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< Pero ¿qué dices, Tenten? Te amo.

No sigas mintiendo Gaara, sólo fui otro de tus trofeos >

< No digas eso, en verdad te amo y eres lo más importante en mi vida.

No parecía eso cuando besabas a esa chica, ¿no? >

< Sólo fue un impulso...

Oh, cállate >

Tenten guardó su móvil en su bolsillo y respiró profundo. El número y letra adheridos a la puerta frente a sus ojos le hacían dudar en quedarse o no.

Aquella se abrió dejando ver a un casual Neji, sus jeans perfectamente ajustados a sus piernas, la playera en cuello V ceñida a su pecho y sus lentes negros.

—Vaya, vaya... ¿ahora quién es la acosadora?

Una risita salió de los labios del castaño que aún no creía que Tenten estuviera esperando por él.

—Yo sólo, me, me preguntaba si, no sé tal vez tú, y, y yo pudiéramos salir a algún sitio.

El Hyuga cerró la puerta de su departamento y le extendió su brazo para que ella entrelazara el suyo.

—Acepto ir a una cita contigo.

Ambos comenzaron a caminar.

—No es una cita. —replicó un poco avergonzada.

—Si claro, lo que digas. —se acercó a su oído— Vamos por helado.

Le habían dado tres vueltas a la manzana decidiendo en qué heladería comprar, hasta que eligieron la primera que habían visto.

El aire acondicionado del lugar apenas y mantenía firme las bolas de nieve del cono de Tenten, que admiraba embelesada a un Neji muy hablador.

No tenía ni la menor idea de lo que hablaba, pero le gustaba verlo.

Bajó su mirada hacia sus labios, que estaban en un proceso de abrir y cerrar mientras saboreaba el helado, y quedó perpleja imaginando que ese movimiento se debía a un beso imaginario entre ellos dos.

Simplemente no podía dejar de verlos, quería y necesitaba besarlo.

—Hazlo.

La morena parpadeó repetidas veces saliendo de su trance al escucharlo hablar.

—Disculpa, ¿hacer qué?

—Ya sabes. Besarme.

Tenten rodó sus ojos divertida, aunque no quisiera admitirlo eso era algo que le gustaba de Neji: su vanidad y sarcasmo era algo que podía subirle el ánimo de inmediato. Cómo negarse a hacer lo que más quería en esos momentos.

Se apoyó sobre sus codos y, aprovechando un pequeño rastro de helado en la comisura de sus labios, se acercó a limpiarlo y de paso besarle tiernamente.

—Vainilla. —musitó la chica después de saborear.

Él le sonrió y le animó a acercarse de nuevo.

El beso ahora era un intercambio de abrazos entre sus labios y un par de veces el roce de lenguas.

Nada les importaba en ese momento, mucho menos el líquido que escurría por sus manos. El aire acondicionado ya no era suficiente.

Al separarse y juntar sus frentes, el chico, con su respiración agitada por la alegría le tomó la mejilla.

—Sé mi novia.

Day Dream 》NejitenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora