Uno; Cumpleaños

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«La esperanza es algo peligrosa para una mujer como yo.»
Lana del Rey.














Tres años después

Mis rodillas golpearon el suelo y en cuestión de segundos, mi pantalón desgastado y uno de los más viejos que había conservado, se manchan por completo de sangre.

Mientras que las lágrimas se escurrían por mi rostro porque otra de mis compañeras había muerto. ¿Afortunada o desafortunada? En mi vida, asesinarte era lo mejor que podía pasarnos.

— ¿Por qué crees que la hayan matado?— preguntó Dixie. Ambas teníamos la misma edad, las más grandes o las que más tiempo llevaban aquí tenían alrededor de veinticinco años o más.

Le eché un vistazo por encima de mi hombro y luego me encogí de hombros, no lo sabíamos. Ninguna podría saberlo.

— Escuché gritos— susurró Tara con el temor ensombreciendo su mirada—. Creo que intentó escapar.

Todas lo habíamos intentado o al menos la mayoría, las que no lo habían intentado habían sido cuidadosas, inteligentes.

Lo mínimo que podía sucederte, era que te metieran a aquella habitación fría y oscura que me había tocado conocer. Dónde te dejaban sin agua y sin comida durante días, nadie iba a verte y lo peor era por las noches cuando el aire fresco de la calle entraba por el pequeño conducto de ventilación.

Pero Lindsay era nueva, hacía apenas dos meses estaba aquí y pensaba en escapar. La mayoría de nosotras le habíamos advertido que estaba cavando su propia tumba, éramos vigiladas la mayor parte del tiempo, nunca estábamos solas y sí lo estábamos, era por las noches o usualmente los fines de semana que es dónde más hombres asistían al cabaret. Lindsay no pudo acostumbrarse, bueno, no era nada fácil acostumbrarse a vivir apresada todos los días de tu vida pero cuando perdías la fe y la esperanza, no tenías otra opción que seguir cada cosa que nos ordenaban. Te acostumbrabas al fin y al cabo.

La puerta se abrió de golpe haciéndonos sobresaltar, simulamos continuar restregando el suelo de baldosas negras. Las sábanas también estaban manchadas de sangre y a mi entender, no sólo se había resistido a que la golpearan, sino quizás, a algo más.

Un escalofrío recorrió mi columna vertebral de sólo pensarlo. Continué restregando las baldosas con dificultad y con el rabillo de mi ojo, pude ver a Viktor de pie apoyado en el marco de la puerta.

— Hace media hora están aquí dentro, será mejor que se apresuren sí no quieren acabar igual— señaló al suelo tras soltar una risa como sí la situación fuera realmente divertida y luego intercambiamos miradas entre las tres—. En quince minutos volveré y espero que ya hayan terminado por su bien.

— Espera, Viktor— lo llamé y luego dejé el paño con agua fría y empapado de sangre adentro del balde—. ¿Qué pasó con Lindsay?

— ¿Tu qué crees?— sonrió y avanzó hacia a mí—. Intentó escapar y así le fue.

Cogió un mechón de mi cabello y con su mano libre acarició mi mejilla, no pude mirarlo a los ojos porque sólo me causaba repulsión su cercanía y no podía hacer nada. Simplemente quedarme quieta.

In The Night ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora