Llegada

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Estaba lloviendo cuando el avión aterrizó en Port Angeles.No lo consideré un presagio,simplemente era inevitable. Ya me había despedido del sol.Y de mi antigua vida.

Charlie nos esperaba en el coche patrulla, lo cual no me extrañó. Para las buenas gentes de Forks, Charlie es el jefe de policía Swan. Menos mal que tenia mi propio coche no querría imagino lo que hubiese pasado si todos los días tendría que aparecer por el instituto con un coche patrulla, supongo que esa era la principal razón por la que Bella quería un coche sin tener que pedirme el mio ya que decía que conducía como loca. Yo siempre me excusaba con que me gustaba la adrenalina.

Charlie me abrazó primero  torpemente con un solo brazo , siguiendo mi hermana que  bajaba a trompicones la escalerilla del avión.

—Me alegro de  velas chicas —dijo con una sonrisa al mismo tiempo que sostenía a Bella  firmemente—Apenas has cambiado Bella, igual tu Anna. ¿Cómo está Renée?

—Mamá está bien. Yo también me alegro de verte, papá —Respondí , sabia que Bella era incapaz de decirle su nombre a la cara.

Estábamos teniendo un poco de problemas a la hora de cerrar el maletero y digo estábamos por Charlie que cargo mis maletas y las de Bella , yo aun diciéndole que podía sola.Que tercos son los hombres...

—He localizado un coche perfecto para ti, y muy barato —anunció una vez que nos abrochamos los cinturones de seguridad. Su voz me saco de mi ensoñación.  ¿Qué tipo de coche? me pregunte. Desconfié de la manera en que había dicho «un coche perfecto para ti Bella» en lugar desimplemente «un coche perfecto».

—Bueno, es un monovolumen, un Chevy para ser exactos.— ¿Dónde lo encontraste?—pregunto Bella— ¿Te acuerdas de Billy Black, el que vivía en La Push?La Push es una pequeña reserva india situada en la costa.
—No.—conteste— Solía venir de pesca con nosotros durante el verano —nos explico. Por eso no me acordaba de él. Se me da bien olvidar las cosas innecesarias.

—Ahora está en una silla de ruedas —continuó Charlie cuando no respondí—, por lo que no puede conducir y me propuso venderme su camión por una ganga.— ¿De qué año es?— pregunto Bella — Por la forma en que le cambió la cara, supe que era la pregunta que no deseaba oír.—Bueno, Billy ha realizado muchos arreglos en el motor. En realidad, tampoco tienetantos años.Esperaba que no me tuviera en tan poca estima como para creer que iba a dejar pasar el tema así como así.

— ¿Cuándo lo compró?—En 1984... Creo.— ¿Y era nuevo entonces?
—En realidad, no. Creo que era nuevo a principios de los sesenta, o a lo mejor a finalesde los cincuenta —confesó con timidez.— ¡Papá, por favor! ¡No sé nada de coches! No podría arreglarlo si se estropeara y no me puedo permitir pagar un taller.
—Nada de eso, Bella, el trasto funciona a las mil maravillas. Hoy en día no los fabricantan buenos.El trasto, repetí en mi fuero interno. Al menos tenía posibilidades como apodo.
—¿Y qué entiendes por barato?—pregunte —

—Bueno, cariño, ya te lo he comprado como regalo de bienvenida.Charlie miro a Bella  de reojo con rostro expectante.

Vaya. Gratis.—No tenías que hacerlo, papá. Iba a comprarme un coche.
—No me importa. Quiero que os encontréis  a gusto aquí. Charlie mantenía la vista fija en la carretera mientras hablaba

—Es estupendo, papá. Gracias. Te lo agradezco de veras. dijo Bella

Y a caballo regalado no le mires el diente, ni el motor. Pensé

—Bueno, de nada. Sois bienvenidas —masculló, avergonzado por sus palabras de agradecimiento.

Intercambiamos unos pocos comentarios más sobre el tiempo, que era húmedo, y básicamente ésa fue toda la conversación. Miramos a través de las ventanillas en silencio.El paisaje era hermoso, por supuesto, no podía negarlo. Todo era de color verde: los árboles, los troncos cubiertos de musgo, el dosel de ramas que colgaba de los mismos, el suelo cubierto de helechos. Incluso el aire que se filtraba entre las hojas tenía un matiz deverdor.
Era demasiado verde, un planeta alienígena. Me reí de mis propias palabras.

Finalmente llegamos al hogar de Charlie. Vivía en una casa pequeña de tres dormitorios que compró con mi madre durante los primeros días de su matrimonio.Ésos fueron los únicos días de su matrimonio, los primeros. Allí, aparcado en la calle delante de una casa que nuncacambiaba, estaba mi amado coche , mis ojos brillaron de la emoción de verlo a salvo. Al lado esta el nuevo auto de mi hermana bueno nuevo para ella, ya que era la primera vez que lo iba a usar. El vehículo era de un rojodesvaído, con guardabarros grandes y redondos y una cabina de aspecto bulboso.Para mi enorme sorpresa a Bella le encanto. Ni siquiera sabia si funcionaba!!
—Bufe para mis adentros. Charlie me saco de mis pensamientos.

—Tu coche llego hace unos dias — dijo Charlie

—Muchas gracias por cuidarlo por mi.— dije

—oh , si no hay problema — dijo avergonzado — me reí

— ¡Caramba, papá! ¡Me encanta! ¡Gracias! —Interrumpió Bella
—Me alegra que te guste —dijo Charlie con voz áspera, nuevamente avergonzado.

Subir todas mis cosas hasta el primer piso requirió un solo  viaje escaleras arriba, e de decir que casi muero subiendo las escaleras con dos maletas, pero no estaba dispuesta a seguir escuchando a dos seres propensos a ser tan vergonzosos. Tenía el dormitorio de la cara este , el que daba al patio trasero.Conocía bien la habitación; habíasido la mía desde que nací. El suelo de madera, las paredes pintadas de un lila  claro, el techo ados aguas, las cortinas de encaje ya amarillentas flanqueando las ventanas... Todo aquello formaba parte de mi infancia. Los únicos cambios que había introducido Charlie se limitarona sustituir la cuna por una cama y añadir un escritorio cuando crecí. Encima de éste había ahora un ordenador de segunda mano con el cable del módem grapado al suelo hasta la tomade teléfono más próxima. Mi madre lo había estipulado de ese modo para que estuviéramos encontacto con facilidad.Sólo había un pequeño cuarto de baño en lo alto de las escaleras que debería compartircon Charlie y Bella. Intenté no darle muchas vueltas al asunto por que me deprimía de pensarlo.

Una de las cosas buenas que tiene Charlie es que no se queda revoloteando a tualrededor. Me dejó sola para que deshiciera mis maletas y me instalara, una hazaña que hubiera sido del todo imposible para mi madre. Resultaba estupendo estar sola, no tener que sonreír ni poner buena cara; fue un respiro que me permitió contemplar a través del cristal la cortina de lluvia con desaliento y derramar algunas lágrimas. No estaba de humor para una charla con Bella así que solo vi lo que hacia brevemente ,eso podía esperar hasta mañana y me pusiera a reflexionar sobre lo que me aguardaba al día siguiente.

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The Black Swan© « JASPER HALE »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora