Siete

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Choi Soobin

Los días siguientes fueron aún mejores que los primeros. Resultó que los labios de ambos encajaban perfectamente y no querían separarse, que las manos de Soobin eran ideales para abrazar al ángel y que sus palabras del uno al otro nunca se terminaban.

Era algo irónico; a Soobin le costaba creer que algo existiera, pero se había enamorado de un ángel, de la perfecta prueba de cosas que él apenas y comenzaba a intentar comprender. 

Amaba ver el ojo izquierdo verde de Yeonjun y su otro ojo miel, parecían tener el mapa entero de las galaxias si los veías muy de cerca. También amaba ver como el mundo del ángel que se había compuesto a base de sonidos y tacto tomaba formas y colores visuales. 

ㅡ¿Y así se ve todo el mundo?ㅡpreguntó una vez Yeonjun mirando por la ventana. Nunca habían salido de casa, principalmente por el peligro que representaba que alguien viera sus alas.

ㅡDepende de dónde lo miresㅡrespondió Soobin, mientras revisaba unas cuentas. 

ㅡYo creo que sí hay algo bueno aquí, en el mundo. 

ㅡY también maloㅡcontestó Soobin con cuidadoㅡ. Donde hay bien hay mal. 

ㅡMe pregunto si esa regla aplica en el cielo. ¿Te imaginas un ángel malo?

ㅡAquí es muy diferente, pequeño ángel curioso, y no tengo idea si en el cielo haya maldadㅡSoobin se encogió de hombros y miró las bonitas alas de Yeonjunㅡ. Pero no creas ni un segundo que todo es bueno. 

ㅡSupongo que todo es una combinación de ambos, ¿no crees? Tú, Kai, la señora que me trajo... quizá hasta el cielo y nadie me lo dijo. 

Yeonjun volteó a verlo, sus ojos de dos colores reflejando el deseo de querer saberlo todo.

Inmediatamente comenzaron los disparos.

El sonido estridente anunció al plomo y acompañó al miedo.

Las balas solo veían de un lado de la casa, Soobin se apresuró a tomar a Yeonjun e ir a la puerta trasera de la casa. El ángel no gritó ni se detuvo, el humano sentía un pesar horrible que no podíaㅡni tenía tiempoㅡ, de explicarse. 

El ataque persistía cuando se subieron al carro que tenían para emergencias como esas. Soobin arrancó mientras pensaba en todos los enemigos que tenía y los posibles culpables de esa mierda. A su lado, Yeonjun temblaba. 

Estaba tomando el camino de huida cuando vio un auto detrás de ellos. Pisó el acelerador y volteó a ver a Yeonjun. 

ㅡ¡Agáchate. Agáchate!

Tan pronto el otro auto estuvo cerca de ellos comenzaron a disparar. Soobin vio dos tiradores y un conductor, para colmo, estaban del lado de Yeonjun.

Soobin se estiró y tomó su propia arma sin soltar el volante, comenzó a disparar con un ojo en el camino y otro en el auto contrario. 

ㅡ¡Atrás, ve a atrás!ㅡle gritó a Yeonjun. 

Yeonjun se movió, sus alas estaban encogidas y temblaba, Soobin sintió una punzada, muy dentro de su pecho, fuerte, profunda y dolorosa.

Cadere [Soojun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora