Primer dia

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El aterrador cómputo de estudiantes del instituto de Forks era de tan sólo trescientos cincuenta y siete, ahora trescientos cincuenta y nueve. Solamente en mi clase de tercer año en Phoenix había más de setecientos alumnos. Todos los jóvenes de por aquí se habían criado juntos y sus abuelos habían aprendido a andar juntos. Nosotras seriamos las chicas nuevas de la gran ciudad, una curiosidad, un bicho raro.Tal vez podría utilizar eso a mi favor si tuviera el aspecto que se espera de una chica de Phoenix, pero físicamente no encajaba en modo alguno. Debería ser alta, rubia, de tez bronceada, una jugadora de voleibol o quizá una animadora, todas esas cosas propias de quienes viven en el Valle del Sol.Si vine se me daba bien los deportes no era ninguna de las siguientes características, solo era una chica con cabello café y ojos del mismo color, si bien no era tan delgada como mi hermana Bella si me consideraba flaca como tal.Mi hermana era todo lo contrario en los deportes no tenia la coordinación suficiente para practicar deportes sin hacer el ridículo o lastimar a alguien. Por el contrario, mi piel era blanca como el marfil a pesar de las muchas horas de sol de Arizona, sin tener siquiera la excusa de unos ojos azules o un pelo rojo. En eso las hermanas Swan se podría decir que se parecían.  

Después de colocar mi ropa en el viejo tocador de madera de pino, me llevé el neceser al cuarto de baño para asearme tras un día de viaje. Contemplé mi rostro en el espejo mientras me cepillaba el pelo enredado y húmedo. Tal vez se debiera a la luz, pero ya tenía un aspecto más cetrino y menos saludable. Puede que tenga una piel bonita, pero es muy clara, casi traslúcida, por lo que su apariencia depende del color del lugar y en Forks no había color alguno.

Mientras me enfrentaba a mi pálida imagen en el espejo, tuve que admitir que me engañaba a mí misma. Jamás encajaría, y no sólo por mis carencias físicas. Realice cuan ciertos eran aquellos pensamientos.

Aquella noche no dormí bien.El siseo constante de la lluvia y el viento sobre el techo no aminoraba jamás, hasta convertirse en un ruido de fondo.Me tapé la cabeza con la vieja y descolorida colcha y luego añadí la almohada, pero no conseguí conciliar el sueño antes de medianoche, cuando al fin la lluvia se convirtió en una fina lluvia.

A la mañana siguiente, lo único que veía a través de la ventana era una densa niebla y sentí que la claustrofobia se apoderaba de mí. Aquí nunca se podía ver el cielo, parecía una jaula.

El desayuno con Charlie y Bella se desarrolló en silencio. Nos deseó suerte en la escuela y le dilas gracias. Charlie se marchó primero, directo a la comisaría, que era su esposa y su familia. Examiné la cocina después de que se fuera, estando Bella todavía sentada en la silla, ninguna de ellas ajuego, junto a la vieja mesa cuadrada de roble. La cocina era pequeña, con paneles oscuros enlas paredes, armarios amarillo chillón y un suelo de linóleo blanco. Nada había cambiado.Eso me genero nostalgia.  Hacía dieciocho años, mi madre había pintado los armarios con la esperanza de introducir unpoco de luz solar en la casa. Había una hilera de fotos encima del pequeño hogar del cuarto deestar, que colindaba con la cocina y era del tamaño de una caja de zapatos. La primera foto erade la boda de Charlie con mi madre en Las Vegas, y luego la que nos tomó a los cuatro unaamable enfermera del hospital donde nacimos. Verlas me resultaba muy embarazoso y estaba segura que cundo Bella las viera se sentiría el doble que yo. Tenía que convencer aCharlie de que las pusiera en otro sitio, al menos mientras nosotras viviéramos ahí.

Era imposible permanecer en aquella casa y no darse cuenta de que Charlie no se había repuesto de la marcha de mi madre. Eso me hizo sentir incómoda. No quería llegar demasiado pronto al instituto, pero no podía permanecer en la casa mástiempo, por lo que me puse mi chaqueta de cuero,  y me encaminé hacia la llovizna.

—Vienes —Le pregunte a Bella , que todo este tiempo había  estado leyendo un libro, un clásico Romeo y Julieta.

—Claro , espera que me ponga el anorak.— Bella no era una persona muy conversadora y yo a decir verdad lo prefería así , a lo largo de los años y a medida que fui madurando me di cuenta que no hacia falta el hablar todo el rato cundo estabas con una persona, podías estar tranquilo , si la necesitad de hablar, si su compañía era cómoda.

Aún chispeaba, pero no lo bastante para que me calara mientras buscaba la llave de la casa, que siempre estaba escondida debajo del alero que había junto a la puerta, y cerrara. El rudo de las botas de agua nuevas de Bella bajando por las escaleras se escuchaba por toda la casa era enervante escuchar ese sonido. Añoraba el crujido habitual de la grava al andar.

Me apresuré aescapar de la húmeda neblina que se arremolinaba sobre mi cabeza, y me subí a mi auto , el olor de el cuero negro inundo mi nariz ,haciendo que me relajara al instante , no había pasado una buena noche sin duda. Vi a mi izquierda que mi hermana hacia lo mismo, y por un momento vi asombro en su mirada, podría ser que no se esperaba que el cacharro como lo había denominado prendiera. Fue fácil localizar el instituto pese a no haber estado antes. El edificio se hallaba, comocasi todo lo demás en el pueblo, junto a la carretera. No resultaba obvio que fuera una escuela,sólo me detuve gracias al cartel que indicaba que se trataba del instituto de Forks. Se parecía aun conjunto de esas casas de intercambio en época de vacaciones construidas con ladrillos decolor granate. Había tantos árboles y arbustos que a primera vista no podía verlo en su totalidad. 
¿Dónde estaba el ambiente de un instituto?, me pregunté con nostalgia. ¿Dóndeestaban las alambradas y los detectores de metales?

Aparqué frente al primer edificio, encima de cuya entrada había un cartelito que rezaba«Oficina principal». No vi otros coches aparcados allí, por lo que estuve segura de que estabaen zona prohibida, pero decidí que iba a pedir indicaciones en lugar de dar vueltas bajo lalluvia como una tonta. Vi que Bella tenia la misma idea que yo y fue así como estaciono a mi lado. De mala gana salí de la cabina calentita del clásico mirando a mi derecha esperando a Bella  y recorrimos unsendero de piedra flanqueado por setos oscuros. Respiré hondo antes de abrir la puerta.

En el interior había más luz y se estaba más caliente de lo que esperaba. La oficina erapequeña: una salita de espera con sillas plegables acolchadas, una basta alfombra con motasanaranjadas, noticias y premios pegados sin orden ni concierto en las paredes y un gran relojque hacía tictac de forma ostensible. Las plantas crecían por doquier en sus macetas deplástico, por si no hubiera suficiente vegetación fuera. Un mostrador alargado dividía la habitación en dos, con cestas metálicas llenas depapeles sobre la encimera y anuncios de colores chillones pegados en el frontal. Detrás delmostrador había tres escritorios. Una pelirroja regordeta con gafas se sentaba en uno de ellos.

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The Black Swan© « JASPER HALE »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora