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📒 L𝐨𝐬 R𝐨𝐠𝐞𝐫𝐬...
Llegaron a la casa, Mirko tocó la puerta y espero un rato, toco un par de veces más hasta que se escuchó una mujer gritar que en un momento atendía.
Así que esperaron un poco más en la entrada hasta que esta se abrió, dejando ver a una mujer confundida, que cambió su expresión a un alegre.
—Oh dios mío, pero que sorpresa, que bueno verte... Mirko—exclamo alegre una mujer que tenía una apariencia bastante cansada.
Tenía unas ojeras horribles, pero eso no impedía que la sonrisa de aquella mujer se viera bonita en su cansada rostro.
Era una mujer muy hermosa.
Esta se acercó y abrazo a Mirko con emoción, mientras tanto la mencionada solo rió correspondiendo el abrazo.
—También es bueno verte Connie—sonrió ampliamente Mirko, mientras se separaba del abrazo.
—¿Y quien es ella? ¿Es tu sobrina?—preguntó con una pequeña sonrisa mientras miraba a Alex, sin embargo, esta aparte la vista intentado no mantener ningún tipo de contacto visual.
Mirko rió.
—Si, ella es mi sobrina, vamos cariño, preséntate...—dijo y esta solo se encogió en su lugar.
—Soy, Alex... un gusto—dijo algo bajo, pero aún así la escucho.
—Es un gusto conocerte Alex, soy Connie, una vieja amiga de Mirko, espero que nos llevemos bien—dijo inclinándose a su altura y tomando su hombro con suavidad.
La miró y le sonrió un poco, ella se apartó y rió suavemente.
—Vamos, pasen por favor, las hice esperar un buen rato—dijo invitándolas a pasar, así que entraron.
La casa tenía una decoración bastante sencilla, algo apagada, pero tampoco estaba mal, había algunos cuadros en las paredes, donde se encontraba la familia.
—¡Mamá!... ¿¡Podrías venir a ayudarme, por favor!?—habló una voz femenina desde el piso de arriba.
—¡Ya voy cariño!—las miró—por favor tomen asiento, pónganse cómodas, en un momento bajo de nuevo—sonrió y subió las escaleras.
Se sentaron en uno de los sofás que había en la sala, esperando de nuevo a Connie. Por el momento, Alex se puso a mirar a su alrededor, viendo los cuadros colgados en la pared.
