Pocas horas habían pasado desde que tuvieron su plática acerca de Gaara.
Los sentimientos seguían expuestos, pero nada que un buen helado, risas, paseo por la plaza y unas buenas carcajadas al disfrazarse no pudieran solucionar.
Al llegar a casa, prevenidos de ninguna señal del pelirrojo, se dedicaron a molestar un rato a Ino por su muy bien diseñado atuendo de zombie bailarina. Después subieron para asearse y probar algunos de los bocadillos que, como por arte de magia, habían aparecido en el refrigerador.
Pasó el tiempo y llegó la hora de bajar al salón y disfrutar de la fiesta.
La decoración era maravillosa: todo repleto de sangre falsa, telarañas, bebidas humeantes, fantasmas colgando del techo. Todo maravilloso.
—¡¿Quieres sangre de Drácula?! —gritó Neji estando en una zona un tanto tranquila.
—¡Prefiero unos huevecillos de tarántula!
El castaño, quien había sido convertido en el príncipe Erick, dejó de sostener la mano de Tenten, en ese momento Ariel, para ir en busca de unos bocadillos.
La morena tomó asiento en un alargado sillón y admiraba los ingeniosos trajes de los que asistieron.
Su comodidad se vio invadida por la inoportuna visita de un chico vestido de uno de esos seres extraños de colores que todo el tiempo querían abrazarse y saludar a un niño con forma de Sol, se pegó a su cuerpo de manera innecesaria.
—Hazte a un lado. Pervertido.
El chico con botarga de Teletubi obedeció y se retiró de manera aterradora sin despegarle la vista.
—¿Ten? ¿Dónde estás? —se escuchó al Hyuga.
—Aquí.
Con el sonido de su voz se guio para llegar hasta el mueble donde se encontraba y sentarse a su lado.
—Unos deliciosos huevecillos de tarántula para la más hermosa de la fiesta.
Tenten tomó el plato y pasó a besarlo profundamente.
—Wow. ¿A qué se debió el beso? —preguntó sorprendido el ojiperla.
—Hay un tipo extraño que no deja de observarme. Quería dejarle en claro que ya hay dueño de mi amor.
Neji sonrió divertido y comenzó a comer sus dulces con cierta desesperación.
La noche avanzaba, gente se iba, otra llegaba y muchos se perdían en el alcohol. Ino se había unido a su divertida plática, al igual que Sasuke. Todos se la pasaban de maravilla.
—Oigan... —susurró la rubia— ¿Es mi impresión, o ese Teletubi diabólico nos está mirando?
Todos, sin censura o discreción, voltearon al mismo tiempo y verificaron que dicho ser estaba mirándolos.
El silencio se apoderó de ellos.
Tenten tenía un mal presentimiento.
A medida en que el miedo de la morena crecía, la botarga se acercaba a donde Neji yacía. La chica llamó la atención de su novio para intentar sacarle de ahí, pero ninguna parte de su cuerpo se inmutaba.
Estaba congelada.
—Te lo dije, Tenten. Te dije que me vengaría. —habló la persona dentro del disfraz.
En el momento en el que logró identificar la voz, su corazón se detuvo. Gaara.
—¡NO!
En cuanto Neji volteó por icnercia, el filo de un hacha atravesaba el cuello de éste, separando su cabeza del resto del cuerpo.
Había sido asesinado.