Ella...

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Ahh diablos- es lo primero que digo mientras salgo del auto, estirándome para eliminar el cansancio que me dejo el viaje.

Esta casa es hermosa, su jardín pequeño al frente, su suelo dulcemente mantenido, sus dos plantas y sus colores pastel que evoca recuerdos bellos, eso debería hacer… dejo de mirarla cuando un mal recuerdo cruza por mi mente, mejor es crear recuerdos, no recordar algo que no deseo.

Entro a esta casa cuidando cada paso que doy, su baldosa de efecto madera, su color champaña en las paredes, su aroma a madera de pino del ambientador, un suspiro escapa de mí al imaginarme nuevos días aquí, nuevos días, pero solo.

Empiezo a bajar las maletas del auto, después de haber revisado toda la casa y admirar lo bello que Mario había dejado ese lugar, sin duda sabe reconstruir casas. Esto es lo que tengo ahora, unas maletas, un auto, una cuenta de banco, un corazón roto y tiempo de sobra.

Hola- escucho una voz detrás de mí.

Giro la cabeza para ver quien es mientras algo que Dios sepa de donde salió cae en mi pie.

Demonios. Grito agarrándome del auto intentando no caerme por el impulso.

No, no soy un demonio- una joven que podría pasar por colegiala me mira cerca.

No, ¿acaso no ves lo que paso? - le digo recomponiéndome.

Si- me responde ella- te acaba de caer una pieza central de mesa en el pie.

La toma del suelo y me la da. “Es linda intenta no romperla”, se gira sobre sus pies y se va caminando, su falda suelta y corta, sus medias altas y blusa blanca podrían hacerla pasar por niña, claro las colitas que lleva también lo hacen, de no ser porque lleva tacones creerías por detrás que es una cría.

Vaya mierda- digo casi en silencio, terminando de sacar las cosas del auto para llevarlas dentro de la casa y por fin darle ese toque personal al lugar.

Día corto o día largo depende de cómo se vea, una casa limpia y completamente habitable, además alejada en una villa para que no moleste demasiado el ruido del exterior y sin vecinos…

Momento.

me levanto bruscamente del sofá donde estaba echado, si no tengo vecinos ¿qué hacia esa mujer aquí?, como se metió en una zona privada.
Ahh, sería una puta pienso un segundo o la hija del conserje, esas ideas pelean en mi mente, tiene edad para ser las dos, y una mirada de niña que engañaría, así que ni idea, dejo de pensar en ella sobre todo porque no quiero un enredo con una mujer por ahora.

Termino por quedarme dormido en el sofá, un rayo de sol atraviesa la ventana y da justo en mi cuerpo provocando que quiera quitarme la ropa, pero algo me dice que no, algo me invoca que esa niña mujer regresara y que me vería desnudo en el sofá de la sala.

Me despierto con el timbre de la casa sonando como loco, quien sea el gracioso deberá pagarlo caro hoy, de un sueño no se despierta a un hombre y menos a uno que ha conducido 10 horas sin parar un auto, abro la puerta de golpe y me encuentro de frente con ella.

Hola-me dice con una voz sueva pero firme.

¿Qué quieres? - le pregunto sin darme cuenta lo terriblemente tosco que debo sonar.

Tu auto estorba, ¿lo quitas por favor? - me dice, pero siento en su voz que más que una petición es una orden.

No- digo cruzándome de brazos- mi auto se puede quedar hay.

No puede- me responde ella señalando con el dedo al lugar donde está el auto-o lo quitas tu o ellos se encargarán.

Veo a dos chicos en una auto deportivo, mirando la escena desde el otro lado de la cerca de arbustos, no son intimidantes, pero por alguna razón no me dan buena espina.

No- digo firmemente- allí se queda y punto.

Blamm.

La puerta termina azotada con su mano sobre ella, es ¿que no entiendes?, n puede quedarse porque te lo van a estrellar- su voz despender el veneno de una víbora, sus ojos inocentes tomaron un color peligro, su pose de niña inocente y su vestuario es lo único que no deja que le obedezca.

No, y quita tu mano de la puerta o llamo al conserje para que te hecho como la intrusa que eres, le quito la mano de la puerta y la cierro sobre ella.

Ah menudo idiota- bufea mientras se va, “hagan lo que les dé la gana, pero no me metan en sus líos” les grita a los chicos del auto mientras se va, “pero bebe, ¿Qué te pasa?”, “princesa ven y lo hablamos”, los dos chicos le gritan para que regrese, pero se va como si el mismo demonio la llevara, es una bella escena, a donde pertenece debe estar, ahy revolcándose con los chicos del auto deportivo como la zorra que debe ser.

JUGUEMOS CORAZON.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora