«La puta costumbre de buscar ángeles en el infierno.»
David Sant.
— ¿Qué?
Me atreví a preguntar, descolocada. No estaba muy segura sí había alcanzado a oír bien, la música aún se escuchaba potente, las luces parpadeantes me desestabilizaban más de lo normal y los efectos de la droga todavía residían en mi organismo.
Lev afirmó con la cabeza. Dándome por sentado que lo que había escuchado segundos atrás era totalmente cierto y no era idea mía.
— ¿Todo fue una trampa?
Otra vez había caído. Confié en la persona equivocada, o bueno, no lo había hecho del todo.
Apoyé mi mejilla sobre la pared, la cual yacía fría y sentía que iba ahogarme allí adentro. Tenía calor, mucho calor y garantizaba que era porque aún seguía drogada.
Mi estómago se revolvió cuando él habló:— No se sí llamarle trampa. Era, más bien, para comprobar tu lealtad hacia nosotros.
— ¿Por qué nunca antes te había visto?
Lev me sonrió sin enseñarme los dientes. Luego tuvo el descaro de coger un mechón de mi cabello para ponerlo detrás de mi oreja y aunque luché por intentar apartar su mano lejos, no pude hacerlo. Fue inútil.
— Deberías saber que no es el único burdel, ¿no es así?
— Por un segundo, creí que eras diferente— hablé, afligida y después incliné mi cabeza para luego sostenerme de sus brazos porque creía que no podía mantenerme de pie por mucho tiempo.
— ¿Qué ocurre?— me tomó de los brazos y sin poder mantener el equilibrio, mis pies no soportaron el peso de mi cuerpo por lo que agradecí que él me sujetara de los brazos. Aunque lo último que quisiera era verlo, al menos no estaba con el tipo de antes, pero no supe que era peor.
Él era como ellos. Todos me habían demostrado eso.
— No finjas que te preocupo— de repente sentí mucho calor, demasiado. Presentía que las paredes se cerraban encima de mi, todo me daba vueltas e incluso la ropa que llevaba parecía demasiado caliente.
Pude percibir la mano de Lev sobre mi frente y luego sobre mi mejilla. Me cogió del mentón para obligarme a mirarle a los ojos, pero se cerraban por sí solos.
No podía mantenerme despierta y me pregunté sí aquello se debía a lo que había consumido.
— Mierda, Alena. Estás drogada.
No supe en qué momento me desplomé sobre sus brazos, hasta cuando abrí los ojos y me encontraba acostada sobre una cama que desconocía. Llevaba un paño húmedo sobre mi frente y a los pies de la cama, Lev estaba viéndome con una expresión seria.
— ¿Cómo te sientes?— preguntó.
Aparté mi vista lejos de la de él. Me deshice del paño para acomodarme de costado sobre la cama, inclusive llevaba mantas encima. Estaba tan bien en aquella cama que deseé quedarme allí por siempre.
— ¿Ahora vas a ignorarme?
No respondí.
Estaba molesta. Demasiado molesta. Hasta conmigo misma estaba enfurecida porque había vuelto a confiar en un hombre, otra vez, y me había fallado. Otra vez.
Había veces en las que me había preguntado sí mi padre también le había fallado a mamá. Sé que no era lo mismo, pero humillar, ser infiel, entre otras cosas, también tenía mucho que ver.
ESTÁS LEYENDO
In The Night ©
RomanceAlena Davis, creía tener su vida planeada cuando ingresa a la universidad junto a su mejor amiga, pero todo aquello cambia cuando es secuestrada en plena luz del día para ser prostituida al otro lado del mundo. Novela basada en la canción In The Nig...