« Con tanto fuego en el alma,
que el cielo y las estrellas la reclaman»
David Sant.LEV
—¡Ay, intenta ser menos bruto!— soltó un quejido. Me detuve para mirarla a los ojos verdes, sus mejillas estaban manchadas por completo de aquel líquido negro que llevaban antes sus ojos—. Te dije que podía hacerlo sola. No es la primera vez que sucede.— Entonces no te muevas— entorné los ojos y ella soltó un bufido, sin embargo, no dijo nada. La linterna que había conseguido iluminaba con mucha suerte aquella habitación, hacía demasiado frío, apoyé mi mano libre en la piel de sus piernas intentando que sea un toque descuidado, ella se sobresaltó y quité mi mano al comprobar que llevaba la piel helada. Era un cubo de hielo y tenía piel de gallina—. Toma. No eches tu cabeza hacia atrás porque podrías ahogarte con tu propia sangre. Ya regreso.
Arrojé el algodón empapado en sangre a una pequeña bolsa que había llevado conmigo y luego me coloqué de pie, dispuesto a salir.
— ¿A dónde vas?— me detuvo su voz y me giré para verla sentada contra la pared con la luminosidad de la linterna alumbrando su rostro.
— Robaré algo de hielo del bar para aliviar la hinchazón de tu nariz— informé.
— No es necesario, Lev. Estaré bien, no tienes que robar nada de ningún sitio por mí— me dijo levemente incómoda. Esta vez no me miraba directo a los ojos, tenía su mirada en el suelo, como si estuviera apenada y por sus actitudes, no estaba acostumbrada a que se preocuparan por ella, a las demostraciones de "afecto"—. Además, si mi nariz estuviera rota...
— Lo sé. Ni siquiera hubiese podido tocarte— asentí y me crucé de brazos. Aún se oía claramente la música del cabaret, parecía que todo continuaba en orden y necesitaba ir a verificar con mis propios ojos aquello—. No me importa lo que digas y la cantidad de veces que esto haya pasado. Esta noche estoy aquí para ti, intenta aprovecharme.
Alena rodó los ojos y me giré con una sonrisa que evité que ella pudiera ver para abrir la puerta.
— Lev, espera— eché un vistazo sobre mi hombro, ella aguardó silencio durante unos segundos para luego hablar—: ¿Puedes decirle a Tara que estoy bien?
— Lo haré.
Al salir, me aseguré que no deambulara nadie para luego cerrar la puerta detrás de mí. Solté un suspiro en cuanto le puse seguro a la puerta y seguí la música que me guió al centro del cabaret.
Me apoyé sobre la barra para inspeccionar a mi alrededor de que todo estuviera en orden y fue así, era como si nada hubiese sucedido.
— Dame un poco de hielo— le dije acercándome a Thomas. Éste miró detrás de mí y asintió—. ¿Qué hay de Petrov?
Me sirvió un trago de ron y luego me entregó una pequeña bolsa con cubos de hielo. Bebí del vaso dándole la espalda y con la vista situada en el escenario sobre la chica asiática, Noemi.
— Está inconsciente, no creo que despierte hasta mañana— me dijo—. ¿Cómo explicarás lo sucedido en cuanto despierte y recuerde todo lo que pasó? Los clientes vendrán a quejarse. Estamos hundidos, Levi.
— No me llames así, no dirá nada. Si nosotros no hubiésemos llegado a tiempo, ese bastardo iba a violarla— dije entre dientes a la vez que sentía mi respiración más pausada y la fuerza con la que sostenía el vaso. Tenía una rabia enorme en mi interior porque de solo imaginar la cantidad de veces que aquel infeliz lo había hecho y a la cantidad de chicas que les había sucedido lo mismo, me enfurecía.
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In The Night ©
RomanceAlena Davis, creía tener su vida planeada cuando ingresa a la universidad junto a su mejor amiga, pero todo aquello cambia cuando es secuestrada en plena luz del día para ser prostituida al otro lado del mundo. Novela basada en la canción In The Nig...