Tu aroma

265 32 25
                                    

En la actualidad

Esa pierna no se veía bien, la herida estaba roja y algo blanco se podía ver supurando desde adentro. El dueño de la tienda era un perro muy grande, incluso mas que el zorro. Por suerte la agilidad de un zorro es difícilmente superada, pero claro que un día de estos iba a resultar herido ¿Quién permite que le roben su mercancía y se queda con los brazos cruzados? Pues nadie, pero hasta ahora había tenido suerte.

Lolito estaba sentado en el tronco que estaba fuera de la cueva donde vivía con sus hermanitas: Davyna y Vanessa. Estaba preocupado por su herida ¿Pero que podía hacer? No tenía dinero ni para pagar por sus alimentos, por eso robaba.

¿Trabajar? Tenía varios puntos en contra para ello, uno: no tenía dónde o con quién dejar a sus hermanitas de doce años, dos: era menor de edad con 16 años, tres: es un omega y para variar el punto cuatro: un omega de una especie exótica, y por lo que le contaban sus padres cuando vivían... solo lo cazarían para tenerlo de trofeo las abusivas especies grandes y poderosas, un esclavo sexual, nadie lo haría su omega porque la cruza de especies no era bien vista.

Sus lágrimas estaba mojando sus mejillas, por el dolor de recordar a sus padres, por el dolor de no tener un alfa que lo respalde, pues los zorros ya no eran una especie común, pero sobre todo... por el terror a ser cazado y esclavizado... por eso murieron sus padres... por eso...

Sus pensamientos dolorosos fueron interrumpidos de golpe por Davyna, su dulce voz lo saco del transe y de inmediato bajo la cabeza para cubrir con su largo cabello su rostro y poder limpiarse las lágrimas.

- ¿Qué pasa Davyna?-

- Lolo tengo hambre-

- Lo sé, lo siento, aquí está el pan-

- ¿Estas bien?-

Lolito escondió la pierna bajo la frazada con la que se cubría del frío.

- Sí, si, todo bien, entra y dale a Vanessa-

- ¿Ya comiste?-

- Si, tranquila, coman ustedes-

Era mentira, en el escape perdió mas de la mitad del pan que había tomado, ya de por sí comía poco por dejarle la comida a sus hermanas, esa noche se quedo sin cenar y no quiso entrar a dormir, tenía miedo que por el aroma de su herida lo hubiesen seguido hasta allí. 

Tenía que vigilar, tenía que permanecer despierto, tenía fiebre y sus sentidos estaban fallando, pero era inmaduro para reconocerlo y el temor por dejar solas a sus hermanitas lo hacían luchar en contra de su mal estar. Después de todo si estaban en esa situación era por su culpa, por no creer lo que su madre le decía... por... por...

Una tremenda oscuridad se apodero de Lolito, no supo más de sí y cayó de lado del tronco tendiéndose en el suelo, sudando por la fiebre.

Las niñas adentro dormían abrazadas sobre una cama de helecho que su hermano Lolito les empalmó sobre una roca plana que estaba en el fondo de la cueva, ambas niñas eran hermosos híbridos de zorro, Davyna tenía el cabello negro de papá y Vanessa el rojo de mamá. Sin duda eran hermosas, un exquisito trofeo para el mejor postor.

El perro había seguido el rastro del zorro y lo sabía herido, solo estaba esperando el momento justo para moverse de su escondite. Cuando el zorro cayó desmayado ya estaban cerca dos hermanos suyos, sospechaban que el zorro protegía algo, ya que últimamente eran frecuentes los robos en la zona y se sospechaba del chico de cabello naranja.

Por los supresores que tomaba no sabían que era omega, y como ocultaba su cola dentro del pantalón no sabían que era un zorro, fue hasta que tuvo que transformarse porque el perro le atrapo la pantorrilla al chico, lo descubrieron.

Imperio Dominio y PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora