OCHO 🌺

43 7 0
                                    

La duda podía matar su cabeza, pero las inmensas ganas que tenía de acercarse a aquel dúo que lloraba sin poder detenerse, le eran más fuertes que cualquier otra cosa.

Jimin y Hoseok le habían dejado hace ya una hora y media, ella no podía quedarse en su habitación, inventando una tonta excusa logro que los dos mayores aceptarán que ella se quedará en los pasillos deambulando mientras ellos partían a sus clases de todo los días.

Tomando una profunda respiración, obtuvo la valentía que buscaba y con lentitud comenzó a mover su silla de ruedas gracias al impulso que ejercía con sus manos.

Sintiéndose aún más nerviosa, no dejo de moverse por ningún segundo, sentía que podría ser un mal estrago estar intentando acercarse a algo que se notaba era muy personal para Jennie y Nam, pero aún así, quería brindarles un apoyo, tanto como ellos lo hicieron con su persona cuando estuvo tan mal.

—... Jennie, hey — Murmuró cuando estuvo lo suficientemente cerca, Lisa pensó que no le había escuchado y cuando estuvo a punto de volver a hablar, unos orbes marrones se posaron en su persona.

Él no supo porque, pero sintió una opresión en el pecho cuando vio las pequeñas lágrimas que caían de sus ojos bajando por las mejillas teñidas de rojo carmesí de Jennie.

— Lo... Lo siento, yo solo h—he querido saber c—com... — Pero unos brazos delgados cruzaron por su cuello abrazándola tan fuerte que sentía que podría asfixiarla, pero sin importarle nada y solo intentar consolarla, con sus manos tomo la cintura de Jennie y la atrajo hasta ella, dejándola sobre sus piernas, teniendo un contacto más profundo, también la abrazo dejando que la pelinegra escondiera su rostro en su cuello.

Mirando a Nam, quien también la miraba, sonrió apenas un poco y se sorprendió cuando el mayor imitó el acto que hizo, pasándose a la silla donde anteriormente estaba Jennie, Lisa supo que también aquel chico necesitaba un poco de consuelo, así que sacando una de sus manos, palmeó lentamente su hombro haciéndole saber que también estaría para él. Después de todo, Nam aún seguía siendo su tutor en la estadía que llevaba en el hospital.

<...>

— Ha sido mi culpa... — Murmuró el mayor a los dos menores mientras sorbía su nariz. — Mi maldita y asquerosa culpa.

— No lo ha sido, tú no sabías que esto pasaría Nam — Jennie susurró lo suficientemente alto para que ellos tres escucharán.

— No lo entiendes Jennie, he discutido con ellos antes de que vengan aquí, no aceptaban el hecho de que repartiera mis horas en estudiar y trabajar como un paramédico, les he dicho tantas cosas que ahora estoy arrepintiéndome demasiado — Farfulló secando sus lágrimas con furia.

— Nam, que tus padres chocarán no ha sido tu culpa, ha sido una mala suerte que a ambos le tocará, pero aún así, tu trabajo es quien los ha salvado a ambos. ¿No lo crees? — Lisa intervino colocándose del lado derecho del chico.

— Nunca sentí tantos escalofríos como cuando los vi, jamás imaginé que en el puente Seongsu estarían ellos — Sollozó un poco más, pero tapo su boca intentando apaciguar cualquier llanto escandaloso que viniera.

Lisa quedó de piedra, ¿Acaso aquel puente era de la muerte?

—¿...Seongsu? — Murmuró mirando a Jennie quién asintió dándole un pequeño apretón en su pierna sana.

— El mismo, Lisa — Hablo Jin. — Ha sido brutal, y—yo no sé qué haría si algo sucediera con ellos.

— Tú no hagas nada, tú estarás entero y completo para cuando ellos despierten. ¿Sí? Tú los recibirás y entenderás que esto fue una mala pasada tal y como lo dijo Lisa, aquí estamos para ti — Jennie lo abrazo tan fuerte que lo hizo quejarse— quéjate y todo lo que quieras, pero no te soltaré por nada del mundo — Ahora logro sacarle una pequeña risa.

Quedándose con ellos, Lisa también intento consolarse guardando las emociones encontradas para cuando supo la verdadera razón del llorar de Nam y Jennie, podía entenderlo perfectamente, ella sabía lo que era estar en una situación tan agobiante y frustrante como lo era ver a tus padres en una camilla sin saber lo que sucedería con ellos.

Lo entendía porque ella estaba seguro que quien ocasionó que sus padres colisionaran y murieran días después, fue él y su gran estupidez.

Lisa había quedado huérfana desde que tenía dieciocho años, en aquel entonces... Ella era solo un chica que no entendía nada de la vida y sentía que podía manejar todo a su jodido antojo, que mal se encontraba, ojalá hubiera sabido y entendido que uno vive por el día a día.

Entender que sus padres eran la cosa más valiosa que podría tener en su vida, que su hermano también era algo que jamás deseaba perder pasando por encima las peleas y discusiones que tuvieran, ojalá lo hubiera amado más de lo que lo hizo, les hubiera dicho cuánto necesitaba de su compañía aunque tuviera cincuenta años, los necesitaba y en estos momentos no podía hacer nada para traerlos consigo físicamente, solo los tenía en espíritu y en su corazón.

Secando una pequeña lágrima traicionera, alzó la vista encontrándose con la chica que lo miraba con interrogación, soltando en un susurro, le aclaró;— no es nada...

Jennie asintió, pero en desconformidad se replanteo a si misma que luego intentaría saber que pasaba por la cabeza de Lalisa.

911- JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora