Parte 6 😻

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Tercera persona

Desde entonces Jack siempre apoyó a Hipo en las situaciones difíciles. Cuando Hipo volvía deprimido de la escuela, Jack siempre lograba animarle el día con sus juegos y travesuras. En el colegio se le notaba más animado, Astrid estaba sorprendida por este cambio. A veces jugaban hasta muy tarde o Hipo sacaba al chico al parque, aunque la mayoría de las veces se avergonzara por la actitud animal de este... literalmente. Se dio cuenta que hasta sin las garras era excelente escalando y saltando de árbol en árbol. Hipo le enseñó a correr, le resultó muy fácil, y como Hipo era algo... lento, el otro ya lo alcanzaba fácilmente. Varias veces jugaban al pillarse, a la escondida o cosas por el estilo. Era una dedicación para Hipo... era una cura a todos sus problemas. No importa si lo golpeaban en el colegio, Jack siempre lograba hacerlo reír con sus comentarios asesinos  como "a la hora en que los pille, van a ver"  mientras apretaba el puño o cosas así.  Por otro lado Hipo era una salvación para Jack, era un pequeño ángel que lo sacó de su perdición un día cualquiera abandonado en la calle, ahí apareció ese milagro de ojos verdes para salvarlo. 

Hipo lloraba por Astrid, la que lo rechazó. A Jack le dolía mucho, por eso siempre le obsequiaba un abrazo hasta que dejaba de llorar y así fue, dejó de llorar. Ya ni siquiera Astrid ocupaba tanto espacio en su corazón y mente como aquel pequeño minino. Por las noches de calor Jack no tenía ningún problema en dormir en el suelo, al contrario, le producía frescura e Hipo lo comprobó, desde entonces también duerme en el suelo cuando el calor es insoportable. Como un gran fanático de la limpieza, antes Hipo se habría negado rotundamente esa idea, pero últimamente nada tenía sentido. Por las noches de frío ambos dormían abrazados en la cama, dándose calor mutuamente. ¡Hubieran visto la cara de estoico la primera vez que presenció esa escena! Sin embargo su nivel de tolerancia llegaba hasta las estrellas y prefirió no meterse. 

Sí, Jack se había enamorado del pequeño-gran Hipo y este... bueno, él ya estaba en la séptima nube, se sonrojaba cuando dormían juntos, le encantaba el olor a Jack. Más bien, le encantaba Jack. Aunque eso sintiera en el corazón, su mente aun lo procesaba, aun no sabía cuál era ese sentimiento tan poderoso que yacía dentro suyo y no se iba. 

Pero bueno, al parecer Jack no volvía a su forma original, investigaron mucho sobre el tema y no encontraron absolutamente nada. Como no sabían muy bien qué hacer,  Estoico llevó a Jack a servicios sociales y después de pensarlo mucho, pidió la custodia. Resultaba que el alvino, extrañamente, no estaba ni en el registro civil. Lo había consultado con Hipo, si querían mantener a un miembro más en la familia, los estudios universitarios planeados para el castaño tenían que esperar un tiempo y a penas cumpliera la mayoría de edad, tendría que trabajar.

Se programó un juicio por la custodia para futuro. Pero esta programación no llegó a absolutamente nada y no volvieron a contactase con Estoico.  Lo único que le pudieron otorgar fue una beca para el colegio que estudiaba Hipo, lo cual hizo a este inmensamente feliz.

Hipo estaba preparando su mochila y la de Jack mientras este saltaba de alegría por toda la habitación.

-¡Voy a ir a la escuela como tu! -exclamaba una y otra vez.

-Si que estas emocionado -rió el otro.

-¡Mucho! Además voy a poder estar contigo -Jack ronroneó, abrazándole e Hipo se sonrojó. Fueron al colegio caminando. 

Una vez adentro, Jack se dirigió donde el director e Hipo a su sala. Como los últimos días Hipo se sentó solo en su banca para dos, llegó la profesora y antes de poder comenzar la clase entró el director para dar un anuncio. Como lo había espera Hipo, era la bienvenida de Jack.

-Hola, soy Jack frost- Pitch se sorprendió con el chico, ya que recordaba bien que Hipo lo había dibujado en su libreta- espero llevarnos bien.

-Bien Jack, siéntate donde prefieras - dijo la profesora y sin dudarlo Jack se sentó al lado de Hipo. Astrid no se sentaba allí ya más.

-¿Cómo estuve?- le susurró.

-excelente -respondió Hipo con una sonrisa- ¿por qué te pusieron en un curso menor a tu edad?

-Al parecer no tengo los conocimientos suficientes para estar en el que debo -dijo triste e Hipo se rió.

-¡Por supuesto, eras un gato!

Ambos rieron y la profesora les regañó. En el recreo Hipo le enseñó la escuela a Jack, quien estaba maravillado con tanta gente, canchas y árboles. Incluso se había subido a uno de estos mientras Hipo dibujaba debajo.

-¿Qué dibujas?- preguntó Jack poniéndose de cabeza colgado de una rama.

-¡N-nada! -Hipo rápidamente escondió el cuaderno.

-Vaya, vaya- Pitch llegó caminando lentamente y mirándolos a ambos con superioridad- ¿qué tenemos aquí? -le quitó el cuaderno a Hipo- ¿eh? ¡Ja, no lo puedo creer! ¿en serio, Hipo?- Pitch le mostró a los dos chicos el dibujo de Hipo y este se sonrojó a más no poder ocultando su cara en sus manos. Jack se quedó perplejo un pequeño sonrojo apareció en sus mejillas. Hipo lo había dibujado de perfil con millones de corazones a su alrededor- No puedo creer que pienses que alguien puede llegar a quererte. Inútil  y además, maricón.

-¿Y a ti? -respondió Jack, aterrizando del árbol y caminando hacia el pelinegro- ¿crees que alguien te va a querer si sigues con esa ridícula actitud? Para que sepas, Hipo tiene cien veces más posibilidades de ser querido que tu -agarró al chico de la cintura, levantándolo del suelo- él siempre tendrá a alguien a su lado -le besa en la mejilla e Hipo se sonroja muchísimo- y ese alguien soy yo -afirma decidido- así que si no tienes nada más que decir te puedes largar.

Pitch miró a Jack con muy mala cara y se fue sin decir palabra alguna, dejando la libreta en el suelo. Mientras tanto el castaño miraba a Jack con los ojos abiertos como platos y con un sonrojo que no se lo sacaba ni Dios.

-G-gracias -tartamudeó nervioso.

-De nada. Por cierto....- hizo una pausa, sonriendole con cariño- me encantó el dibujo.

-Yo... -Hipo hizo una pausa. Pensó en retractarse, pero... quería decirle lo que realmente sentía- te quiero -dijo rápido y cubrió su cara con las manos. El albino se separó para recoger la libreta y se la ofreció con las manos a Hipo. Cuando la iba a agarrar, Jack movió su mano y le dio un beso en los labios.

-Yo también te quiero- el sonrojo de Hipo disminuyó un poco y fue reemplazado por una enorme sonrisa. Jack lo volvió a besar, y esta vez fue totalmente correspondido.

 Jack lo volvió a besar, y esta vez fue totalmente correspondido

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LLEGAMOS AL FIN 😍😍

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