V a l e n t i n a
—Vaaale —escuché un grito desde afuera de mi casa.
Pesqué mi mochila y le dí un beso rápido a mi mamá y a mi hermana en forma de despedirme.
—Está llegando cada vez más temprano este niñito —dijo mi mami refiriéndose al Tomás que últimamente me ha estado viniendo a buscar para llegar juntos —. Me gusta.
No sabe na que vay a volarte.
Silencio pecadora, aquí no hacemos eso.
—Ya, las amo. Nos vemos en la noche.
Cuando salí me di cuenta de que está haciendo un frío de la perra y que probablemente debí elegir ir con buzo al liceo. Weona po.
A penas vi la carita de mi bebé me lancé a sus brazos y deposité un beso en su mejilla. Sus lentes se bajaron hasta su tabique ya que tuvo que agachar la cabeza para que pudiera alcanzarlo, con mi dedo índice los ayudé a volver a su lugar.
—Gracias —se sonrojó un poco. Sé que le da un poco de vergüenza usar lentes —. ¿Vamos?
—Síp.
Nos tomamos de la mano y nuestro camino hacia el liceo dió inicio. Durante lo que duró el trayecto nos fuimos riendo y copuchando hueas. Y admito que adoro pasar todo el tiempo del mundo con él.
Al principio, fue extraño ya que yo sé lo mucho que estaba enganchado de su expolola y tengo que aceptar que hasta ahora para mí es una gran inseguridad que sólo me esté usando para olvidarla.
Pero también están esos momentos en que uno se da cuenta de que ese algo es especial, por la forma en que me habla, sus sonrisas, sus mimos, las miradas cómplices que logran reemplazar cualquier palabra, y en fin todos esos detalles.
Me gusta el Tomás, me encanta y es una persona maravillosa por dónde se le mire. Es perfecto para mí, yo lo sé, y pienso poner todo mi corazón para que esto funcione. Lo quiero a él.
—Oye, ¿hablaste con la Anto? —imaginé a mi bebé diciendo que odia que la llamen así. La amo.
—¿Sobre qué?
—Lo que hablamos anoche por llamada po pava —su brazo se deslizó por mi cintura y me acercó más a él. Aunque el metro ya nos tenía hacinados dentro.
—Ah, no. Pero te dije que no tiene que preocuparse —me miró inseguro —. La Antonia siempre apaga su teléfono para no hablar con nadie.
—Pucha, si tú lo dices. Te creo —y depositó un besito en mi nariz.
Cuando salimos del metro estaba todo el grupo esperándonos — o sea el seba, la ju, la barbi y su amiga, el benja y el joaco un amigo de los cabros que nos cae bien — para irnos a nuestro pasaje fav para fumar.
—¿Nos vamos? —pregunté después de saludar a cada uno.
—¿Y la Antonia? —preguntó la Bárbara. Pero nadie respondió nada y el Benja agachó la cabeza así que no pude fijarme en su expresión.
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a otra cosa, mariposa
Fiksi Remaja- Yo te doy lo que tú quieras báilame en el tubo, suaaaave -. Susurró en mi oído, conchetumare me dió un suponcio. Mis caderas se movían al ritmo de la música y sus manos retenían firme mi cintura, no importaba lo hacinados que estábamos en el carr...