El secreto

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—•••—

Estábamos llegando cuando le solté de golpe:

—Se lo que eres , lo que sois —Bella lo descubrió — continué. El ante esto freno de golpe. Me tuve que agarrar del salpicadero ya que no me lo esperaba.

—De que estas hablando — se rio nerviosamente

—Vampiros — Eso es lo que sois — seguí

—Porque tu teoría es que somos vampiros.—Mierda y ahora como me justificaba sin que se supiera mi secreto. Pensé

—Me encontré con un viejo amigo de la familia... Jacob Black —proseguí—. Su padre y Charlie han sido amigos desde que Bella y yo eramos niñas.

—Su padre es uno de los ancianos de los quileute —lo examiné con atención. Una expresión helada sustituyó al desconcierto anterior—. Fueron a dar un paseo con Bella —, y Bella me conto lo que Jacob le había dicho —vacilé—. Me contó una...

—Continúa.

—... sobre vampiros.

En ese instante me di cuenta de que hablaba en susurros. Ahora no le podía ver la cara,pero sí los nudillos tensos, convulsos, de las manos en el volante.

— ¿E inmediatamente te acordaste de mí?Seguía tranquilo.

—No. Jacob mencionó a tu familia.Permaneció en silencio, sin perder de vista la carretera. De repente, me alarmé,preocupada por proteger a Jacob.

—Seguramente Bella le haya coqueteado para que se lo contara el nunca se imagino que podría créeselo. — Le dije con mas seguridad.

— ¿Qué hiciste entonces? —preguntó un minuto después.

—Busqué en Internet.— Mentí

—¿Y eso te convenció? —su voz apenas parecía interesada, pero sus manos aferraban con fuerza el volante.

—No. Nada encajaba. La mayoría eran tonterías, y entonces. .. —me detuve.

— ¿Qué?

—Decidí que no importaba —susurré

— ¡¿Que no importaba?! —el tono de su voz me hizo alzar los ojos. La máscara tancuidadosamente urdida se había roto finalmente. Tenía cara de incredulidad, con un leve estribo de la rabia que yo temía.

—No —dije suavemente—. No me importa lo que seas.

— ¿No te importa que sea un monstruo? —su voz reflejó una nota severa y burlona

— ¿Que no sea humano?

—No.

Se calló y volvió a mirar al frente. Su rostro era oscuro y gélido.

—Te has enfadado —suspiré—. No debería haberte dicho nada.

—No —dijo con un tono tan severo como la expresión de su cara—. Prefiero saber qué piensas, incluso cuando lo que pienses sea una locura.

—Así que, ¿me equivoco otra vez? —le desafié.

—No me refiero a eso. «No importaba» —me citó, apretando los dientes.

— ¿Estoy en lo cierto? —contesté con un respingo.

— ¿Importa?Respiré hondo.

—En realidad, no —hice una pausa—. Siento curiosidad.Al menos, mi voz sonaba tranquila. De repente, se resignó.

The Black Swan© « JASPER HALE »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora