Primera Impresión

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Se sentaban en un rincón de la cafetería, en la otra punta de donde yo me encontraba.Eran cinco. No conversaban ni comían pese a que todos tenían delante una bandeja decomida. No me miraban de forma estúpida como casi todos los demás, por lo que no habíapeligro: podía estudiarlos sin temor a encontrarme con un par de ojos excesivamenteinteresados. Pero no fue eso lo que atrajo mi atención.

No se parecían lo más mínimo a ningún otro estudiante. De los tres chicos, uno erafuerte, tan musculoso que parecía un verdadero levantador de pesas, y de pelo oscuro yrizado.El último era desgarbado, menos corpulento, y llevaba despeinado el pelo castaño dorado. Tenía un aspecto más juvenil que los otros dos, que podrían estar en la universidad oincluso ser profesores aquí en vez de estudiantes.Las chicas eran dos polos opuestos. La más alta era escultural.

Tenía una figura preciosa, del tipo que se ve en la portada del número dedicado a trajes de baño de la revista sports Illustrated, y con el que todas las chicas pierden buena parte de su autoestima sólo porestar cerca. Su pelo rubio caía en cascada hasta la mitad de la espalda. La chica baja tenía aspecto de duendecillo de facciones finas, un fideo. Su pelo corto era rebelde, con cada puntaseñalando en una dirección, y de un negro intenso. I por ultimo el que mas llamo mi atención a la hora de conectar nuestros ojos, era más alto y delgado, pero igualmente musculoso y tenía el cabello del color de la miel. Hermoso.

Aun así, todos se parecían muchísimo. Eran blancos como la cal, los estudiantes más pálidos de cuantos vivían en aquel pueblo sin sol. Más pálidos que yo, que soy albina. Todos tenían ojos muy oscuros, a pesar de la diferente gama de colores de los cabellos, y ojerasmalvas, similares al morado de los hematomas. Era como si todos padecieran de insomnio ose estuvieran recuperando de una rotura de nariz, aunque sus narices, al igual que el resto desus facciones, eran rectas, perfectas, simétricas.Pero nada de eso era el motivo por el que no conseguía apartar la mirada. Y parecía que a Bella le sucedía lo mismo. Continué mirándolos porque sus rostros, tan diferentes y tan similares al mismo tiempo,eran de una belleza inhumana y devastadora. Eran rostros como nunca esperas ver, excepto talvez en las páginas retocadas de una revista de moda. O pintadas por un artista antiguo, comoel semblante de un ángel. Resultaba difícil decidir quién era más bello, tal vez la chica rubia perfecta o el joven de pelo dorado.

— ¿Quiénes son ésos?—pregunto Bella a la chica de la clase de Español, cuyo nombre se mehabía olvidado.
—Son Edward y Emmett Cullen, y Rosalie y Jasper Hale. La que se acaba de marcharse llama Alice Cullen; todos viven con el doctor Cullen y su esposa —me respondió con un hilo de voz. Miré de soslayo al chico guapo, que ahora contemplaba su bandeja mientras desmigajaba una rosquilla con sus largos y níveos dedos. Movía la boca muy deprisa, sin abrir apenas sus labios perfectos. Los otros tres continuaron con la mirada perdida, y, aun así, creíque hablaba en voz baja con ellos.¡Qué nombres tan raros y anticuados!, pensé.
Era la clase de nombres que teníannuestros abuelos, pero tal vez estuvieran de moda aquí, quizá fueran los nombres propios deun pueblo pequeño. Entonces recordé que mi vecina se llamaba Jessica, un nombreperfectamente normal. Había dos chicas con ese nombre en mi clase de Historia en Phoenix.

—Son... guapos. Me costó encontrar un término mesurado.

— ¡Ya te digo! —Jessica asintió mientras soltaba otra risita tonta.
—Pero están juntos.Me refiero a Emmett y Rosalie, Edward y Alice no al igual que Jasper son los solteros mas codiciados  de Forxs y viven juntos. Su voz resonó con toda la conmoción y reprobación de un pueblo pequeño, pero, paraser sincera, he de confesar que aquello daría pie a grandes cotilleos incluso en Phoenix.
— ¿Quiénes son los Cullen? —pregunté—. No parecen parientes...
—Claro que no. El doctor Cullen es muy joven, tendrá entre veinte y muchos y treinta ypocos. Todos son adoptados.  Los Hale, los rubios, son hermanos gemelos, y los Cullen son sufamilia de acogida. 
—Ahora sí, Jasper y Rosalie tienen dieciocho años, pero han vivido con la señoraCullen desde los ocho. Es su tía o algo parecido.
—Es muy generoso por parte de los Cullen cuidar de todos esos niños siendo tanjóvenes.—Supongo que sí —admitió Jessica muy a su pesar. Me dio la impresión de que, por algún motivo, el médico y su mujer no le caían bien. Por las miradas que lanzaba en direccióna sus hijos adoptivos, supuse que eran celos; luego, como si con eso disminuyera la bondad del matrimonio, agregó.
—Aunque tengo entendido que la señora Cullen no puede tener hijos. Dios como odiaba a esta tipo de chicas.

Mientras manteníamos esta conversación, Bella continuaba mandando miradas furtivas hacia su mesa , la toque. 
— Deja de mirarlos parces una acosadora  — le dije a Bella en voz baja.
— ¿Siempre han vivido en Forks? —pregunté. —No —dijo con una voz que daba a entender que tenía que ser obvio, incluso para una recién llegada como nosotras
—Se mudaron aquí hace dos años, vinieron desde algún lugar deAlaska.
— ¿Quién es el chico de pelo cobrizo? —pregunto Bella.
—Se llama Edward. Es guapísimo, por supuesto, pero no pierdas el tiempo con él. Nosale con nadie. Quizá ninguna de las chicas del instituto le parece lo bastante guapa —dijocon desdén, en una muestra clara de despecho. Me pregunté cuándo la habría rechazado.
— Rechazo — medio dije medio tosí. Ella me fulmino con la mirada. Me mordí el labio para ocultar una sonrisa. Seguí la mirada de Bella que estaba centrada en un chico de pelo castaño cobrizo con cara de amargado, me miro de soslayó y  volvió a fruncir el ceño. Sentí un punzada en mi cabeza , alguien estaba queriendo entrar, lo bloquee rápidamente. Entonces lo miré de nuevo. Había vuelto el rostro, pero me pareció ver estirada la piel de sus mejillas, como si también estuvierasonriendo. Los cuatro abandonaron la mesa al mismo tiempo, escasos minutos después. Todos semovían con mucha elegancia, incluso el forzudo. Me desconcertó verlos. El que respondía al nombre de Edward no me miró de nuevo tampoco el rubio.

Permanecí en la mesa con Jessica y sus amigas más tiempo del que me hubiera quedado de haber estado sola. No quería llegar tarde a mis clases el primer día. Le pregunte a Angela donde se encontraba el aula de Latín una asignatura de un curso superior pero como yo estaba un corso adelantado porque desde siempre había tenido esa materia en mi internado. Seguí las indicaciones que me dio Angela y después de unos minuto llegue a el aula.

The Black Swan© « JASPER HALE »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora