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Después de descubrir mis poderes cree un universo completamente distinto al que yo conocí, cree galaxias, planetas, cree todo lo existente en el universo, pero se sentía solo.

Fue en ese momento cuando cree a los sanctus, fueron mi primera creación con vida, mente, y alma propia, cree el ambiente que les permitiría tener una buena coexistencia, pero necesitaban un regente que cuidara de ellos en todo momento, y yo no podía mantenerme en un solo lugar, tenía un universo que cuidar, más especies que crear, más vida que dar, y tome la decisión de crear seis dioses, cuatro de ellos representaban los elementos de la tierra, agua, fuego y aire, los otros dos dioses representaban el cielo, y la muerte, conocidos entre los sanctus como Terra, Aqua, Ignis, Caeli, Caelum y Mortem.
Cuando partí de Eritque arcus planetae confiaba en que mis seis dioses cuidarían bien de ellos, continué mi camino, habitando cada planeta que había creado con anterioridad.

Han pasado más de mil años, y después de mil años al fin volveré con los sanctus, mi emoción crecía, todo este tiempo soñaba con encontrarme con un planeta en completo orden, paz y próspero, sin que a mis sanctus les faltara nada, pero al llegar la tierra estaba seca, la ciudad se veía acabada en un completo caos, la codicia se había apoderado de mis sanctus, había sanctus en las calles, delgados y acabados, sentí una sanción extraña, como si mi corazón se rompiera, no lograba comprender, si había dejado aquellos dioses a cargo de ellos. Me dirigí aquella montaña donde había creado el palacio de aquellos cinco dioses que se encargarían de la subsistencia de mis sanctus, al llegar las puertas se abrieron a mi simple presencia, la escena que pude ver me indigno, aquellos cinco dioses gozaban de sus poderes para sí mismo.

-¿Que está pasado aquí?-Grite sentenciando y llamando la atención de aquellos dioses.-

Ninguno de ellos me contestó, tan solo me miraron con arrogancia, y Terra creó una jaula de ramas alrededor de mi, encarcelándome ahí, y yo no lograba comprender porque tanta arrogancia de su parte, y me negaba aceptar que se estaban revelando ante mí, su creadora.

-He escuchado que creaste tu propia destrucción.-Después de decir esto le hizo una señal a una sanctus que tenían por esclava y ella fue en busca de algo.-

-Insolente, te atreves hablarme de esta manera-Le cuestione furiosa y con voz imponente.-

Aquella sanctus regresó, con algo que parecía que parecía ser una enorme espada en forma de una pluma de muchos colores, colores que me parecía conocidos.- Has creado catorce planetas, catorce especies similares a tus queridos sanctus, también me enteré que en sus cuerpos creaste sustancias importantes que les dan a todos su apariencia, aurum estructura de oro, diamond pectus estructura diamante ¿cierto?, opalus estructura de ópalo, uvarovite estructura de uvarovita, kämmererite estructura de kämmererita, clinoclase estructura de clinoclasa, chalcanthite estructura de calcantita, carpathite de carpatithe poco original ¿no lo crees?, fluorite estructura de flourita, bismuth estructura de bismuto, osimum estructura de osmio, litosiderito estructura de litosiderito, y por último tu planeta de  los sueños donde sus habitantes están conformados de somnium polveris, o polvo de sueño.-

-Y ¿para que me das ese insignificante discurso?, ¿crees que no se como y de que cree a todas esas especies?-Le respondí con prepotencia.-

-¿Sabes porque?-Me pregunto con prepotencia.-

-Si lo supiera no te lo preguntaría, ¿no es obvio?-Le volví a cuestionar mirándolo con burla.-

¡Cállate y déjame continuar.!-Me grito con odio.-

-¡Cállate tu! Ten cuidado con lo que dices ser insignificante, ¡Tu no estas a mi nivel!-Mi furia incremento al grado que aquel destello blanco y azulado que sale de mi se comienza hacer rojo como el fuego, como la piel de los laude.-

-¡Yo soy un Dios!-Volvió a gritar herido por mis palabras.-

-Un Dios insignificante, tu, no eres nada sin mi, yo te cree, eres incapaz de crear algo y eso, eso muestra tu incompetencia como Dios, ¿te crees muy grande por controlar el cielo? Controlar un insignificante pedazo como el cielo a lado e lo que ¡Yo! Puedo hacer, no es nada.-Repliqué para herir su ego de Dios.-

-¡Dicen que creaste tu propia destrucción!-Volvió a gritar empuñando aquella espada y clavándola en el corazón de aquella sanctu, lanzando su cuerpo por una ventana cercana a ellos lo que me hizo reaccionar por impulso.-

-¡Si, la cree, y soy yo!-Le grite furiosa creando dos dagas de oro puro que rompieron aquellas rejas de ramas que creo Terra como si de hojas finas y delgadas se tratasen, para correr por el cuerpo de aquella sanctu , pero... cuando estaba en el marco de la ventana sentí algo atravesar mi espalda, mi cuerpo cayó por aquella ventana y podía sentir como poco a poco mis ojos se cerraban lentamente y comenzaban a pesarme, mi corazón se rompía al saber que aquellos seres que yo creé me dieron la espalda, sentía que falle, creí que seria el fin, pero, cuando estuve apunto de tocar el suelo, sentí como alguien me sostuvo entre sus brazos, lo que me hizo abrir mis ojos por última vez, y saber quien tenía la fuerza para sostener un cuerpo de una tan alta caída sin dañarlo y hay lo vi.-Mortem.-Fue lo último que mis labios pudieron pronunciar antes de dar mi último aliento y cerrar los ojos.-

Diosa CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora