Capítulo 3: ¡Lo encontré!

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Observaba con la mente perdida el camino por donde aquellos dos hombres se habían ido, su estómago daba vueltas de emoción al saber que finalmente lo había encontrado, no sabía quién era ese hombre rubio y mucho menos lo había visto, pero algo dentro de él le decía que ese hombre era su complemento. Estaba enormemente feliz.

Pero había un problema, ¿Tenía pareja? ¿Ese pedazo de arcoíris andante era su novio? No podía creerlo, y aún así ya lo odiaba por completo por haberle robado a su media naranja.

Respiró profundo y decidió retirarse por el momento, ya sabía como era por lo que en la noche se dedicaría a buscarlo en redes sociales lo único negativo es que no conocía su nombre así que sería una larga noche.

Llegó hasta su casa, dejó las cosas que había comprado en la mesa de la cocina y con velocidad se llevó a su habitación a su hermano que estaba sentado en el sofá de la sala viendo tranquilamente la televisión para hablar con él.

Por otro lado, su padre observó la escena y negó con la cabeza. —Hace rato se pelearon y ya están como si nada hubiera pasado... —decidió dejar eso de lado y recargarse más en el sofá para descansar. —Espero que Akaza no haya hecho nada malo.

—¿Qué sucede, Akaza? —Hakuji cuestionó un poco molesto debido a que su hermano lo había arrastrado hasta su habitación sin preguntar.

—Tengo que decirte algo muy importante. —aclaró el pelirrosa.

—¿Qué hiciste? —miró fijamente a su hermano a los ojos cruzándose de brazos, esperaba que no fuera algo muy malo.

Cerró la puerta tras de sí y con mucha emoción y una enorme sonrisa con sus mejillas sonrosadas exclamó: —¡Lo encontré, Hakuji, lo encontré!

—¿Qué? —abrió la boca en señal de confusión, no entendía qué había encontrado. —¿Perdiste algo?

—Perdí el nombre del amor de mi vida. —sujetó a su gemelo por los hombros para zangolotearlo.

—A ver, a ver. —se safó del agarre de su hermano. —Cuéntame bien qué pasó. —vio el brillo en los ojos de su hermano y eso le alegraba, podrían pelearse a golpes y a palabras hirientes pero ambos se alegraban el uno por el otro.

—Cuando venía de la tienda lo vi, al hombre de mis sueños. —estaba emocionado. —¡Hoy es mi día de suerte!

—¿En serio? ¿Y cómo se llama? —notó como el contrario guardaba silencio. —¿No le preguntaste?

—No es eso, es solo que no hubo tiempo de preguntarle porque el estúpido arcoíris andante nos interrumpió. —frunció el ceño y es que ya le había tomado un odio irracional.

—De acuerdo, ¿Cómo es él? Tal vez puedo ayudarte a buscarlo. —colocó una mano en el hombro de su hermano gemelo, lo ayudaría sin importar qué aunque siendo sinceros él también quería saber quién era el pobre desafortunado que le había robado el corazón a su gemelo.

se emocionó más cuando se percató de que Hakuji lo ayudaría. —Bueno, él es un poco más alto que nosotros, es rubio con mechas rojas. —entre más hablaba más parecía una colegiala enamorada. —Tiene cejas como tipo flechitas y sus ojos son como el fuego y...

Se sorprendió al escuchar la descripción del pelirrosa. —Akaza... Solamente conozco a una persona en este mundo con esa descripción.

—¿Qué?

Sin más, sacó su célular y comenzó a buscar entre todas las fotos de su galería. —Creo que sé a quien te refieres...

—¡¿En serio?! —su esperanza de conocer el nombre de ese hombre se expandió más. —¡Eso es maravilloso!

Al encontrar la foto se la mostró a su hermano. —¿Es él?

—¡Ay, por todos los cielos! ¡Es él! —sujetó el célular para ver la foto con más detenimiento.

Esa foto mostraba como estaban Koyuki y Hakuji con otra pareja en una imágen amistosa entre ellas en un paisaje de un parque, ambas parejas se estaban abrazando.

—¿Cuál es su nombre?

—Se llama Kyōjurō, Akaza. —afirmó con un poco de preocupación por lo siguiente que iba a decir. —Y tiene pareja, ese tipo de ahí es su novio y su nombre es Douma.

—No importa si tiene pareja o no, él va a ser mío... —Al decir aquello, Hakuji quedó escéptico, jamás lo había escuchado tan serio y decidido tanto que le parecía mentira.

—Te estás metiendo en lo prohibido, Akaza. —Intentó persuadirlo de que no hiciera alguna tontería.

—¿Vas a ayudarme, Hakuji?

El pelinegro lo dudó por unos segundos pero no podía dejarlo solo en esto o de lo contrario no sabía qué podía pasar, se rascó la nuca y suspiró con fastidio. —Te ayudaré pero solo porque no me cae bien Douma, no sé porqué pero lo odio.

—Ya somos dos, hermano, yo también lo odio. —afirmó el ojiamarillo. —Ahora dime todo lo que sabes de él.

—Solo sé que se llama Kyōjurō y que es maestro de historia en la preparatoria Kimetsu, ah, y que tiene nuestra edad... —comentó con sinceridad.

—Por cierto... ¿Cómo lo conoces? —Akaza cuestionó serio y es que, si su hermano lo conocía ¿Por qué él no?

—Es por Koyuki... Douma es amigo de ella, lo cual es bastante fastidioso. —se encogió de hombros. —Y una vez salimos a comer, te invité pero dijiste que tenías cosas más importantes qué hacer.

—No puede ser... —incrédulo habló el pelirrosa.

—Tu mismo cabaste tu propia tumba. —Hakuji decidió hablar un poco más solo para molestar a su hermanito. —Y en esa comida, ellos apenas estaban quedando como novios...

—Cómo sea... ¿Tienes su perfil de Facebook, Instagram, Twitter o de cualquier otra red social? —se emocionó. —Y si tienes su número de teléfono te lo agradecería mucho, también pásame todas las fotos de él.

—Me das miedo, Akaza... —finalizó Hakuji con incómodidad.

La condena de la reencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora