B e n j a m í n
—¿Por qué te demoraste tan poco? —le pregunté decaído cuando la vi llegar a la plaza que quedamos de juntarnos. Se encogió de hombros.
—Creo que no quiere hablar —suspiró y luego se recompuso —. Pero mira, tengo a tu gatito.
La Bárbara me extendió al Killua y lo acerqué a mi pecho, su cabeza logró llegar casi a mi nariz y pude sentir el olor de la pieza de la Antonia impregnado en su pelaje. Suspiré en silencio y lo apreté hacia mi cuerpo en una necesitada caricia. Él se estremeció bajo mi tacto.
Extrañó a papi zoldyck.
Obvio que sí.
De repente mis ojos se aguaron. No he logrado dejar de pensar en ella. Miré hacia otro lado para ocultarme de la Bárbara pero sus ojos siguieron atentamente mi cara. Di un respingo.
—¿Estás bien?
Uff sí. Claro que sí.
Rodé los ojos internamente. La pregunta más inteligente que me han hecho.
—Sí, tranqui. Gracias por todo —acomodé al Killua en mi mochila bien y me monté en mi cleta —¿Vas a la gala mañana?
—Sí.
—Nos vemos entonces —besé suavemente su mejilla y me fui.
Ella ha estado siendo demasiado buena persona conmigo en los últimos días. Pareciera ser la única persona que logró ponerse en mi lugar. Aparte del Tomi, obvio.
La música en mis oídos llegó a una canción en especial. Aromo Amarillo se logra percibir desde los auriculares. Recordé a la Antonia tarareando la canción durante semanas.
¿Qué nos pasó? Era todo tan perfecto y simple.
Cuando llegué a mi casa me bajé con cuidado de no incordiar a mi gato y nos movilicé hasta mi pieza. Pasé de buscar a mis viejos. Nunca he sido el tipo de hijo que verbaliza sus problemas, o su vida misma en sí.
Entre otras cosas, por suerte, y con muchas dificultades, logré salir de cuarto. Y la verdad es que no podía importarme menos. No sé qué quiero estudiar y lo más probable es que me tome el año.
¿Es a lo máximo que puede aspirar un hueón penca como yo, verdad?
Me tiré a la cama boca arriba con ambos brazos flexionados bajo mi cabeza. Esta vez sí que la cagué y metí la pata hasta el fondo. Y justo cuando nuestra relación estaba siendo como yo quería que fuera.
Le rompí el corazón a la persona que, ahora mismo, era la que más me importaba. La persona que me costó ganar su confianza y que es más fría que un hielo. Mi güatita se apretó de solo pensar en lo defraudada que se debe estar sintiendo.
Y todo por mi culpa.
Una lágrima traicionera se fugó de mi ojo y terminó en mi oído debido a la posición. Me reconforta pensar en que me enamoré tanto de la Antonia que estoy seguro de que no podría querer tanto a alguien como la quiero a ella.
Recuerdo la primera sonrisa que me regaló. O mejor, recuerdo las veces en que me ignoraba o se enojaba por cualquier cosa que le dijera. Suena tóxico, pero estaba demasiado lejos de serlo. Por la chucha, como extraño verla fruncir el ceño o encogerse de hombros.
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a otra cosa, mariposa
Teen Fiction- Yo te doy lo que tú quieras báilame en el tubo, suaaaave -. Susurró en mi oído, conchetumare me dió un suponcio. Mis caderas se movían al ritmo de la música y sus manos retenían firme mi cintura, no importaba lo hacinados que estábamos en el carr...