In The Night ©

Ocho; Defiéndete

«Lleva dentro de ella varias lunas rotas,

una por cada noche solitaria que ha

tenido que soportar».

-Ron Israel.

La puerta se abrió de par en par, no hice el menor esfuerzo para levantarme cuando vi de quien se trataba. Podía oír la música a unos metros, Lev me sonrió y alzó lo que creí que era...¿comida?

Avanzó hasta sentarse a mi lado y agradecí que convenciera a Eva de que pudiera ducharme. A veces parecía que Eva nos entendía por el hecho de ser mujer pero ella no era de los nuestros, tenía sus días simplemente. Al parecer había sido un "buen día" para ella.

— ¿Dónde estuviste?

— Sabes que no pueden vernos tanto tiempo juntos. No podemos levantar sospechas— susurró—. Estuve haciendo cosas en el cabaret para distraerlos un poco, en cuanto se descuidaron, me vine. Aunque enseguida debo regresar.

De la bolsa extrajo una hamburguesa con patatas fritas y le sonreí, agradecida.

— Gracias— la cogí y le saqué el envoltorio para llevármela a la boca—. Aunque haciendo todo esto ya te estás arriesgando demasiado.

Lev soltó una risa. Su pecho vibró al hacerlo y nuevamente, justo como la noche anterior, la escasa luz que ingresaba por aquella rendija ilumina apenas su perfil, ¿cómo es que había preferido quedarse teniendo toda la libertad del mundo allá afuera?

— ¿Qué fuiste a hacer entonces?

Lev alzó una ceja a la vez que se llevaba una patata frita a la boca.

— Me hice cargo del cliente de la otra noche. Dudo que aparezca por estos lugares de nuevo.

Me giré a mirarlo. Mi corazón se detuvo y sentí miedo, mucho miedo. Solté la hamburguesa y en un movimiento rápido me coloqué de rodillas a su lado para cogerlo del brazo, mi reacción fue tan repentina que pareció ser un reflejo ya adquirido.

A juzgar por la expresión de sorpresa en su rostro, no se esperaba que reaccionara de aquella forma. Fue tan repentino que ni yo misma lo noté al momento y no me alejé porque ya era tarde.

— ¡¿Estás loco?!— mis ojos se aguaron repentinamente y me odié por eso. Parpadeé un par de veces para evitar que las lágrimas rodaran por mis mejillas —. ¿Aún no logras comprender la clase de personas que son?

Lev se movió con incomodidad pero no me apartó. Sin embargo, esquivó mi mirada y supe que si, si entendía la clase de gente que me tenían prisionera allí y que habían asesinado a su novia.