JUGUEMOS CORAZON.

Un día a la vez

Narra Dai

Es extraño vivir sabiendo que tienes hermanos pero estando tan distante de ellos que apenas le puedes decir sangre, eso pensaba hace unos años, hace un tiempo creía que éramos la familia más anormal de la historia, que un padre con hijos de diferentes mujeres era demasiado raro, y que aquellos no eran mis hermanos, tenía una mente demasíado rápida para mi edad o eso me decían los tutores cuando era niño, lo que se es que cuando tuve casi 8 años, me presentaron a mis hermanos,  Lerialt tenía 7 años y casi 8 en cambio Ameleine apenas había cumplido 6, me parecieron los sujetos más extraños de mi vida, más cuando eran mis "hermanos", me lamente durante un tiempo que me veía casi igual que Lerialrt, poco a poco lo acepte, más bien con la suficiente velocidad, Ameleine era algo intensa y jugaba mucho con ler, pero cuando quería leer siempre me buscaba a mi, olvide cuantas veces se quedó dormida en la biblioteca aquel verano que nos presentaron pero lo que se es que durante algunos años estuvimos juntos y fue la mejor época de mi vida.

Podría decir que con Ler me lleve mal al incio, era raro ahora tener un hermano con quién compartir el amor de un padre, en donde enseñaba a nadar a dos, no a uno, en donde leia cuentos para 3 hijos pero tenía mas tiempo para verlo, además Ler era...Ler, no hay que entenderlo solo hay que quererlo, cuando tenía 10 años ya me llevaba bien con mis hermanos, y entonces padre nos contó sobre nuestras madres, madres que nos habían abandonado por algo de dinero, que tristemente nos amaron demasíado poco para quedarse, pero que con un padre como el teníamos más que suficiente, por eso solo nos teníamos uno al otro.

Al cumplir 12 mi padre me coloco en mi primer y último campamento de verano, era mucho decir campamento además de ser una reunión de niños llorones en el bosque, tenía que cuidar a Ler, por alguna razón debiamos ir juntos, para evitar malos comentarios o la influencia en mi opinión ,malsana ,de los altos elites y sus hijos, padre decidió que iríamos a su pueblo natal, allí me inserte en el campamento odiando el hecho que me perdería el cumpleaños 10 de mi hermana, prometimos que lo celebrariamos luego de aquellas 3 semanas intesas...pero ese día nunca llegó.

A mitad de la segunda semana de campamento, cuando por fin Ler se había adaptado y yo llevaba un balance perfecto un auto llegó por nosotros, mi padre se veía agotado y con ojeras, jamas en mi vida había visto a mi padre de esa forma, sus prendas tenían sangre seca y el proyectaba el aspecto de no haber dormido en días, mentiría si dijera que jamas note los guardias que cuidaban de mi hermano y de mi, que dé repente hubieran más guarda bosques cuidando los niños, sabía que era por mi padre pero jamás imaginé verlo así, aún hoy es una imagen que me da tristeza, me da miedo ver a mi padre algún día igual de acabado que ese caluroso día.

Sin mediar palabras abrazo mi cuerpo mientas yo procesaba todo, mi hermano llegó corriendo a sus brazos y allí con ambos en su protección vi a mi padre romperse en llanto, fueron los minutos más agotadores de mi vida, y después de eso,  todo fue muy rápido, el auto nos llevo fuera de ese campamento, abandone varios libros allá por la prisa, mi padre llamaba por teléfono desesperado, y supe que todo estaba mal.

Papa...que sucede?-la voz de mi hermano mostraba miedo miéntras apretaba los puños.

Nada Ler...solo...-no pudo decir más, y para Ler y para mí fue suficiente con eso, solo eso basto para saber que nisiquiera el sabía.

Al cabo de casi una hora nos detuvimos en un lugar con aroma a desinfectante, la entrada tenía un aroma a cierto cítrico y descubrí que la zona de comer siempre conservaba el aroma a café, al entrar solo notaba la blanco del lugar, lo limpio de todo, sostenía la mano de mi padre y en su otra mano mi hermano se sostenía, pero ella faltaba y mi hermano lo noto rápidamente, miéntras esperábamos sentados en aquel pasillo blanco el por fin me habló.