de cualquier cosa estúpida.

- La comida de escuela es asquerosa, Kat. No sé cómo te la puedes comer.

- Tú lo dices sólo porque puedes traer tu propio almuerzo a la escuela. Yo no tengo opción. Es esto, o morir de hambre.

- ¿Qué es eso? ¿Frijoles blancos?

- No... es arroz.

- Ah...

***

- ¿Qué hace esa chica? -digo en un susurro mirando a Sarah al otro lado del pasillo-

- ¿Quién?

- Sarah, ¿Qué rayos hace hablando con Nicholas?

- ¿Ese no es el chico con el que hiciste el proyecto de mates?

- Sí, pero no tiene por qué estar hablando con esa vaquera. ¿Qué es tan gracioso? ¿De qué se ríe Sarah?

- Oye... baja las revoluciones... sólo están hablando. ¿Qué tiene de malo? No han pasado ni dos horas y ya estás persiguiendo a esa chica.

- Riley, ve a hablar con tu abuela. Esto no es asunto tuyo.

- Pero mi abuela viajó a España hace dos años...

- Es un decir tarada, quiero que te vayas, ahora.

- ¿Qué..?

- Ya, ¡ya!

- Está bien, señorita mandona.

Riley se va a paso lento, y yo sigo vigilando a esos dos.
¿Por qué hablan tan animados? Yo debería estar en ese lugar, no Sarah.
Luego de dos minutos de charla alegre (demasiado alegre), Sarah dice unas palabras y se despide con un beso en la mejilla. ¡Un beso, santo cielo! ¿Por qué un beso? Oficialmente, odio a Sarah, ¿qué se mete en mi vida? Primero me desafía, luego entabla una conversación con Nicholas en menos de cinco minutos, una conversación larga de lo que yo he podido hacer en toda la secundaria.
Sarah va a ver quien manda este juego.

Y luego se va a arrepentir de haberme elegido como su oponente...

¿Diva o Zorra?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora