03

264 39 86
                                    

(Editado)

Voten y comenten mucho xfa
🫀🫀🫀

—L l y r—

El camino desde el castillo real hasta la casa de Barik nunca fue tan rápido, Llyr se encontraba casi corriendo por las calles, ni siquiera le importó que sus diez hombres lo siguieran como corderitos mientras hacían montones de preguntas sin más respuesta que un simple 'Nos vemos en el barco en veinte minutos, busquen al resto. Nos vamos de aquí ahora mismo. Sean discretos, seguramente alguien nos sigue'

Aeron junto a seis chicos más se alejaron rápidamente, en busca del resto de la tripulación que estaba dispersa alrededor del pueblo y en el barco. Rhys apresuró el paso hasta quedar a la par de Llyr.

-¿Por qué no sabía que tenías un hijo?-preguntó en voz baja, con la frente ligeramente arrugada.

-Creo que Deimos acaba de responder esa pregunta.-dijo entredientes, el enojo aún corriendo por sus venas.

Rhys solamente asintió con una mueca en su rostro.-Si, ha sido una mierda que lo haya amenazado...¿que edad tiene?

-No quiero hablar de eso ahora Rhys.-murmuró girando en una esquina rápidamente, cerró los ojos con fuerza.-Joder.-rugió, pateando una roca con fuerza, la roca golpeó a una niña en la pierna.-Perdona cariño.-murmuró apenado al pasar junto a ella, la pelirroja solamente le mostró la lengua, Llyr le lanzó uno de sus anillos puesto que no había dejado de caminar y entonces ella le sonrió a la distancia al notar que era oro.

Rhys quiso reír ante la escena, pero no le pareció el momento adecuado.

La pelirroja intercambió miradas con Devon y Kaerhiss cuando Llyr se adentró en la casa de Barik, sin tocar y dejando la puerta abierta, cuando la taberna (obviamente abierta) estaba justo a unos dos metros; lo siguieron silenciosamente.

A pesar de que la taberna de Barik había sido el lugar en donde pasaban noches de fiesta cuando visitaban Seikos, ninguno de ellos había entrado a la casa del hombre, simplemente porque jamás los invitó a pasar, ni él ni su esposa.

-Ve por Barik y Lyzore-ordenó Llyr, a ninguno en especial. Kaerhiss fue el que corrió hacia la taberna, sin entender que demonios estaba pasando.

Devon cerró lentamente la puerta a sus espaldas y simplemente miró en silencio a Llyr, quien se movía por la casa como si fuese la suya propia. Se perdió en las escaleras hacia el segundo piso durante unos cortos minutos, en los que Devon miró a Rhys en silencio.

-¿Qué crees que está haciendo?-preguntó el joven en voz baja.

-Ni puta idea.-respondió la chica sincera.

Ambos regresaron su mirada a las escaleras, de donde Llyr bajaba rápidamente, con un saco blanco en una mano y en la otra un oso de peluche que ambos miraron desconcertados.

Llyr metió el oso dentro del saco lleno de ropa y juguetes, se quitó el collar que alguna vez le perteneció a su madre y del que aún colgaba el anillo de su padre, aunque, en los últimos años se le había sumado una llave de plata.

Y mientras ambos miraban atentos como caminaba hacia una puerta trasera en la casa, la puerta detrás de Devon se abrió bruscamente, lanzándolo contra Rhys, ocasionando que ambos cayeran al suelo.

-¿Qué demonios Llyr?-preguntó el barbudo, ignorando a los dos piratas que acababa de tirar al piso.

-Saben de él.-murmuró el rubio con voz temblorosa, abriendo la puerta trasera con un movimiento lento. Barik lo miró pálido.

The goddess' heart 🫀 beta versionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora