Capítulo 6: Ambos

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Después de aquel suceso inesperado, Akaza optó por retirarse de ahí para dirigirse a su trabajo. Ya no quería problemas.

Y así lo hizo y sin más, llegó a su aburrido trabajo. —Tengo mejores cosas que hacer que trabajar. —bostezó el pelirrosa.

Al lado de él, en el siguiente escritorio se encontraba Hakuji viendo detenidamente a su hermano menor. —Si no trabajas, no ganas dinero, si no ganas dinero, vivirás en una caja debajo de un puente.

—Papá puede mantenerme. —respondió el contrario sacando sus cosas de su mochila de trabajo.

—Creí que tu querías mantener a Kyōjurō. —el hermano mayor dirigió su mirada a su computador.

—...

—¿Me equivoco? —alzó una ceja con superioridad, había encontrado el punto débil de Akaza.

—Bueno, tu ganas. —quejándose, sacó su libreta de apuntes para leer lo que había escrito sobre el rubio. —¿O tal vez él pueda mantenerme? —susurró.

Aquel acto no pasó desapercibido por el pelinegro. —A todo esto, ¿Dónde estabas? Te fuiste sin esperarme.

—Tenía que atender unas cosas. —desvío el tema y es que, sabía perfectamente que Hakuji lo regañaría por ir a espiar a Rengoku, ya tenía suficiente con haberse peleado con ese maestro llamado Sanemi.

—Solo una cosa más, ¿Cosas buenas o cosas malas? —cuestionó, al menos quería prepararse mentalmente por si su gemelo había provocado algo indebido.

—¡Buenas! —respondió con una sonrisa brillante dejando tranquilo al ojiazul y, posteriormente se dedicaron a lo suyo.

🔥🌈

Rengoku caminaba por los pasillos del colegio con una sonrisa, ya había terminado varias de sus clases por lo que se encaminaba a la sala de maestros.

—¡Rengoku! —le llamó Sanemi desde la sala en cuanto entró.

—¿Qué pasa, Shinazugawa?

El peliblanco se colocó frente a él y con un poco de fastidio, habló:

—¿Cómo está tu relación con ese idiota?

Se confundió, ¿Por qué le preguntaría sobre Douma? Era raro, era imposible que a Sanemi le gustara Douma porque desde un principio, el peliblanco dijo que tenía cara de mierda.

—Va bien. —sonrió. —Tanto que ayer nosotros hicimos...

Antes de siquiera terminar la oración, Sanemi le tapó la boca a Rengoku con fuerza interrumpiéndolo. —¡¿Dónde rayos crees que estás?!

Se quitó las manos de Sanemi lentamente. —Pero no iba a decir nada malo, solo que hicimos pizza casera en su casa.

—¡¿Qué?! —se avergonzó el sin cejas. —¡Habla más rápido entonces!

Y como si no pasara nada, Uzui se hizo presente con una sonrisa que mostraba interés por molestar a alguien y para la mala suerte de Shinazugawa, lo había escuchado todo:

—El que hambre tiene, en pan piensa. —se burló el más alto. —¿Ya entraste a primera fase con Kanae o sigue sin prestarte atención?

—¡Solo somos amigos! —con un color carmesí en sus mejillas, se defendió.

—Deberías tener más cuidado, Rengoku es inocente como para que le metas a su cabeza tus ideas pervertidas, Shinazugawa. —le gustaba jugar con sus compañeros.

—¡Es cierto! —se expresó el rubio. —Solo sé directo con lo que me quieres decir.

—No puedo con ustedes, ¡Me voy! —y justo cuando Sanemi estaba a punto de dejar la sala de profesores, se detuvo. —¡Y tu, Rengoku, deberías revisar más a tus alrededores! —se retiró.

—Ya le hace falta una novia. —con burla y confusión, Uzui vio a Rengoku. —¿Por qué preguntaba sobre el extravagante Douma?

—No lo sé. —se llevó una mano a su barbilla pensativo. —Le preguntaré después.

—Como sea. —finalizó Uzui masticando su chicle como si no importara nada.

El profesor de historia lo vio alejarse a su escritorio y sin pensar, sacó su celular para marcarle a su novio:

—¡Douma! —llamó alegre.

"¿Cómo está mi amado, Kyo-chan?"

—Voy a salir un poco tarde, ¿Puedo pasar de nuevo la noche en tu casa? —cuestionó y es que no quería ser inoportuno.

"Esas cosas no se preguntan." Se escuchaba cariñoso.

—De acuerdo, entonces llegaré a tu departamento cuando salga de la escuela. —exclamó con emoción y una sonrisa.

Y como si lo hubieran invitado a la conversación, Uzui gritó con intenciones de molestar a su amigo:

—¡No olviden usar condón!

—¡Uzui, por favor! —se avergonzó Rengoku y solo pudo escuchar como su novio se reía.

🔥❄

—Tengo ganas de matar a alguien. —susurró Akaza apretando sus puños.

—¿Necesitas ayuda? —Hakuji dijo con normalidad.

La condena de la reencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora