Capítulo 18

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Martín Pradenas y Carlos Arias violadores culiaos.

***

Weona sí voy a ir, te lo prometo —rodé los ojos aunque sé que no me está mirando, ¿por qué tiene que ser tan hinchapelotas?

Ya pero párate po pa creerte. Desde aquí escucho que estai viendo Rick y Morty con el Lucas —apagué la tele y le señalé que no hablara a mi hermano. Es adivina la culiá —. No apaguí la tele aweoná. Ya, bañate luego en media hora llego a tu casa. Media hora Antonia.

Ni siquiera me dejó responder ya que cortó de una.

—¿Uno más? —preguntó mi hermano.

—Síp —afirmé.

—Anto —me llamó

—¿Qué pasa realmente por tu mente delincuente? —me reí mientras seleccionaba otro capítulo de mis monitos.

—¿No extrañai a la mamá? —se me congeló el clítoris, me cargan estas preguntas.

— Obvio, ¿por qué?

— No sé, tú eris como mi mamá —se acercó para apoyar su cabeza en mi hombro.

— Pero tú sabí que no lo soy.

—Cierto, eris muy weona pa ser mamá —se rió —. Creo que la necesito. ¿Nos quiere?

—Te ama muchísimo, ya te lo he dicho —apreté sus mejillas.

—¿Y por qué no está aquí? —puso puchero. Pucha oh.

— Las personas a veces necesitan distancia —me encogí de hombros —. Aunque a veces se les pasa la mano con el tiempo, supongo que más adelante lo vay a entender mejor.

— No quiero crecer —me reí.

— No se trata de querer.

— Los grandes lloran mucho, siempre tienen pena. Lo he notado.

— Sí. Pero también hay muchas cosas buenas.

—¿Cómo qué?

—Ay no sé. Tú lo tení que vivir po, sabis que no cacho cómo aconsejar —lo abracé fuerte —. Lo único que puedo decir es que está bien tener miedo, y que pase lo que pase nunca nos vamos a separar, ¿vale?

—Te amo —por su mejilla bajaron unas pocas lágrimas e intensificó su agarre en mi cintura.

—¿Más que al Fornite? —lo miré y sonrió. Negó con la cabeza —. Chupala.

—Sácala —puso cara de asco.

—No tení.

—¿La hay visto? —negó otra vez.

—Cállate ordinaria culiá.

Iba a contestar ya que me había sacado la lengua el patuo pero me tuve que detener ya que un gritó interrumpió nuestro juego.

—AAAAANTO —. Por la cresta la Vale.

¿Dónde van?

—A carretear. Creo —me encogí de hombros. Corrí a la ducha —. Ábrele. Dile que se acabó el gas por eso me estoy bañando.

Me saqué el pijama modo ultra flash y me miré en el espejo. Me veo como el reverendo pene. Tras entrar en la ducha abrí el chorro y escuché como alguien más entraba en el baño.

—Dónde estái weona da la cara por la chucha, son las 8 y le dije al Seba que nos juntemos a las 10 —bufó —. Más encima que vo te demoras un siglo en arreglarte. Que me cais mal Antonia por algo te avisé con tiempo desgraciá.

a otra cosa, mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora