—Y weón, no sabis lo triste que fue. Casi me traumo —. Comentó el Diego ladeando la cabeza.
—Me lo imagino po, siglo XXI y aún utilizamos a los animalitos a diestra y siniestra.
—Antonia hubierai visto a ese bebé, tenía marcas de electroshock por todas partes —. Hizo un puchero —. Rechacé altoque esa weá cuando lo ofrecieron.
—Viste que algo logré enseñarte.
—Me enseñaste muchas cosas.
El Diego había vuelto de sus vacaciones de invierno en República Dominicana, y a penas le respondí los mensajes llegó pa acá morenito y con un montón de weas pa contarme. No les digo yo que parece una vieja culiá.
—¿Qué vai a hacer hoy? — Me preguntó y lo observé obvia.
—¿No estay viendo? — Señalé la escoba con la que trapeaba el piso del living.
—¿Me invitai a almorzar?
—Si te gustan los fideos pelaos —. Me encogí de hombros.
—Apruebo —. Sonrió.
—¿Cómo te ha ido con la niña?
—Bien. Ya me ama.
—Mira tú. Me alegro.
—Eso sí, te quiere conocer.
—¿A mí? — Asintió.
—Disque quiere conocer a las personas que me importan.
—Será po —. Me encogí de hombros —. Cuando querai po rey.
—Pa mi cumpleaños, ¿qué me decí?
—Verdad que eris virgo conchetumare. Bueno.
—Pienso en una once piola no más en la casa.
—¿Dónde queda el copete en esa oración? — Me confundí.
—Algo piola nunca termina siendo algo piola contigo Antonia.
—Ya me conoces.
—¿Y el Lucas? — Preguntó asomando la cabeza por la puerta ya que se encuentra afuera.
—Debe estar durmiendo, creo.
—Dile que se levante po. Ya van a ser las tres.
—Pon música, ahí se levanta altiro —. Aconsejé —. No puedo creer que te emocione hablar más con mi hermano chico que conmigo.
—Prioridades —. Sentenció —. ¿Dónde está tu celu?
—Aquí —. Le dije señalando el bolsillo trasero de mi pantalón para que lo sacara.
—¿Tenis el mismo pin?
—Sip, así es.
—¿Qué pongo?
—Algo que no le guste al enano —. Me paré a pensar —. Die Antwoord.
—La wea esotérica.
Se comenzó a reproducir Strunk que es una de las canciones menos pesadas del dúo y, debo admitir que, una de las que más me gustan. Pero se detuvo, ¿quién osa a detener mi musiquita?
—Te están llamando —. Avisó el Diego.
—Corta po.
—Yap —. La canción volvió reproducirse.
—¿Quién era? —Le pregunté saliendo al patio pa que se secara el piso.
—Benjamín —. Respondió y bufé.
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a otra cosa, mariposa
Teen Fiction- Yo te doy lo que tú quieras báilame en el tubo, suaaaave -. Susurró en mi oído, conchetumare me dió un suponcio. Mis caderas se movían al ritmo de la música y sus manos retenían firme mi cintura, no importaba lo hacinados que estábamos en el carr...