Atracción

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Que maldita pesadilla acababa de tener, dioses, su vida nunca había sido fácil, ni cuando sus padres vivían, pues, estaban en el bosque ocultos de la sociedad, siempre con miedo y vigilando, olfateando las cercanías y le dolía cuando se tenían que mudar, pues dejaban su hogar que tanto les costaba construir, pero a pesar de todo fue feliz con sus padres y sus hermanos, en cambio ahora... tenía que conformarse con estar sólo con Davyna y Vanessa, y ser él, responsable de que coman y... esos perros que lo acorralaron, él estaba... ¡Dioses!

Lolito se sentó de golpe asustado, estaba en una cueva pero no la reconocía, y esas mantas tan suaves, dioses, no fue una pesadilla ¿Dónde estaban sus hermanas? ¿Dónde estaba él? 

Bajó la vista a su cuerpo, tenía puesta una playera azul que le quedaba grande, olfateo el aire, los vellos de su piel se erizaron al olfatear a un alfa muy cerca, sus colmillos crecieron por la alerta y sus garras hicieron lo mismo, era inevitable que temblara de miedo, la zozobra por no tener a sus hermanas allí y saberse vigilado por un alfa le estremecía, le aterraba pero su espíritu se negaba a quedarse sumiso y lloriquear.

Su vista se estaba adaptando a la oscuridad de la cueva, la antorcha de la pared estaba casi consumida y en una mesada de madera alcanzó a ver que había cubiertos y quizá algún objeto punzo cortante que le sirviera para defenderse.

Sin dejar de temblar se retiro las frazadas que lo cubrían y se deslizó a la horilla de la improvisada cama, alto escalofrío le recorrió el cuerpo cuando los dedos de sus pies tocaron algo peludo y caliente debajo.

El mero instinto de supervivencia lo hizo retroceder como un rayo y se hiso bolita pegándose a la pared, no era necesario que hubiese luz para saber que su piel palideció a un grado fantasmal ¡El alfa estaba allí! ¡Bajo su cama! Esperaba que se levantara pero no sucedió y entonces aclaro su mente, con tanto miedo no podría lograr nada ni rescatar a sus hermanas, que ese era ahora su único objetivo de vida, ellas eran todo por lo que luchaba y no importaba morir en el intento pero de brazos cruzados no se iba a quedar.

Gateó sigilosamente para asomarse de la orilla de la cama y ver al alfa que suponía estaba profundamente dormido, seguro era uno de esos malditos perros que lo atacaron, pero mientras se acercaba a la orilla su miedo crecía pues ese alfa respiraba con fuerza, con la fuerza que solo un animal grande, muy grande podía tener y sus pies tocaron mucho pelo suave, si su memoria no le fallaba los perros que lo persiguieron cuando robó la tienda tenían el pelo casi al cuerpo y áspero. 

Sus garras se aferraron de la orilla del tronco y sus ojos miraron hacía abajo abriéndose como platos al ver a un lobo, un lobo enorme de pelaje gris oscuro estaba plácidamente dormido acurrucado sobre su propio cuerpo en el suelo y su aroma a madera, tabaco y menta golpeó sus fosas nasales complaciendo a su omega interno, lo olfateo un par de veces más disfrutándolo.

Cuando su cabello se deslizó por estar distraído con ese aroma y casi cae sobre el lobo, asustado logró detenerlo e incorporarse un poco para recobrar la cordura y su objetivo: la mesada para buscar con que defenderse y si el lobo no despertaba se escabulliría de allí para ir a por sus hermana a la dichosa tienda de los perros y ya verán como les iba a ir, no conocían la fiereza de un zorro al defender a sus seres queridos, lucharía como lo hicieron sus padres.

Logró deslizarse sin tocar al lobo, transformado como zorro era más ligero y ágil, se paró en sus patas traseras y apoyó las delanteras en la mesa mirando todo lo que en ella había, estaban muchos platitos tapados con diferentes comidas y su estómago gruñó, pero no tenía tiempo para comer, el lobo podría des...

Un gruñido le puso los pelos de punta y se giró de inmediato viendo como el enorme lobo obstruía la salida de la cueva y lo miraba con los ojos negros, profundos y amenazantes, el zorro le hizo hishh mostrándole los colmillos con fiereza, la reacción del lobo fue sacar tanto sus garras que se clavaron en la tierra de la cueva, una de sus garras era un dedo completo del zorro y sus colmillos... nunca había visto unos colmillos tan grandes tan cerca.

Imperio Dominio y PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora