5. Llegando Al Valle De Los Sanadores.

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La mañana era hermosa. Las aves cantaban fuera de la habitación de la posada. El viento soplaba suavemente limpiando el cielo, dejándolo con su magnífico tono añil. Zhou Zi Shu se despertó. Parpadeando un par de veces para evitar que sus ojos siguieran nublados por el sueño.
Levantó un poco el rostro encontrándose con el apuesto perfil de un Wen Ke Xing dormido.
Asustado como un gato al que le tiran agua encima, se retiró bruscamente de su lugar. El dolor intenso en su espalda baja lo hizo detener sus movimientos.
—Mierda… —había jurado no volver a dormir con ese vil demonio Wen pero al final resultó no sólo dormir, ambos follaron como conejos en época de apareamiento, como si no hubiera un mañana. Sus huesos de mariposa tenían las marcas de amor más grandes. —Este hijo de su mamá… —¿Cómo se mostraría al médico en ese estado?
—Ah-Xu… —Wen Ke Xing se removió inquieto al no sentir el calor del otro hombre. —¿Ya estas despierto? —Abrió uno de sus ojos coquetos.
—Tenemos que levantarnos ya.
—No… quedémonos otro rato aquí… —tiró de la mano de Zhou Zi Shu para que este regresará a sus brazos. —¿Te duele?
Zi Shu le dio una leve sonrisa y negó. —No, estoy bien.
—Soñé con la pequeña A-Xiang… —la sonrisa en su rostro estaba pasmada con un aire de nostalgia. —Ella probablemente ahora estaría tan feliz de saber que… —su voz se entrecortó.
—Lao Wen… —Zhou Zi Shu podía entender a la perfección el sentimiento de pérdida que su esposo sentía. Aunque no había tratado demasiado a esa joven señorita, comprendía que ella ocupaba un gran lugar en el corazón del hombre a su lado.
—Está bien… Ah-Xu ¿qué piensas que pueda ser?
Zhou Zi Shu sufrió un ligero espasmo al escuchar su pregunta. La incomodidad y la vergüenza inundó una parte de su interior. —Bueno yo… yo no sé…
—¿Qué quieres que sea? ¿niña o niño? —la mirada de este hombre permanecía clavada aún en el tejado de la habitación.
—Pues…, creo que nos vendría bien una niña ¿no lo crees?
Wen Ke Xing rió y asintió. —Sí, seguro que será muy hermosa. Igual que tú —por fin miró a Zhou Zi Shu. — Yo también quiero que sea una niña.
Se giró en su lugar para quedar frente a Zhou Zi Shu, abrazándolo después. Se dispuso a dormir una vez más pero realmente no podía. Su mente comenzó a divagar en el futuro.
Una figura conocida apareció en su mente, esa niña que se le pegaba como un pequeño cachorro. A la que le quemó su boca la primera vez que le intentó dar arroz, esa niña que también consideró como su hermana e hija. La pequeña Gu Xiang.
¿Podría ser posible que regresara como su propia hija?
¿Quién era él para merecer una bendición de esa magnitud? Recibió una segunda oportunidad. Obtuvo a su alma gemela, una familia y en el futuro un hermoso hijo o hija. ¿Quién era él para merecerlo?

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Después de darse un baño y comer algo, emprendieron de nueva cuenta el viaje. Caminando juntos, uno al lado del otro. Al principio Zhou Zi Shu tenía una grave repulsión hacia Wen Ke Xing pero con el tiempo se volvieron amigos inseparables. Entre ellos no podrían haber secretos. Al final las almas que estaban destinadas a caminar juntas por el sendero de la vida se quedaron ahí para seguir adelante, brindado apoyo fraternal uno al otro. Esa era su vida aunque al principio tuvieron que recorrer un camino lleno de dolor y tristeza para volver a encontrarse.
Su amor  es una flor de primavera entre dos personas, una flor que se desarrolla en verano y no se marchita en invierno. Porque ellos estaban el uno para el otro, en las buenas como en las malas. Eso es el amor.
—¿Por qué de repente me he vuelto frágil? —se quejó Zhou Zi Shu.
—No es que seas frágil, lo que pasa es que no estás acostumbrado a los nuevos cambios en ti.
Zho Zi Shu lo miró con recelo. —Tenías que hablar conmigo primero de esto.
—No, si lo hablaba no hubieras querido o ¿Sí, Ah-Xu?
—¡Por supuesto que no! ¿Quién quisiera estar preñado?
—No estás preñado, ni que fueras vaca. Estás embarazado que es distinto.
Zi Shu cerró los ojos y dejó escapar una ligera risa. —Eres un tonto ¿lo sabes?.
—Un tonto con suerte —guiñó uno de sus ojos en la dirección de su compañero. Zi Shu se rió ante tal atrevimiento. Después de ese breve descanso retomaron su caminar por los senderos del bosque de bambú.
Cuando el sol estaba poniéndose, ellos recién llegaban al valle de los médicos. Estar una vez más en ese lugar, le estaba dando dolor de cabeza a Wen Ke Xing.
—Ke Xing… ¿puedes hacer esto?
El nombrado asintió —Claro que puedo ¿cómo podría hacerme llamar padre si no hago sacrificios por mi familia?
—Pero esto no es necesario que lo hagas. No si no te sientes cómodo.
—Señor Wen Zi Shu usted es mi esposa. Así que lo acompañaré hasta el infierno si es necesario.
—Nadie tan bueno como tú en las palabras. En tal caso, vayamos.
Ambos entraron a la secta. Las personas del lugar los miraban un poco extraño pero ellos siguieron adelante, como si nada. Caminaron poco más, sin saber exactamente qué camino tomar.
—¡Hey! Buen hermano ¿Sabes dónde podemos hallar al gran Gao Yingcai. —cuestionó Wen Ke Xing a un discípulo que pasaba con un cesto de hierbas medicinales.
El joven Discípulo los miró de arriba a abajo. —¿Para qué buscan a ese loco?
—Queremos volvernos locos también.
El joven hizo un gesto parecido al de estar asqueado. —Sigue este camino, te llevará a la colina verde. Ahí vive ese lunático.
—Gracias buen hermano. –se dieron media vuelta, caminando por el sendero indicado.










Holis!!!.

Espero les guste el cap.

GRACIAS POR LEER.

PRÓXIMAMENTE...

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