Sus ojos le pesaban en demasía, la cabeza le dolía como si mil agujas se clavaran en ella, la luz blanca le impedía ver con claridad y sus orbes ardían.
Lisa comenzó a desesperarse cuando sus piernas apenas y podían moverse, las sentía pesadas, moviéndose bruscamente soltó un chillido de horror y dolor cuando una atroz punzada le cruzó su torso dejándola sin aire, gruñó en desconformidad. Los pitidos de la maquina que indicaban sus latidos comenzaron a acelerarse al punto de molestarla, con un poco de torpeza Lisa quiso levantarse, pero la puerta resonó tan fuerte que le impresionó.
Dos doctores entraron junto a varias enfermeras, rápidamente la tomaron de sus brazos lentamente para que no quisiera levantarse o al menos hacer alguna fuerza indebida.
- Ya hija, tranquila... Por favor recuéstate y intenta no ponerte nerviosa, ¿Sí? - La voz calmada del hombre calvo comenzó a tranquilizarle de manera abrupta. - ¿Recuerdas algo?
Carraspeando un poco, abrió su boca para contestar; - Un poco...
- Bien, yo solo te daré alguna que otra información sobre ti, ¿Vale? Hace seis días que estás sedada, tuviste un gran accidente donde chocaste contra un coche - Y como si fuera una ola de recuerdos, la peliverde recordó el porqué iba tan fuerte aquella noche, una incomodidad ocupó su cuerpo por completo, todo había sido culpa de su increíble enojo y frustración. - Tuviste una gran fractura en tu brazo y tres de tus costillas, sufriste un traumatismo de cráneo severo pero estarás bien, ¿Ha sido demasiada información? - Preguntó al ver el rostro de la chica, parecía perdida en sus pensamientos y algo aturdida.
- ¿Cuánto tiempo estaré aquí? - Murmuró mirándolo.
Sus ojos delataban cuanto estaba sufriendo lo que le sucedió, ella no quería estar allí, solo deseaba estar en su dormitorio de la Universidad riéndose de las estupideces que Jimin o Tae le dijeran, estar molesta por las infinitas horas de clases que le tocaban.
- Lo suficiente para que sanes completamente, deberás comenzar rehabilitación luego de salir, tu pierna necesita volver a recuperar la masa muscular y la fuerza, por el momento te podrás manejar en sillas de rueda, claro, cuando puedas estar sentada sin que tus costillas molesten. - Musitó con total tranquilidad, Lisa lo admiraba en demasía. Ojala ella pudiera tener aquella aura, en estos momentos se sentía asfixiada como nunca se sintió en su vida.
-¿Ha... Ha quedado algo de mi motocicleta? - Se atrevió a preguntar, la verdad es que quería saber algo más de aquella fatídica noche.
- Lamentablemente no, los daños fueron devastadores. No ha quedado nada - Negó. - Por el momento, intenta no pensar demasiado... Te recomiendo que intentes tranquilizarte, tienes tiempo para asimilar todo, ahora... ¿Nos permitirías evaluarte? - Lisa asintió tranquilamente.
Mientras le hacían diversos estudios de los simples y comunes que mayormente practicaban para ver que todos sus sentidos estén perfectamente bien, ella no podía dejar de pensar en aquello que le sucedió y como si fuera poco, un rostro peculiar vino a su mente, abrió un poco sus ojos al recordar el nombre, sonrió a medias mientras susurró; - Jennie.....
Jennie era quien le salvó la vida o al menos no la dejó cuando ella le pidió desesperadamente su compañía, en algún momento debería volver a verla para poder darle las merecidas gracias.
Ella sabía que estaba viva gracias a esa chica.
- Doctor... - Le llamó obteniendo la mirada y atención completa del mayor; - ¿Usted conoce a alguna chica llamada Jennie? - tirándole una sonrisa asintió y Lisa no pudo sentirse más que bien que en ese preciso momento.
- Sí, Kim Jennie... Es una chica bastante peculiar, trabaja de Paramédico, siempre que puede ha venido a visitarte - Le contestó.
Aquello la sorprendió bastante pero no dejo de sentir empatía por ella.
-¿De verdad? - El hombre asintió.
- Está mañana ha llegado aquí con otro accidente y aprovecho el momento para verte, tú aún seguías dormida.
Quiso odiarse por no haber despertado en aquel momento que ella estuvo en su habitación.
-¿Podre verla en algún momento? - Volvió a preguntar pero con una gota de ilusión en su voz.
- Mueve tus manos así - Le ordenó haciendo los gestos que Lisa debería hacer. La peliverde lo imitó - Y sí, podrás verla en algún momento, cuando le diga de tu despertar estará feliz. - Perfecto, ahora mueve tu pierna sana. Levántala lo más que puedas - Y Lisa así lo hizo.
No pudo evitar volver a sonreír, conocería a Jennie y eso la ponía de muy buen humor.
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911- JENLISA
Fiksi PenggemarUn accidente que casi le cuesta la vida a lisa Un ángel que vino a curar todas sus heridas, Kim Jennie _________________________________________ La historia no es mía, sólo es una adaptación La escritora original es @myboyisjeonggukandin Portada he...