Instinto y El imperio parte 2

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✧・゚: *✧・゚:*  Instinto  *:・゚✧*:・゚✧

No podía continuar así, a pesar de que el lobo no lo atacaba y por el contrario, parecía estar cuidando de él, la ansiedad crecía dentro suyo por ir en busca de sus hermanas, por salir de allí y encontrarlas y de ser posible... matar a esos malditos perros que les jodieron su vida "tranquila" lo pensaba entre comillas, porque en lugar de una familia completa solo le quedaban sus hermanas y en lugar de un hogar tenían una cueva, pero era suyo, era libre, no sabría decir si era feliz, pero sí que era libre, él y sus hermanitas.

Lolo y las gemelas vivieron casi un año completo solos en la cueva, los tres ya se estaban adaptando, pero la vida le ha ofrecido siempre cambios muy drásticos, muy duros. Solo que en esta ocasión, no planeaba aceptar su destino, estaba aferrado en volver a la cueva, quizá otra cueva seguro, para que no los encuentren, pero con las niñas a salvo y dispuesto a ser un omega sin alfa, solo quería una oportunidad, un pequeño descuido y saldría de allí.

La tarde estaba cayendo y mientras bebía un jugo de cajita que el lobo le ofreció, observaba con detenimiento los vendajes bien puestos que tenía en su pantorrilla, definitivamente su captor sabía lo que hacía, tanto para las curaciones como para las nuevas adaptaciones de la cueva, lo que le daba por sentado a que ese alfa estaba acostumbrado a estar solo y arreglárselas por su cuenta. 

Mientras estuvo atado de la cintura a la cama se fijó en cada movimiento que hacía, ya que para poder trabajar debía ser un híbrido de dos pies, pero para su desgracia Mangel se puso un pantalón para cubrirse y así trabajó el resto de la tarde instalando una reja que ya tenía finta de haberla puesto anteriormente.

El pretexto de no perderle pisada a todas sus acciones era que estaba buscando el momento justo para escapar, pero la verdad es que su omega interno se estaba emocionando al ver lo capaz que era de construir un hogar cómodo con sus propios brazos fuertes. Lolito estaba muy serio sin mostrar sus emociones, pero no era lo mismo para su cola que tomó decisión propia y comenzó a menearse feliz por el alfa, el zorro solo se dio cuenta de ello porque los cabellos largos de su cola le hicieron cosquillas en los muslos y se sonrojo enormemente al ver como se meneaba de lado a lado y la atrapó en el aire escondiéndola de inmediato. 

Bajó las orejas avergonzado y miró tímidamente al lobo para saber si él se había dado cuenta, por suerte el otro estaba muy ocupado para prestarle atención, o por lo menos eso era lo que parecía, además como era muy callado, si lo miró seguro no iba a decírselo. 

Pasando el momento bochornoso, siguió analizando al lobo, la reja la instaló muy fácilmente, todo lo necesario lo tenía bajo tierra, oculto bajo una tapa de madera que estaba a un costado de la entrada, solo la levantó y saco herramientas de allí, seguramente él mismo utilizaba ese encierro para pasar sus celos, oh... quizá solía aprisionar a otros omegas y estaba ante un psicópata... pensamientos terroríficos estaban por apoderarse de él, hasta sintió un escalofrío que le erizó todos los vellos del cuerpo, pero para tranquilizarse comenzó analizar la situación.

No era posible que ya hubiese tenido a otros omegas encerrados, primero, porque no tenía ningún tipo de comodidad antes de esos trabajos, todo estaba echo al modo individual y a parte de la cama improvisada solo tenía una mesa.

Ahora había construido un sofá cortando un par de troncos y clavando unas mantas para acojinarlo, muy parecido a lo que hiso con la cama, supuso. Después talló una madera gruesa y circular para hacer un cuenco y traerle agua fresca, ya que no iba a permitirle salir al rio así nada más por obvias razones. Y si ya hubiese tenido antes prisioneros pues ya tendría más cosas que lo evidenciaran, así que por esa parte estaba seguro de que ese lugar lo usaba para encerrarse él mismo y probablemente pasar sus periodos de celo.

Imperio Dominio y PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora