Capítulo 9: El comienzo de un cambio

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Rengoku había despertado temprano ya que debía irse a trabajar, no lograba comprender que había sucedido para que su pareja se sintiera tan inseguro. Era sumamente raro.

Salió del baño ya listo para irse de la casa de su novio, éste último se encontraba acostado en la cama completamente desnudo tapado levemente con una sabana blanca.

—¿Ya te vas, Kyo-chan? —con una sonrisa picarona, cuestionó.

El más bajo giró su mirada hacia el hombre que estaba acostado como si nada. —Tengo clases en las primeras horas además creo que debes tener un tiempo para ti solo.

—¿Es por lo de ayer? —con una sonrisa de lado, Douma preguntó. —No hice nada que no quisieras.

—No me refiero a eso, es como si fueras otra persona. —El rubio estaba preocupado, si bien, el ojiarcoíris no le había obligado a nada puesto que se detuvo pero aquello le había parecido raro. Jamás lo había visto con una preocupación como esa.

—No pasa nada, solo me encontré con un pequeño estorbo. —se encogió de hombros. —Nada de qué preocuparse.

—... —suspiró Rengoku, si Douma no quería hablar de eso, no lograría sacarle nada, por lo que decidió dejar así las cosas por el momento.

—Oye, Kyo-chan. —llamó el peliplata. —No te vayas a enojar. —habló con un tono de voz tímido pero juguetón.

—¿Por qué? —Miró con duda a su pareja, sabía que Douma a veces se comportaba como un niño de preescolar y aunque no lo mencionara, aquello le parecía encantador; siempre y cuando no se metiera con su comida, eso era sagrado.

—Me comí tu desayuno. —se rio Douma.

Un leve tic en el ojo del rubio se hizo presente. —Compraré algo en el camino. —y sin más, salió de la casa de su actual pareja.

Prefirió irse antes de que se enojara porque si quieres verlo enojado, su comida deberás comer.

🔥❄

Por otro lado, Akaza caminaba por las calles en dirección a su trabajo, tenía planeado ir a la escuela para espiar a Kyōjurō pero no quería toparse con el maestro con cara de “Cholo tracalero” para la próxima será.

“Estúpido Douma, ojalá lo atropelle un camión de carga” pensaba Akaza mientras seguía su camino. —Y estúpido Hakuji, debió despertarme.

Fue ahí cuando a lo lejos observó al hombre que le robaba los sueños, sin pensarlo, sonrió locamente con un enorme sonrojo. —Kyōjurō... —aceleró el paso para alcanzarlo y cuando menos se imaginó ya lo tenía de lado.

Un escalofrío recorrió su espalda cuando sintió una mirada penetrante sobre él, “¿Por qué no deja verme?” pensó Rengoku y es que Akaza no podía disimular para nada su mirada.

“Que ganas de que me agarre con sus manos” el pelirrosa se decía sin quitarle los ojos de encima. “Me sentiría seguro en sus brazos”.

“¿Acaso... Tiene intenciones de asaltarme?...” se cuestionó, aquello ya le parecía incómodo, siendo de esa forma que se detuvo con el objetivo de encarar a aquel hombre de cabello rosa. —¿Se te ofrece algo?

Fue ahí cuando Soyama cayó en cuenta de lo que estaba haciendo, no disimuló para nada su actuar y ahora Kyōjurō creería que es un acosador aunque, pensándolo bien usaría el momento para entrar en la vida del rubio.

—Bueno, es que me pareces conocido. —dijo lo primero que se le vino a la mente. —Siento que te he visto antes...

Rengoku se quedó pensativo por unos leves segundos dudando de si ese tipo decía la verdad o pretendía algo malo, no fue hasta que se dio cuenta de que el rostro del pelirrosa se le hacía familiar.

—Ahora que lo mencionas, creo que ya nos hemos visto en algún lugar. —se llevó una mano a su barbilla sin dejar de observar al ojiamarillo.

—¿En serio? —se emocionó Akaza. —Si te parezco conocido, tal vez sea por mi hermano Hakuji. —había recordado cuando vio la foto de ambas parejas disfrutando de un día de descanso.

Se sorprendió Rengoku, ya decía porqué ese rostro le parecía familiar. —¡¿Eres hermano de Hakuji?! —cuestionó lleno de amabilidad y emoción. —¡Que bueno que es eso y no un futuro asalto hacia mi persona!

—Tienes razón, espera... ¿Qué? —recién procesó lo que el rubio dijo. —¡Yo no soy un asaltante! —fue ahí cuando muchas cosas se le vinieron a la mente, ¡Por esa razón llamaron a la policía cuando fue a investigar a Kyōjurō! Creían que iba con intenciones de robar y acosar. En efecto, la vestimenta tiene mucho que ver.

—¡Me alegro mucho! —Rengoku se rio como suele hacerlo, una risa que demostraba tranquilidad lo cual significaba que ya estaba entrando en confianza. —Aún así, no quise confundirte con una persona que se dedica a la mala vida.

—Ahora debo ver qué es lo que hace que parezca un ladrón. —dijo Akaza en un tono deprimido mientras veía su vestimenta.

—No te lo tomes a mal, ¡Vamos! Te invitaré una bebida como disculpa. —con toda la amabilidad del mundo, el rubio exclamó con una sonrisa encantadora. —También podemos aprovechar el momento para conocernos mejor.

—Acepto, no tienes que preguntármelo dos veces. —le regresó la sonrisa y de esa forma, ambos se encaminaron a una tienda.

Sin lugar a dudas, Akaza disfrutaría el momento al máximo.

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⏰ Última actualización: May 23, 2022 ⏰

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La condena de la reencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora