¿Quién hubiera imaginado que aquel demonio sanguinario reencarnaría en una persona común y corriente?
Exacto, Akaza había renacido en una familia normal, tenía a su padre y a su hermano que, aunque fueran gemelos eran muy diferentes, su madre por desgracia había fallecido el día del parto pero su padre jamás los culpó por ello. Los amaba como si no hubiera un mañana.
El hermano mayor solo por 5 minutos era Hakuji, un chico serio y respetuoso de ojos azules, cabello negro y pestañas color rosa y por el contrario estaba Akaza, un chico escandaloso y peleonero pero respetuoso con las personas que creía que merecían su respeto, él era el hermano menor que a diferencia del primero él tenía el cabello rosa, ojos color amarillo y pestañas rosas; La gente dudaba que fueran gemelos.
La vida de ambos chicos era tranquila y a sus 25 años de edad ya pensaban en formar una vida con alguien.
Hakuji era el más afortunado ya que contaba con una hermosa mujer que lo amaba y un "suegro" que también lo quería mucho, estaban muy cerca de casarse solo faltaba preparar algunas cosas.
Por otra parte, Akaza no lograba encontrar a esa persona que lo completaría, su media naranja por así decirlo. Él estaba buscando a alguien en especial y cuando lo viera por primera vez, sabría que había encontrado a su complemento. Con ese hombre que siempre veía en sueños, porque sí, él no quería a ninguna mujer ni a ningún hombre, Akaza solo anhelaba tener entre sus brazos al hombre que le robaba las noches.
Los familiares cercanos al pelirrosa estaban preocupados por él, ¿Y si la persona con la que Akaza soñaba no existía? Aunque lo veían con tanta seguridad que prefirieron dejar el tema de lado, tal vez con el tiempo lo olvidaría y encontraría a alguien más.
❄❄❄
Una tarde, ambos hermanos llegaron a su casa después de un día de trabajo, mala suerte para ellos trabajar en la misma empresa ya que Hakuji desde que estaban en la escuela tenía que soportar las quejas de los demás por algo que su queridísimo hermano menor había hecho.
"¡Hakuji, Akaza se está peleando con un tipo que le dobla el tamaño!".
"¡Hakuji, Akaza se saltó la clase de química!".
"Hakuji, necesito hablar con tu padre respecto al comportamiento de tu hermano".
"Hakuji, tu hermano se robó la comida de las máquinas expendedoras".
Y esas solo fueron algunas quejas que Hakuji recibía, a veces se preguntaba que había hecho en su vida pasada para tener un hermano tan problemático como Akaza.
Regresando a la casa de ambos hermanos, ellos recién llegaban cuando el célular del pelinegro sonó:
—¿Hola? —respondió en un tono lleno de amor. —Acabo de llegar del trabajo, Koyuki... Sí, no te preocupes ya entregué las invitaciones, ¿Tu también? Eso es bueno... Te amo, cuídate... No, cuelga tu primero, no, tu primero, colguemos al mismo tiempo, ¿Sí? A las tres...
—Creo que voy a vomitar... —Akaza hizo una mueca de asco, ver a su hermano tan meloso le daba vergüenza ajena. Se dirigió a la cocina para preparar la cena, afortunadamente ambos sabían cocinar como si fueran profesionales.
—Akaza... —se quejó Hakuji recargado en la entrada de la cocina con los brazos cruzados. —Algún día yo te veré muy romántico y me burlaré de ti.
—Como si eso fuera a pasar. —se burló. —Yo no me rebajaré a tu nivel por nadie.
—Oh... Entiendo, sí, eso debe ser. —caminó hacia el pelirrosa y le dio palmadas en el hombro. —Estás triste porque pronto me iré de la casa.
—Al contrario, voy a tener más espacio en la habitación. —alejó la mano de su hermano.
Era divertido molestar a Akaza, sobretodo porque el pelinegro lo disfrutaba demasiado además de que era fácil provocarlo. —No te preocupes, hermano, siempre serás bienvenido en mi casa para visitarme y luego te puedes ir "a casa". —hizo énfasis en lo último, y fue ahí cuando recibió un lechugaso en la cara.
—¡Por lo menos yo no tengo nombre de viejito! —contraatacó el pelirrosa pero su hermano no se quedó atrás, después del lechugaso que recibió, Hakuji le aventó en la cara al contrario la bolsa con el pan recién comprado. —¡Imbécil, el pan es sagrado!
Y como era costumbre en ellos, comenzaron a pelearse entre sí tirando golpes y patadas como unos expertos, después de todo lo eran.
—¡¿Qué está pasando aquí?! —entró el padre de ambos hermanos, su calva se debía a los problemas que sus hijos causaron con sus peleas absurdas, no se diga de Akaza que, cada conflicto que provocaba el pelirrosa era un puño de cabello menos para el mayor.
—¡El empezó! —gritaron al mismo tiempo los gemelos, sí, sin duda alguna a veces se comportaban como niños.
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La condena de la reencarnación
Fanfiction"En el infierno pagarás tu castigo, sin embargo, en vida saldarás tu deuda".