La Salvación

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Vi un estribo de duda en su mirada pero la mire con seguridad como diciéndole que yo me podía encargar. Fue demasiado tarde la agarraron y me agarraron por detrás, hice una llave y lo deje en el suelo con el brazo doblado y el quejándose de dolor. Súbitamente, unos faros aparecieron a la vuelta de la esquina. El coche casi atropello al gordo, obligándole a retroceder hacia la acera de un salto. Me lancé al medio de la carretera. Ese auto iba a pararse o tendría que atropellarme, pero, de forma totalmente inesperada, el coche plateado derrapó hasta detenerse con la puerta del copiloto abierta a menos de un metro.

—Entra —ordenó una voz furiosa

De el auto salio Edward y me dijo:

—No dejes que Jasper salga— le hice caso y en cuanto vi que salio lo agarre del brazo para que se subiera conmigo en la parte de atrás del Volvo.

—Ponte el cinturón de seguridad —me ordenó; entonces comprendí que me estaba aferrando al asiento con las dos manos.

Le obedecí rápidamente. El chasquido al enganchar el cinturón sonó con fuerza en la penumbra. Se desvió a la izquierda para avanzar a toda velocidad, saltándose varias señales de stop sin detenerse.Observe mis nudillo que estaban algo magullados por el golpe que le había propinado al ser despreciable ese hasta que una súbita mano apareció en mi campo de visión tomando la mía entre las suyas.

—Jessica y Angela se van a preocupar —murmuré—. Íbamos a reunirnos con ellas

— ¿Cómo sabías dónde...? —comenzo Bella , pero luego se limito a sacudir la cabeza. Oí abrirse la puerta y me giré para verle salir.

— ¿Qué haces?— dijo Bella

—Llevarte a cenar. —Sonrió levemente

— ¡Jess, Angela! —les grité, saludando con el brazo cuando se volvieron. Se apresuraron a regresar. El manifiesto alivio de sus rostros se convirtió en sorpresa cuando vieron quiénes estaban a mi lado. A unos metros de nosotros, vacilaron.

— ¿Dónde habéis estado ? —preguntó Jessica con suspicacia.

—Nos perdimos —admití con timidez—, y luego me encontré con Jasper y Edward. Les señalé con un gesto.

— ¿Os importaría que me uniera a vosotras? —preguntó con voz sedosa Edward

Por sus rostros estupefactos supe que él nunca antes había empleado a fondo sus talentos con ellas.

—Eh, sí, claro —musitó Jessica.

—De hecho —confesó Angela—Anna ,Bella lo cierto es que ya hemos cenado mientras te esperábamos... Perdonad.

—No pasa nada —me encogí de hombros—. No tengo hambre

—Yo tampoco —dijo Bella

—Creo que deberías comer algo —intervino Edward en voz baja, pero autoritaria.

—De acuerdo —Angela fue más rápida que Jessica—. Os vemos mañana Anna ,Jasper, Bella, Edward...Tomó la mano de Jessica y la arrastró hacia el coche, que pude ver un poco más lejos, aparcado en First Street. Cuando entraron, Jess se volvió y me saludó con la mano. Por su rostro supe que se moría de curiosidad. Le devolví el saludo. Me gire hacia Jasper y le dije

—No voy a comer a si que no insistas —

—Bien ,entonces te llevo a casa —me dijo tranquilo como si ya se esperara es contestación de mi parte.

— ¿Puedo hacerte sólo una pregunta? —imploré mientras aceleraba a toda velocidad por la calle desierta. No parecía prestar atención alguna a la carretera.

Suspiró.

—Una —aceptó. Frunció los labios, que se convirtieron en una línea llena de recelo.

—Bueno... Dijiste que sabías que no había entrado en la librería y que me había dirigidohacia el sur. Sólo me preguntaba cómo lo sabías.

Desvió la vista a propósito.

—Pensaba que habíamos pasado la etapa de las evasivas —refunfuñé.Casi sonrió.

—De acuerdo. Seguí tu olor —miraba a la carretera, lo cual me dio tiempo pararecobrar la compostura. No podía admitir que ésa fuera una respuesta aceptable, pero laclasifiqué cuidadosamente para estudiarla más adelante.

Aparté la vista del rostro de Jasper por primera vez en un intento de hallar las palabrasy vi el indicador de velocidad.

— ¡Dios santo! —grité—. ¡Ve más despacio!

— ¿Qué pasa? —se sobresaltó, pero el automóvil no desaceleró.

— ¡Vas a ciento sesenta! —seguí chillando

Elche una ojeada de pánico por la ventana, pero estaba demasiado oscuro para distinguirmucho. La carretera sólo era visible hasta donde alcanzaba la luz de los faros delanteros. Elbosque que flanqueaba ambos lados de la carretera parecía un muro negro, tan duro como unmuro de hierro si nos salíamos de la carretera a esa velocidad.

—Tranquilízate, Anna.

Puso los ojos en blanco sin reducir aún la velocidad.

— ¿Pretendes que nos matemos? —quise saber.

—No vamos a chocar.Intenté modular el volumen de mi voz al preguntar:

— ¿Por qué vamos tan deprisa?

—Siempre conduzco así —se volvió y me sonrió torciendo la boca.

— ¡No apartes la vista de la carretera!

—Nunca he tenido un accidente, Anna, ni siquiera me han puesto una multa —sonrió yse acarició varias veces la frente

—. A prueba de radares detectores de velocidad.

—Muy divertido —estaba que echaba chispas—. Charlie es policía, ¿recuerdas? Hecrecido respetando las leyes de tráfico. Además, si nos la pegamos contra el tronco de unárbol y nos convertimos en una galleta de Volvo, tendrás que regresar a pie.

—Probablemente —admitió con una fuerte aunque breve carcajada—, pero tú no —suspiró y vi con alivio que la aguja descendía gradualmente hasta los ciento veinte.

— ¿Satisfecha?

—Casi.

—Odio conducir despacio —musitó.

— ¿A esto le llamas despacio?

—Basta de criticar mi conducción

—A todo esto como van a regresar mi hermana y  don patán— pregunte

— Seguramente se tomen un taxi de vuelta o les escriba a alguno de mis hermanos para que lo vayan a buscar.

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The Black Swan© « JASPER HALE »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora